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De la Sota ahora busca presidir el justicialismo nacional
El Candidato del apocalipsis
Por | Fotografía: Telam
Foto: De la Sota perdió con Massa y con Macri. Ahora busca convertirse en el presidente del peronismo nacional.
Pese a haber perdido la mitad de los votos que obtuvo como precandidato presidencial a manos de Macri, el gobernador saliente de Córdoba apuesta al triunfo de Cambiemos para posicionarse como líder del peronismo opositor. ¿Qué hará Schiaretti?
Publicada el en Crónicas

Más allá de la apabullante victoria de Mauricio Macri en Córdoba, que dio cuenta de la actual incapacidad de José Manuel De la Sota para direccionar el voto que tantas veces lo acompañó, su derrota es la excusa perfecta para intentar que aquellos votantes que optaron por su candidatura en las PASO y pasaron por alto su “sugerencia” en las elecciones generales no migren hacia otros liderazgos. Los números indican que, en la provincia, Mauricio Macri obtuvo 678 mil votos más con respecto a las PASO. De la Sota había obtenido 635 mil. La ínfima variación en la performance electoral de Massa y Scioli en comparación al candidato de Cambiemos demuestra que casi la mitad de los votos del cordobés fueron a parar al porteño.

El domingo por la noche, Mauricio Macri llamó a Juan Schiaretti. Pese a compartir espacios y ser parte de un mismo esquema de acumulación política durante la última década, el gobernador electo no está ideológicamente tan ligado a José Manuel De la Sota como el grueso del electorado tiende a suponer. Hay un puñado de gestos cruzados entre el sciolismo y el peronismo más afín al “Gringo” que los acercaron en momentos cruciales de la campaña. En Cambiemos lo saben y el Jefe de Gobierno porteño le envió un mensaje que mezcló pedido y advertencia. Le solicitó que evite pronunciarse con respecto al 22 de noviembre. El gobernador electo deberá resolver el zigzagueo en pos de no arriesgar las futuras relaciones entre la provincia y la nación ante la posibilidad de un triunfo PRO. Aunque nadie asegura que los argentinos debemos imaginar a un Schiaretti mudo (Ver http://revistaelsur.com.ar/nota/120/Y-ahora-Juan). El día en que el espacio UNA planteó su primera discusión en torno al balotaje, Schiaretti planificaba su viaje a Colombia.

Entre los rumores que indican que De la Sota podría haber digitado a ciertos sectores de su electorado para crear el escenario que lo vuelva a ubicar en un rol protagónico, surge nuevamente el fantasma de una operación muy similar a la que siempre señala Olga Riutort con respecto al acuerdo histórico entre el Intendente Ramón Mestre y el Gobernador. Dividir para conservar el poder. En este caso, lo que buscaría De la Sota es la posibilidad de disputarlo en el escenario nacional, donde decidió jugar a fondo luego de sus tres gestiones en la provincia.

El documento con perfil de pliego de condiciones que los referentes de UNA presentaron en su primera expresión conjunta de cara al balotaje, Sergio Massa dijo estar junto al “mejor peronista del país”. De la Sota ya había anticipado que saldría en su motor home a “reconstruir el peronismo”. Esa frase, expresada desde el mismo bunker de campaña en la noche de la elección, dejó al descubierto parte del plan del gobernador y su espacio.

Pero la reconstrucción del peronismo no podría pensarse sin imaginar un estallido previo. Con todos los gobernadores peronistas encolumnados detrás de la candidatura de Daniel Scioli, lo único que podría ocasionar ese estallido sería una derrota electoral. Caso contrario, el bonaerense se convertiría, además de presidente, en el líder del justicialismo nacional. De la Sota imagina otro escenario: apuesta decididamente al “fin del kirchnerismo” a través de la caída política de Scioli a manos de Macri. Sólo un triunfo de Cambiemos potenciaría su aspiración a convertirse en el jefe del peronismo nacional, apadrinado por Massa.

El plan de De la Sota prevé el fracaso de Macri en la Casa Rosada. Condicionado, sin mayoría propia en el Congreso, a De la Sota le conviene que gane el candidato con menos chances de llevar adelante un gobierno exitoso. Y es sabido lo difícil que es gobernar el país con el peronismo en contra. Por eso, en la disputa de modelos que se pone en juego en la segunda vuelta electoral, De la Sota jugará decididamente para que el candidato triunfante sea el que lleve adelante la política más regresiva, con la ilusión de que su gobierno termine naufragando en una crisis que reclame la vuelta del peronismo, que él se imagina conduciendo. Una apuesta maquiavélica a mediano plazo que lo volvería a instalar en el escenario nacional.

Su problema –y el de Massa- es que muchos de los votantes de UNA no parecen dispuestos a sacrificar las innegables conquistas sociales de la última década para potenciar a sus candidatos en una interna peronista abierta y feroz. Fueron votantes leales a Massa, que resistieron la polarización a pesar de saber que salían terceros, y no serían pocos los que piensan que, obligados a elegir entre dos candidatos, Scioli es el mal menor y el país está por encima de la disputa de sus dirigentes y la ambición política de De la Sota.

César Martín Pucheta
- Periodista -