Foto: Miguel Rohrer, comprometido por las escuchas de ex agentes de la SIDE.
Las escuchas a un agente de la ex SIDE contradicen la coartada de Miguel Rohrer, que dijo haber estado en su casa de Buenos Aires la noche del crimen de Nora Dalmasso. Informes de la empresa telefónica indicarían que estuvo en Río Cuarto. El testimonio de dos policías podría ser la clave del encubrimiento.
Las escuchas de la Justicia Federal a un ex agente de la SIDE incorporadas esta semana al expediente que contiene la investigación del crimen de Nora Dalmasso podrían ser la llave para reabrir la causa, aletargada desde hace años por la inacción de su último fiscal, Javier Di Santo, cuyo último acto procesal fue ordenar un juego de fotocopias para los querellantes. El vuelco que podría tener la investigación reabriría una de las hipótesis más fuertes que tuvo la investigación desde su origen: la del móvil económico, que ubicaría en el centro de las sospechas al viudo Marcelo Macarrón, su vocero Daniel Lacase y el empresario cerealero Miguel Rohrer, alias “el francés”. Uno de los primeros pedidos del agente de la SIDE José Martínez Luque a su colaborador “Mecha” fue que investigara la situación económica de Rohrer y la ubicación de su teléfono celular el fin de semana que asesinaron a Nora Dalmasso. Apenas consiguió el dato –facilitado por la empresa CTI-, Martínez Luque se comunicó con Amílkar Farías:
- Escuchame, te molesto para avisarte que tengo el tema de las sábanas del teléfono que me habías dicho.
- Perfecto
- Este… ¿qué te iba a decir? Bueno, esté, ahí lo tengo para pasártelo porque la verdad que a mí no me sirve para nada, pero la ubicación que daba de este tipo es una celda que se llama La Delfina, es un campo cerca de Río Cuarto, al sur de Córdoba.
- Bien, bien, es de Río Cuarto, perfecto.
- Depende de la zona, te marca antena La Carlota, te marca Río Cuarto, yo te lo tengo ahí para que lo leas vos bien. Ahí voy a la oficina y te lo alcanzo en un rato.
Con el dato confirmado, Martínez Luque se comunica con el jefe de la SIDE-Córdoba, Javier Banchs. “Ahí conseguí el tema de las agendas de los contactos de esta chiquita de Río Cuarto”, le dice. Banchs le recuerda que todo lo obtenido por la SIDE tiene que ser formalmente pedido después por el fiscal de la causa, para que tenga valor probatorio. “Más que para tener una referencia para saber que eso pasó así, después para poder transformarlo en elemento de prueba tenés que manejarte de otra manera totalmente distinta, porque lo nuestro no sirve para nada” (sic), le advierte Banchs. Martínez Luque toma debida nota de la recomendación de su jefe y llama a Amilkar Farías que, para su sorpresa, le informa que Rohrer está declarando en ese momento en la Unidad Regional N° 9 de la Policía de la Provincia:
- Le están tomando (declaración) a Rohrer. Félix, Ariel y el fiscal, nadie más.
- Che, ¿y por qué hicieron esa jugada que no aparece?-, le recrimina Martínez Luque.
- (El comisario Rafael) Sosa medio que nos tiró una boludez así, pero justo llega Félix y siente atrás de él, está entrando y siente atrás de él una voz que dice “soy Miguel Rohrer y vengo a declarar”. Ahí no más lo agarró Félix, lo llamó al fiscal, están en la unidad judicial declarando en este momento y está tomando la declaración Félix con Ariel, en presencia del fiscal.
- Que lo lleve tranquilo. Que le dé masa, ¿eh? Que lo tenés varias veces a este, ¿eh?
- Sí, sí, está ahí, lo tenemos.
- Bueno, negro, un abrazo, chau
Terminada la declaración del “francés” –que dijo haber estado en Buenos Aires la noche del crimen-, Martínez Luque vuelve a llamar a Farías:
- ¿Cómo le fue?
- El tipo tiene una coartada muy plantada, yo ya te la voy a comentar después más detalladamente, pero él dice que estuvo en la casa básicamente, que se quedó a dormir.
- ¿En cuál?
- En la de Buenos Aires
- En Buenos Aires. Pero ahora escuchate ésta: viene Avila, que yo te comenté algo…
- Sí
- Y el “carpincho” López, que es el otro que está ahí con el tema de las escuchas telefónicas, con el tema de las técnicas de manejo de las antenas.
- Te acordás que nosotros, en base a la información que vos amablemente nos conseguiste…
- Sí
- …en la cual confiamos plenamente, cuadrangulamos de que Araujo estuvo en Casique Quebrado (sic) ese día (NdelaR: haría alusión a “Cacique Bravo”, el campo que Rohrer tiene en Las Acequias).
- Sí.
- Bueno, ellos traen hoy, ayer se plantaron y dicen que el tiempo real no es lo mismo que el tiempo histórico, que pin que flauta, que eso no se puede saber por celdas bla, bla, bla. Nosotros dijimos tenemos la información, es más, le digo, la empresa la avala (…) Ahí aparece el “carpincho” López con un informe que lo pasa a Araujo en el mismo itinerario que acaba de declarar Rohrer, nada que ver con la información que tenemos, y que vos pediste y que nos pasaste, nada que ver, dice que esa información es errónea, es errónea José.
- Todo en función de este teléfono, éste teléfono hizo ese recorrido-, insiste Martínez Luque, sorprendido.
- Bueno, ellos dicen que no, nos pasan un teléfono, un recorrido de ese teléfono totalmente distinto, nos pasan un teléfono totalmente distinto, una cosa de locos, eh, es raro José…
- Sí, rarísimo…
- Y me contó… y me coincide totalmente con el recorrido de Rohrer, exactamente el recorrido de Rohrer (…) No es que yo esté desconfiando de vos, estoy desconfiando en que está muy marcado loco, lo pone en Santa Fe, lo pone en Buenos Aires y nada que ver los llamados ni ningún llamado que tome esa antena.
- ¿Sobre ese teléfono?
- ¡Sobre ese teléfono! Es más, vos lo tenés porque ahí te lo pasé, que es el que yo te pasé con característica de Río Cuarto (…) Viste que yo te pasé primero el que está en el paquete Rohrer y después te pasé el paquete Araujo (…) No se puede establecer históricamente, ellos dicen que solamente se puede establecer el movimiento si el teléfono está intervenido.
- ¿Pero quién te dice eso, negro?
- Avila, Avila
- Avila no sabe un ocote ese pibe
- Ojalá, ojalá no se equivoque un pomo, pero yo lo quiero hacer bosta si nos están pintando la información.
- ¡Cómo te puede decir eso López si vos lo estás viendo con visión de celda!
- Eso dice que es comercial y que lo histórico dista de lo real, que no es lo mismo, que por ahí te pueden haber entrado mensajes y el mensaje tomó el buzón y te toma del buzón del lugar donde fue activado, por más que el mensaje, por más que el teléfono esté en Buenos Aires si a vos te entra un mensaje y por ejemplo te lo mando y te lo tomo tu casilla de voz te toma el buzón y ese buzón te va a dar la característica o la antena de donde el teléfono fue activado. Eso es lo que ellos plantean. Te digo, hay llamadas, ¿entendés?
- No, no…
- Consultalo porque me interesa que estos tipos no me metan los dedos en el culo.
- Bueno, bueno
- Para colmo después todos los demás dijeron lo mismo, no, esto me parece que no es así, él cae con una información diametralmente opuesta a la que teníamos nosotros.
- ¿Ellos están afirmando?
- Sí, sí, presentaron un informe.
- Mierda, cómo se la bancan, ¿eh?
- A la mierda, si, por eso quiero ver hasta dónde estamos llegando, negro.
- Qué cosa rara, loco.
- Porque Rohrer estaba en la casa, se acostó a dormir, el hijo lo despertó a las seis de la mañana para pedirle información de cómo llegar a un lugar donde iba a reemplazar al padre, donde iba a recibir un premio, una distinción agropecuaria, algo por el estilo (…) Bueno, toda esta es la coartada del tipo que le probaría y le funcionó… dijo que la cocinera le cocinó milanesas…
- Todo en el entorno familiar…
- …sí, todo en el entorno familiar y sabés lo que me pareció, que le acababa de decir Daniel, me llama de Río Cuarto loco, vino Avila con esta información y lo plantea exactamente corroborando lo que Rohrer plantea, exactamente (…) Ellos plantean que la celda histórica no coincide con la real.
- ¡Cómo no va a coincidir con la real! Eso es una herramienta de triangulación.
- Por supuesto, eso planteale a los muchachos tuyos a ver qué te dicen, que cuánto más libreto a mí me des…
- Eh, bueno, déjame consultar.
La insólita explicación de los “expertos” de la Policía de la Provincia desconcierta a Martínez Luque, que vuelve sobre las averiguaciones de la ubicación del celular de Rohrer la noche del crimen. Confirma que el “francés” –o al menos su teléfono celular- habría estado en las inmediaciones de Río Cuarto el fin de semana del homicidio de Nora Dalmasso. Vuelve a llamar a Farías y le ratifica que, tras una nueva consulta a la empresa de telefonía, la celda marca que el celular de Rohrer estuvo en Río Cuarto. “Lo tengo comprobado”, insiste. Y siembra sospechas sobre los policías que avalan la coartada de Rohrer con un informe técnico de dudosa consistencia científica:
- Ahora, ¡qué casualidad que estos vagos traen el mismo informe basado en la declaración de Rohrer!-, le dice Farías, compartiendo sus dudas.
- Tendrán un documento de la compañía telefónica que avale lo que están diciendo-, pregunta Martínez Luque.
- Se lo deben haber mandado por mail.
- No, escúchame, no pueden mandar por mail nada que no sea lo que yo te he dado.
- Bueno, por eso te digo… Escuchame, José, yo estoy plenamente confiado en lo que me has pasado, lo que me está indicando que los vagos nos están cagando.
Martínez Luque le pasa por mai la captura de pantalla que certifica que el celular de Rohrer estuvo en las inmediaciones de Río Cuarto. “Yo te pasé el listado en una pantalla de excel, vos no sabés si es de la compañía. Ahora yo te estoy pasando una copia fiel de la pantalla de la compañía, negro, ¿entendés?”, insiste.
- Espectacular
- Entonces…
- ¡Nos están cagando!
- Lo importante es que vos veas que con lo que te estás moviendo es posta, posta. Vos fíjate, ahí tenés todos los datos, tenés todo, negro.
- Muy raro, y coincide exactamente con la declaración de Rohrer, es un calco, o sea, el informe de la cana más la declaración de Rohrer lo sacan del ruedo totalmente a él y a Araujo.
- Claro, mirá que suerte que tienen-, ironiza Martínez Luque.
- Y el fiscal que tiene unas ganas de meterle un moño a esto bárbaro viste-, agrega Farías.
BIN LADEN
Roherer declaró ante el fiscal Fernando Moine porque Javier Di Santo, a pesar de la repercusión mediática del caso, se había tomado sus vacaciones en enero. Durante su declaración testimonial, Rohrer se explayó a sus anchas sin que el fiscal le preguntara nada que pudiera, ya no comprometerlo, sino siquiera incomodarlo.
El 13 de enero, en un giro incomprensible, Farías llama a Martínez Luque para sugerirle que den por concluido el capítulo Rohrer:
- Hola
- Amílkar
- Josecito
- Profesor, che, perdón, te llamo para pedirte disculpas porque la explicación de los otros días de las sábanas (telefónicas), porque hoy llamé para consultar.
- Sí
- Y me explicaron que nada que ver a lo que yo te había explicado.
- No hay historia, negro, sí, por favor…
En la conversación interviene Félix Cortéz, el otro investigador de la Policía Judicial, que estaba junto a Rarías, y lanza una frase premonitoria: “Quedate tranquilo que el juez no lo va a imputar a Bin Laden”.
Bin Laden no sería otro que el “francés”, a quien la Justicia de Río Cuarto, pese a las sospechas, dejó de investigar. Nunca más fue llamado a declarar en la causa. Tampoco se citó otra vez a los policías que habrían avalado con un informe falso su coartada: el Comisario Mayor Ariel Avila y el Sargento Ayudante Rubén López, alias “Carpincho”, ambos retirados de la fuerza tras ser imputados, tres años después, por la fiscal federal Graciela López de FIloñuk como supuestos autores del delito de “falsedad ideológica”. Curiosamente, fueron acusados de adulterar oficios judiciales para realizar escuchas telefónicas ilegales.
La oficial de policía que aportó ante el fiscal Enrique Senestrari la transcripción de las escuchas telefónicas que ella misma desgravó averiguó por motu proprio cómo funciona el sistema de antenas para rastrear teléfonos celulares. Llegó a la conclusión de que el informe de los policías que avalaron la coartada de Rohrer “no sería correcto, como no lo es cuando dicen que no se puede establecer el movimiento histórico si el teléfono no está intervenido”. Para comprobarlo, indicó que hubiera bastado pedir las sábanas de las comunicaciones establecidas al celular de Rohrer para marcar un recorrido temporal, lo mismo que con el celular de Araujo.
Pero el fiscal Di Santo –y sus pares Moine y Marcelo Hidalgo, que pronto se sumarían al “equipo investigador” designado por el fiscal General Vidal Lascano-, habría “comprado” la versión de Rohrer y el informe de los policías. O habría acatado una presunta orden “de arriba” para dejar de investigar al gerente de Del Monte.
Una orden de muy arriba.