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El presidente se metió a último momento en la campaña electoral de Río Cuarto
Primer examen de Macri en las urnas
Foto: Macri tendrá su primer test electoral en Río Cuarto.
Mientras el candidato de Unión por Córdoba habló de los baches y la ineficiencia de la gestión municipal, medio gabinete nacional desembarcó en la capital alterna de la provincia con todo tipo de promesas para apuntalar al postulante de Cambiemos. La aparición de Macri en un spot calentó la campaña y motivó la inmediata réplica de Schiaretti y De la Sota
Publicada el en Crónicas

Fue una campaña mediocre, con los dos candidatos de las fuerzas mayoritarias que no se apartaron en ningún momento del libreto asignado por sus publicistas. Mientras Juan Manuel Llamosas habló de los baches de la gestión del intendente Juan Jure, Eduardo Yuni hizo lo imposible para presentarse como el delegado del gobierno nacional en la ciudad. El resto de los siete postulantes a la intendencia hizo lo que pudo, con recursos escasos y apelando al ingenio para atraer la atención de un electorado apático y desencantado, que en noviembre le dio el respaldo más contundente del país al por entonces candidato Mauricio Macri.

A partir de hoy rige la veda electoral y se impone un período de reflexión hasta el domingo, cuando más de cien mil riocuartenses habilitados para votar concurran a las urnas para elegir al intendente que regirá los destinos de la ciudad hasta el año 2020. Cuando se abran las urnas, el país sabrá si en un contexto de ajuste, recesión, despidos, endeudamiento y tarifazos, los riocuartenses  renuevan su fidelidad al presidente Mauricio Macri o si, por el contrario, canalizan su decepción votando a Juan Manuel Llamosas.

El candidato de Cambiemos, Eduardo Yuni, fue el único que violentó el espíritu de la Carta Orgánica Municipal –que separa expresamente la elección local de las nacionales y provinciales para que las decisiones sean locales- y planteó la elección como un plebiscito de la gestión de Macri. Tras ganar la interna radical, recorrió los ministerios nacionales en Capital Federal para fotografiarse con los funcionarios más encumbrados –desde Rogelio Frigerio y Marcos Peña hasta Guillermo Dietrich-, a quienes invitó a Río Cuarto a compartir un festival de promesas incumplibles, desde una imaginaria lluvia de inversiones (que todavía no llegaron al país) hasta cinco vuelos semanales a Capital Federal en un contexto de achicamiento de Aerolíneas Argentinas.

Con una millonaria inversión publicitaria –que no escatimó artimañas “duranbarbistas” como el robo de identidad en Facebook para fabricar adeptos (http://revistaelsur.com.ar/nota/197/Identidad-robada), Yuni se postuló más como un embajador del gobierno nacional que como un candidato a intendente de la segunda ciudad de la provincia. En el último tramo de la campaña no faltó ningún funcionario nacional acompañándolo en forzadas recorridas por distintos barrios, donde constataron el calamitoso estado de las calles después de ocho años de gestión radical/socialista/juecista.

Aunque no logró que Macri desembarcara en la ciudad que hace apenas seis meses le ofrendó el mayor porcentaje de votos del país (casi 8 de cada diez riocuartenses votaron por Cambiemos en el balotaje), el presidente se sumó a último momento a la campaña electoral y a través de un spot filmado en Buenos Aires le pidió a los riocuartenses que voten por Eduardo Yuni “para hacer de Río Cuarto lo que siempre soñamos” (sic).  

De la Sota y Schiaretti

Si en verdad existió un acuerdo político entre José Manuel De la Sota, Juan Schiaretti y Mauricio Macri para no nacionalizar la elección, el ex gobernador y su antecesor cumplieron hasta último momento.

Consciente de que cuatro años atrás le hizo perder las elecciones en Río Cuarto a Miguel Minardi por su excesivo protagonismo –recién asumía su tercer mandato y tenía aspiraciones nacionales-, De la Sota no apareció en toda la campaña electoral. Tampoco el gobernador Schiaretti, aunque aprovechó la coyuntura electoral para anunciar el financiamiento de obras millonarias como la nueva planta de tratamiento de líquidos cloacales y la construcción de otro puente lindante al “carretero” para agilizar el paso vehicular entre Banda Norte y el centro.

Procurando explotar el calamitoso estado de la ciudad, Juan Manuel Llamosas -un candidato sin carisma ni grandes propuestas- centró su campaña en criticar los baches de la gestión del intendente Jure. Se limitó a seguir a rajatabla el libreto de una campaña tan prolija como previsible, sin altibajos ni cruces con otros candidatos. Se propuso no levantar olas, “hacer la plancha”, para mantener la ventaja que desde hace meses le otorgan todas las encuestas. En esa tónica, ni siquiera organizó un cierre de campaña tradicional.

La estrategia solo se modificó en las últimas horas, cuando Macri irrumpió en la campaña pidiendo el voto para Yuni. Dos spots filmados en Río Cuarto, con el emblemático puente colgante de fondo, mostraron a De la Sota –“un vecino más de esta querida ciudad”- y al gobernador pidiendo el voto para el candidato de Unión por Córdoba.

La irrupción de Schiaretti y De la Sota se pareció más a un acto reflejo que una estrategia, pero contribuye sin duda a nacionalizar una campaña que, hasta el mismo día previo a la veda electoral, parecía un diálogo de sordos entre dos candidatos que hablaban lenguajes diferentes.

Siete son multitud

En una campaña previsible y gris, donde ninguno arriesgó una crítica a su adversario, sin duda lo más atractivo fueron las propuestas de los siete candidatos que disputan el voto progresista en la ciudad.

Enrique Novo, “ni radical ni peronista, pero bien riocuartense”, logró trascender –incluso a nivel nacional- con sus propuesta separatista (convertir a Río Cuarto en una provincia) y sus novedosos jingles, que circularon más por las redes sociales que por los medios tradicionales. Con importantes pergaminos electorales en otras contiendas, el joven abogado de El Imperio de la Gente aspira a incorporar concejales propios y un tribuno de cuentas que lo consoliden como tercera fuerza en la ciudad.

Pablo Carrizo, del debutante partido Respeto, fue el postulante más espontáneo y carismático. Se ganó la simpatía de buena parte del electorado con su frescura y su atípica campaña proselitista (pintar, arreglar veredas y garitas, arremangarse). Habrá que ver si el domingo su rápido posicionamiento en la opinión pública se traduce en votos.

Federico Giuliani hizo una campaña importante y sostenida en el tiempo. Fue el primero en arrancar y sumó a la estructura gremial de ATE y su esfuerzo militante una impensada inversión publicitaria  -que le valió el cuestionamiento del secretario general de la CTA, Pablo Micheli- para posicionarse como opción al bipartidismo.

Con buen talante y un importante apoyo de dirigentes nacionales –especialmente el diputado nacional Nicolás Del Caño y la legisladora Laura Vilches-, Guadalupe Fantín logró ubicarse como referente de la izquierda en la ciudad. A la natural aspiración de ocupar una banca en el Concejo Deliberante suma en esta elección la disputa del liderazgo de la izquierda con la candidata del Partido Obrero Lucía Salazar, la postulante más joven del pelotón, con solo 26 años.  

Un poco más rezagados aparecen Sebastián Tonelli (Partido Solidario) y Luciano Giuliani (Frente de la Trapalanda). El primero, de sólidos pergaminos en el ámbito del cooperativismo, careció de recursos y apoyos nacionales, en tanto que el histórico referente de HIJOS en la ciudad se arrogó una dudosa representación kirchnerista, que intentó refrendar el último día de campaña con el solitario acompañamiento de la diputada nacional Gabriela Estévez.

La fragmentación del espacio progresista en siete candidatos pareciera atentar contra sus chances de obtener alguna banca en el Concejo Deliberante. Aunque si primara el desencanto hacia el candidato del tarifazo y el ajuste –para su desgracia, esta semana llegaron las facturas con el brutal incremento del gas- y no se produce la anunciada polarización entre las dos fuerzas mayoritarias, no es improbable que alguno capitalice el creciente descontento social.

Sea como fuere, el domingo el país estará pendiente de la elección en Río Cuarto. No por el destino del mal llamado “imperio”, que apenas atañe a 160.000 personas, sino porque se trata del primer test electoral del presidente Mauricio Macri tras su histórico triunfo contra Daniel Scioli en aquél lejano balotaje del 22 de noviembre del año pasado.

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -