Foto: De la Sota y Alejo Paredes, el jefe de Policía del caso Dalmasso que luego sería ministro de Seguridad de la Provincia.
Las escuchas telefónicas ordenadas por la Justicia Federal de Córdoba a un agente de la SIDE en las primeras semanas del caso Dalmasso demuestran que el comisario Rafael Sosa desembarcó en Río Cuarto con la misión de inculpar a un “perejil” por el crimen de Nora Dalmasso. La reunión secreta entre el “Señor 8” y el jefe de Policía de José Manuel De la Sota.
Además de dejar de investigar sugestivamente al empresario Miguel Rohrer, la Justicia de Río Cuarto habría consentido el armado de una causa contra el “perejil” Gastón Zárate para cerrar el caso Dalmasso y descomprimir el enrarecido clima político generado ante el reclamo popular para liberar a Gastón Zárate y la desconfianza generalizada en la Policía y el Poder Judicial. Así se desprende de la desgrabación de las escuchas telefónicas ordenadas por la Justicia Federal de Córdoba al teléfono del agente de inteligencia José Martínez Luque. En conversación con Félix Cortés, asignado a la investigación del caso Dalmasso por la Policía Judicial, quedaría en evidencia que lo importante no era encontrar al culpable, sino “resolver” el caso para evitar un desbande político. Cuando la detención de Zárate tomó estado público, Martínez Luque llamó por teléfono a Cortés:
- Te hago una consulta rápida.
- ¿Está bien pegado?
- ¿Cómo?-, pregunta Cortés, que parece no comprender a qué se refiere la pregunta.
- ¿Está bien pegado?-, insiste Martínez Luque
- Total y absolutamente.
- ¿Ah sí?
- Sí, si, sí (…) En serio Jocesito.
- No, no, posta, quería saber cómo venía la mano, ¿viste?
- Eh, el trabajo que hizo con este tipo de Homicidios es impecable-, insiste Cortés.
- ¿Ah sí?
- Impecable, no tiene desperdicio. Eh, realmente gratamente sorprendido.
- Mejor así
- Así que avisale al “number one” que se quede tranquilo.
- Bueno, listo doctor.
- Bueno, después charlamos, nos tomamos un café y pago el Carlitos.
- Más vale, dale, dale (risas).
- Chau papá
Para cerciorarse si la detención del “perejil” tenía sustento probatorio, Martínez Luque se comunica con el policía Juan Dómine, también asignado al caso Dalmasso. La conversación entre ambos es más que sugerente:
- Negro, te llamaba para ver si tenías alguna noticia del Rafa (por Rafael Sosa) de allá del sur-, pregunta Martínez Luque.
- Es ese el tipo
- ¿Si?
- Si, de una, de una creeme que es el tipo, creeme es como el tema del violador serial, que la gente no, que es el tipo. Y no lo han presionado, ese es el tipo.
- No, no, está claro, está claro.
- Pasa que hay que ver si es con otro más, ¿no?
- Ah
- Pero que es ese no te quepan dudas
- Pero es medio corki el guaso-, insiste Martínez Luque.
- ¿Ah?
- Medio bovina el guaso, ¿no?
- Sí, sí, vivísimo el tipo, ¿sabés cómo es? Como el caso de Lucio Vernal, el tipo que mató…, el taxista que mató a la mujer esa García, que tomó un taxi y se perdió, el del taxi.
- Sí, sí, no me acuerdo muy bien.
- Bueno igual, igual.
El “tipo” del que hablan no es otro que Gastón Zárate, el “perejil” del caso Dalmasso. Y es sugestivo que el propio policía, sin que Martínez Luque le preguntara nada, afirmara que “no lo han presionado”, cuando a los pocos días se descubrió que el testimonio que lo incriminaba era de su amigo Carlos Curiotti, un joven con problemas mentales que tenía un coeficiente intelectual equivalente al de un niño. A Curiotti lo habían mantenido encerrado durante horas en la UR9 para hacerlo firmar una declaración que inculpara a su amigo Gastón Zárate en el crimen de Nora Dalmasso. Era, como se probó después, una causa “armada”. A Martínez Luque le quedará la duda y así se lo planteará a su colaborador, el agente “Mecha”, en otro diálogo telefónico:
- Cómo está el puterío de Río Cuarto, ¿no?-, le dice “Mecha”.
- Más vale boludo.
- Sí, he estado viendo, tomando el tema, ahí he estado hablando mucho con Flavio.
- Sí.
- Según Flavio, están convencidos que fue el pintor, ¿eh?
- Sí, negro, sí, pero ¿cómo van a hacer para probarlo?-, insiste Martínez Luque.
- No, está bien, no, pero hay muchos elementos que han quedado claro, pero el Parodi éste, me lo describe así el Flavio, es un tipo que nunca metió en cana a nadie. Cuando nosotros le llevábamos prueba de drogas, si no había pruebas contundentes, a éste lo emboca. Hay pruebas y elementos.
- ¿De quién hablás, de Sosa?
- No, estoy hablando del pintor.
- Si, si, ¿qué Parodi boludo?
- Parodi es el fiscal
- Ah, Parodi bolu…
- Parodi
- No, no, es juez de control, negro.
- No, no, no, Parodi es el fiscal que lo detiene, el juez de control es el que lo suelta
- No, el que lo detiene no es Parodi, negro, es Di Santo.
- Ah, discúlpame, Di Santo. Estoy diciendo Parodi, boludo, me estoy confundiendo.
- Nah, olvídate, olvídate de eso porque yo ya sé bien cómo es la historia, hay un paquete muy grande ahí armado, negro, pero puede ser el pintor, no podemos descartar nada.
- No, no, lo que está diciendo este…
- Hay un paquete muy grande, hay un paquete muy grande, negro (…) Acá hay una cosa muy jodida, muy jodida. Bueno, fíjate, tanteá y eso pasámelo a mí, negro.
Martínez Luque no disimula su desconfianza en la hipótesis del “perejil”. Como agente de inteligencia, tiene elementos suficientes para afirmar una y otra vez que “hay un paquete muy grande ahí armado”, que existe “una cosa muy jodida” detrás de la detención del pintor. El 9 de febrero, una masiva movilización espontánea en Río Cuarto –conocida como el “perejilazo”- había obligado al juez de control, Daniel Muñoz, a dejar en libertad a Zárate. La reacción popular había hecho trizas el “plan B” del gobierno delasotista y el caso Dalmasso seguía ardiendo como una brasa incandescente en los despachos oficiales. Javier Banches, jefe de la SIDE-Córdoba, se enterará por Martínez Luque el 16 de febrero de 2007 que el caso Dalmasso estaba siendo analizado al máximo nivel y que en los próximos días se reunirían el jefe de Policía de José Manuel De la Sota –que había asumido el 30 de enero- y el número dos de la SIDE nacional, Francisco “Paco” Larcher, más conocido como el “Señor 8” en la jerga de los espías. Le pedirá que le envíe un informe de todo lo aportado por ellos en la investigación:
- Escuchame lo que te voy a decir: me llaman de parte de Larcher, que el lunes lo citó a Alejo Paredes-, le informa Martínez Luque a su jefe.
- ¿Larcher a Alejo Paredes?-, se sorprende Banchs.
- Sí, que lo va a llevar a la Secretaría, me dijeron.
- Me dicen que no digas nada.
- Eh, me parece que es por el tema de Norita Verón, Norita Verón, eh, Norita…
- Norita Dalmasso, tá bien.
- Eh, puede ser que sea por eso, te digo porque ayer me pidieron un informe de dos carillas para darle a Lucho.
- Ah, bueno, ahí lo citaron al guaso, me llaman y me dicen “loco Larcher en persona lo citó al chico”, me dicen “cerrá, no digas nada”, que no digas nada, que esto, que lo otro, no por supuesto, por supuesto, así que era para avisarte.
- ¿Necesitás algo de eso vos, de allá o algo por el estilo?
- No, no. Ayer, aparte de mandarse todos los días, ayer me llamaron que le hiciera al “Ocho” un informe de dos carillas como para que tenga un panorama de lo que s el caso de Nora Verón… Dalmasso.
- Norita Dalmasso, está bien, bueno, vos viste todo lo que habíamos marcado nosotros antes, todas esas cosas.
- Si, lo que pasa que bueno, la investigación va de una punta a la otra-, se sincera Banchs.
- No, sí, seguro, ni hablar, ni hablar, un desastre.
- Y lo que empezó siendo un caso policial de alta sociedad de Río Cuarto terminó siendo un caso político en el cual le están pidiendo los manifestantes de Río Cuarto a De la Sota, ehh, a Kirchner, que intervenga la provincia.
- ¿Seguro eso?
- Entonces se les ha tornado un tema político.
- No, más vale, más vale, y si éstos no lo manejan bien puede terminar en cualquier cosa, en cosa con sangre en el río pero con un costo elevado, que ya lo tiene ¿no?, así que bueno…
- Así que bueno, viajará a Buenos Aires
- Sí, me imagino que sí, seguro, descontalo, así que era para avisarte, concluye Martínez Luque.
La reunión entre el jefe de Policía de De la Sota y el “Señor 8” se concreta en esos días. Martínez Luque la comenta con el policía Daniel Degano:
- Eh, al Alejo lo llamó Larcher-, le informa Martínez Luque.
- Ajá
- Hoy a la mañana fue a verlo
- ¿Fue a verlo a Buenos Aires?
- Ajá
- Che, negro, ¿y arreglaste alguna entrevista con Javier, vos?
- Sí, porque hoy me llamó Alejo de Buenos Aires.
- ¿Y lo de Alejo cuándo surgió?-, pregunta Degano.
- El viernes. Pero lo llamó directamente Larcher a él
- ¿Lo llamó directamente?
- Me parece que el tema viene porque cuando De la Sota fue al lanzamiento del tren de las sierras, ¿viste?
- Sí
- Ahí me parece que le han pedido auxilio o le han puesto el cuchillo en la panza o alguna historia-, dice Martínez Luque, advirtiendo la gravedad institucional de asunto.
- ¿Por qué Che?
- Porque fue al toque, fue el miércoles o jueves y el viernes ya Larcher lo llama a éste y lo convoca, pero el jueves pidió un informe al Director y debe ser que después Larcher habló con Javier (Banchs).
- Sí
- Del tema de Dalmasso.
- Ajá
- Entonces debe ser por ese tema, viste.
- Ajá
- Con costo político o alguna historieta así.
Frenada la investigación a Rohrer y caída la encerrona al “perejil”, la casualidad haría que el fiscal Di Santo imputara a Facundo Macarrón, porque entre los contaminadores de la escena del crimen con que fueron cotejados los ADN hallados en la escena del crimen había una coincidencia con el haplotipo de Félix Macarrón. Años después, el FBI logrará ponerle nombre propio al donante de aquél ADN: el viudo Marcelo Macarrón. Di Santo desincriminará a Facundo, pero en vez de imputar a su padre, pedirá una serie de pruebas insólitas al Ceprocor para demostrar que era posible que ese ADN estuviera en la sábana de la cama donde hallaron muerta a Nora Dalmasso y en el cinto de la bata con que fue estrangulada por “contaminación” de las prendas de ambos en el lavarropas familiar.
Si, como sugieren las escuchas aportadas a la causa esta semana, se prueba que Michel Rohrer estuvo en Río Cuarto la noche del crimen, esas muestras de ADN podrían ser la llave para resolver un homicidio que esta semana cumplió nueve años de impunidad.