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Megacausa de La Rioja
Los grandes ausentes
Foto: Germán Kammarath y un pasado tan oscuro como su presente.
El ahora retirado general César Milani y el ex funcionario menemista Germán Kammerath podrían ser citados en la megacausa por delitos de lesa humanidad que se tramita en los tribunales de La Rioja.
Publicada el en Crónicas

No todos los evidentes represores y los cómplices necesarios de la dictadura, están incluidos en el megajuicio que se realiza en La Rioja. Se trata de militares y civiles, que con la materia prima de la impunidad lograron carreras castrenses y alcanzaron cargos relevantes en la democracia. Empero alguno de ellos ya fue mencionado en conmovedor testimonio y no se descarta que en la audiencia oral y pública, otros nombres se coloquen sobre el tapete, por su participación en el terrorismo de Estado.

Graciela Ledo, hermana de Alberto Ledo, el soldado conscripto riojano desaparecido en Tucumán, asistió a la secuencia del 11 de setiembre, y en su facebook trasmitió partes de la declaración de Álvaro Yopo Illanes: “Milani venía a la cárcel en un Fiat 128 rojo, le decíamos el auto cheto, y siempre sacaban a un compañero de la celda, más claro ponele agua (…)”. La relación de hechos, quedó implícita. Cuando oficiales del Área 314 llegaban al penal, se reiniciaban los interrogatorios y torturas, en la zona de galpones.

César Milani no niega que prestó servicios en La Rioja. Lo que alega es que por su juventud y rango no tuvo información y actividad en la represión. Para ser más preciso, suponía que el batallón de ingenieros 141, se dedicaba a construir y reparar caminos. La ruin excusa está demolida por la palabra de Alberto Olivera, Plutarco y Oscar Schaller y Álvaro Illanes, que ubican a Milani como miembro de los nefastos grupos de tareas.

Yopo Illanes tenía menos edad que Milani cuando lo capturaron en la plaza principal de la ciudad de Chilecito, el 24 de marzo de 1976. Padeció el tormento de golpes y picana eléctrica. Resistió un intento de violación. El 11 de setiembre denunció a victimarios. De Milani enfatizó: “él es el responsable de las desapariciones del flaco Ledo, Adrián Roberto Díaz Romero y César Antonio Minué”.

El expediente judicial del caso Ledo parece congelado en la Justicia Federal, con oficinas en Tucumán. Entre los folios palpita el acta firmada por Milani, que da cuenta de la deserción del soldado riojano, con el absurdo cargo de llevarse uniforme y utensilios de fajina. Por otra vía, el ahora teniente general retirado Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, tendrá que demostrar que su fortuna no encuadra en el enriquecimiento ilícito.

En el megajuicio de La Rioja, el único civil procesado es el ex juez Roberto Catalán. Sin embargo, hay personajes de la misma condición que bien podrían caminar por la cornisa de la imputación, si la causa se irradia a investigaciones complementarias. Uno de ellos es Germán Kammerath Gordillo (h).

Es muy posible que en una de las tantas cuevas de espías que funcionaron en la provincia del Noroeste, Milani y Kammerath hicieran buenas migas, al compartir la vocación de cazadores de brujas. Uno con uniforme, el otro con precocidad de estudiante del Colegio Nacional, que se paseaba con oficiales del Área 314 por las aulas del establecimiento, con fines intimidatorios, en ausencia del apresado rector y perseguidos profesores.

La obscena ostentación de influencias, consolidan la sospecha de que el rechoncho Kammerath habría colaborado en la confección de listas negras, que incluyeron a varios docentes y compañeros de estudio. Las siniestras nóminas se publicaron desde 1974 en el periódico El Sol, cloaca de la inteligencia represora. En una de ellas figuró Alberto Ledo, marcado para lo que sería la condena de desaparición, por la que está acusado Milani.

Kammerath fue retribuido por su aporte a la dictadura, que lo nombró corresponsal en Buenos Aires del diario El Independiente, invadido a mano armada en la noche del 23 de marzo de 1976. En el campo universitario recibió tarjeta de expulsión por fraguar notas de exámenes. En la arena política anidó en la Unión de Centro Democrático, de Álvaro Alsogaray, con el gusto de ser orador juvenil en el acto efectuado en el Luna Park, en 1979, en homenaje al golpista Isaac Rojas: “Aquí vemos a los protagonistas de 1955 como a nuestros más modernos próceres. A los argentinos nos ha quedado prendida en el corazón la gesta histórica del 16 de setiembre”, exaltó Kammerath, premiado como “joven brillante” por el genocida Jorge Rafael Videla.

Con el menemismo en el poder, se coló en el funcionariado hasta llegar a secretario de Comunicaciones, con escasa gloria y merecidas denuncias penales. Pero en la piel de Kammerath no hacen mella reveses. La mayoría del voto popular lo consagró intendente de la ciudad de Córdoba, para cumplir un mandato de triste recuerdo, el peor en la historia de la Docta. Por allí parece que habita, en mansión opulenta. Quizá, a la corta o a la larga, reciba noticias de un megajuicio, con su nombre a pronunciarse.

Guillermo Alfieri
- Periodista -