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La disputa del electorado más conservador del país
El 2 x 1 cordobés
Foto: Schiaretti y Macri apuntalan a sus candidatos en busca del voto más conservador del país.
Por primera vez en casi dos décadas peligra la hegemonía política de Unión por Córdoba. El apoyo de De la Sota a Macri en 2015 y los coqueteos de Schiaretti con el presidente vaciaron al peronismo mediterráneo de contenido opositor.
Publicada el en Reflexiones

La Córdoba conservadora que le aportó los 926.407 sufragios que le permitieron  a Mauricio Macri ganar el ballotage en 2015 decidirá  el próximo domingo si renueva sus votos de confianza con el presidente o se repliega hacia su primer amor para avalar a los candidatos de Unión por Córdoba, la coalición política que mantiene una hasta ahora inquebrantable hegemonía desde que José Manuel De la Sota desplazó al radicalismo del poder mediterráneo.

La decisión tiene en vilo a los encuestadores, que prefieren hablar de “empate técnico” entre el vicegobernador Martín Llaryora y el ex árbitro de fútbol Héctor “la coneja” Baldassi antes que arriesgar un pronóstico definitivo. No ayudan a clarificar esta confusión los asesores de campaña, que al escaso carisma de sus candidatos no agregaron una sola idea que les permitiera diferenciarse de sus contendientes. Así, mientras el candidato del oficialismo nacional propone que “Cambiemos”, el del oficialismo provincial invita al “verdadero cambio”.

Lo cierto es que más allá del marketing y el bombardeo mediático, el escepticismo parece haber ganado a los cordobeses en su primera cita para elegir candidatos al Congreso Nacional. Al igual que su gobierno, el primer test electoral de Macri no enamora. Igual el presidente tendrá motivos para festejar en tierra mediterránea: gane o pierda, al menos siete de los nueve diputados que renueva Córdoba levantarán la mano para votar sus iniciativas, como lo hicieron la abrumadora mayoría de los legisladores del “cordobesismo” (radicales, pro y justicialistas) en este año y medio de gestión.

Pero aunque los diputados que se repartan Cambiemos y Unión por Córdoba terminen siendo funcionales al oficialismo nacional, la lectura política no será igual si gana Baldassi o Llaryora. Un triunfo de Cambiemos, por ajustado que sea, será un bálsamo para un presidente que se apresta a sufrir su primera y dolorosa derrota en el distrito más importante del país y nada menos que a manos de la demonizada Cristina Fernández de Kirchner. Pero dejaría mal herido a su principal socio político, el gobernador Juan Schiaretti, que se vería obligado a archivar sus sueños de convertirse en el interlocutor de una liga de gobernadores que desplace del centro del escenario opositor a la ex presidenta. Por último, si gana Baldassi gana Macri, porque la lista de candidatos fue armada en Buenos Aires por el jefe de gabinete, con el radicalismo como deslucido furgón de cola.

Si gana Llaryora, Macri sentirá el impacto de perder en la provincia que le dio el triunfo en 2015 y tal vez el único para exhibir a nivel nacional, pero reafirmará su sociedad política con el gobernador que más funcional le ha sido desde que asumió las riendas del país.

Fuera de juego en esta compulsa –aunque reapareció en el último tramo de la campaña-, José Manuel De la Sota mezcla su propia baraja y especula: si gana Macri, su poder crecerá en Unión por Córdoba; si gana Schiaretti, en cambio, seguirá condenado al desgastante juego de cuestionar al mismo presidente que mima su socio político en Córdoba.

En este esquema, serán examinados con lupa los guarismos del territorio de los intendentes que asoman como la inevitable renovación del peronismo mediterráneo: tanto Juan Manuel Llamosas  (Río Cuarto) como Martín Gil (Villa María) juegan buena parte de su poder en estos comicios. El primero porque logró incluir a Claudia Márquez en un puesto expectable en la lista de Unión por Córdoba y decidió jugar fuerte su propia imagen en la campaña; el segundo porque deberá revalidar en las urnas su pase al oficialismo provincial y su alejamiento de Eduardo Accastello, que supo convertir a Villa María en un inexpugnable bastión kirchnerista.

Opositores

Con el “cordobesismo” adscripto al gobierno nacional impregnado en las fuerzas mayoritarias que disputarán las PASO, la expectativa se centra en quién se quedará con el ansiado tercer puesto del podio. A pesar de estar integrada por candidatos prácticamente desconocidos para la opinión pública, la lista de Córdoba Ciudadana asoma con un porcentaje cercano al diez por ciento en la mayoría de las encuestas.

En la última elección, la izquierda cordobesa estuvo a punto de llevar por primera vez un diputado nacional propio al Parlamento. Pero en el escenario actual ese lugar parece haber sido ocupado decididamente por el kirchnerismo. Habrá que ver cuál es el piso y cuál el techo y si la mimetización de los partidos mayoritarios plantean una polarización diferente: de un lado Cambiemos y Unión por Córdoba –que se repartirían lo que quede del 70 por ciento de adhesión que tuvo Macri hace dos años- y del otro, el kirchnerismo y la izquierda disputando el voto opositor.

Aunque resistida en Córdoba, la irrupción de Cristina Fernández de Kirchner en el escenario electoral de Buenos Aires y el entusiasmo que podrían generar las nuevas caras del kirchnerismo –en contraposición a la izquierda, que repite candidatos- podrían inclinar la balanza a favor de Córdoba Ciudadana como principal espacio opositor.

Las PASO, formalmente, definirán el domingo quiénes serán los candidatos que competirán por nueve bancas en el Congreso Nacional dentro de dos meses. Pero el voto popular moverá también el tablero político cordobés. La paridad de las encuestas augura una disputa feroz por la representación del “cordobesismo”, hasta ahora hegemonizado por la exitosa sociedad entre Schiaretti y De la Sota. Y la posibilidad de comenzar a articular una opción opositora  con bases más sólidas de cara a la disputa mayor, que será en 2019.

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -