Crónicas
Entrevistas
Actualidad
El Kiosco virtual
Reflexiones
Cultura
Música
Cine
Libros
Galería Magalú
Galerías multimedia
Quiénes Somos
Revista El Sur
Staff
Ediciones en papel
El Club de la Serpiente
El realismo mágico en la narrativa de Isabel Allende
Por | Fotografía: Gentileza La Vanguardia
Foto: Isabel Allende, una de las voces más originales de la literatura universal.
Mundos de adivinación, amor y políticos despóticos que viven detrás de la cordillera de los Andes. La escritora chilena Isabel Allende impregna de una mirada femenina y sudamericana al grandioso género del realismo mágico, dominado por autores masculinos.
Publicada el en Libros

Entre las preguntas básicas de la filosofía:¿qué es la realidad? Realidad y verdad son formas de mirar y percibir los hechos. Ante tanta ambigüedad, la mente genera mecanismos de defensa para las situaciones más tristes y los problemas más graves. Isabel Allende expresa la visceral capacidad del ser humano para enfrentar la adversidad y celebrar la vida.

La escritora chilena muestra hermosos individuos que serían fácilmente identificables si pusiéramos atención a nuestra cotidianeidad, si no viviéramos como autómatas enchufados a un aparato electrónico o a nuestros trabajos, cargados de compromisos y distracciones. En sus obras muestra la conexión de las personas entre sí,  con la naturaleza, con los animales, con la tierra -que es nuestra madre-, con lo espiritual y la fuerza de nuestros sentimientos, que nos definen como humanos.

Nos desafía a indagar en nuestro pasado, a saber quiénes fueron nuestros antecesores y quiénes somos nosotros mismos. Nos cuenta su vida, creencias, vivencias íntimas. La magia y lo sobrenatural se entremezcla con la realidad más cruda, con la historia de Latinoamérica. Lo mágico se esparce por los rincones de los hogares, los pueblos lejanos, la naturaleza indomable, la vida de las personas decididas a luchar, a no dejarse vencer, que dan batalla hasta las últimas consecuencias. La especie humana aparece invencible a pesar de tantos errores y fracasos.

Las grandes protagonistas son las mujeres. La mirada femenina está presente en la construcción de los personajes. Ellas muestran fortaleza desde antes de su nacimiento, rompen los moldes y abofetean a las costumbres conservadoras con su inteligencia. Fuertes, inmensas, cada una tiene reservada una batalla que deberá enfrentar sin la ayuda del hombre, destruyendo el tradicional concepto de la figura masculina como salvadora.

La autora realiza un análisis profundo de las desigualdades sociales y los estereotipos. Sus personajes femeninos debieron atravesar siglos de literatura masculina para mostrar una manera amplia y novedosa de concebir la igualdad de género. No son mujeres empresarias que brillan por su ambición económica y ostentación ni responden al modelo actual de éxito; son personas profundamente conectadas con su espiritualidad, con la naturaleza, con sus instintos más primitivos y sobre todo con las demás personas. Privilegian el amor y la acción para ayudar a otros, construyendo su fortaleza interior, que es la más importante. La relación madre/ hija, binomio que se repite en todas sus obras, es fuerte, maravillosa, llena de amor, de alegría, indestructible aún más allá de la muerte.

También son protagonistas las grandes familias, que viven en comunidad, se transforman en círculos de contención, amor y apoyo en las circunstancias más difíciles, característica identificable con la costumbre latinoamericana. Abundan los festejos porque las personas desean celebrar a pesar de las adversidades.

En sus primeras novelas, Isabel Allende muestra un realismo mágico descarnado: la historia de Chile desde sus costumbres conservadoras, el machismo imperante, la preponderancia de las ideologías de derecha, mezclado con la fascinante historia de familias singulares, con poderes extraordinarios que nacen de una comprensión superior de los hechos presentes, pasados y futuros. Hay un lazo inseparable entre las historias reales, cargadas de elementos políticos y problemáticas sociales, y los hechos sobrenaturales, que son tomados con naturalidad por los personajes, que se valen de ellos para sortear situaciones difíciles y sobrevivir a las tormentas más feroces.

Otros recursos literarios muy usados son: anticipación de los desenlaces en el relato, predicción de momentos de cambio, nacimientos e incluso muertes. Variación en los narradores, desde el omnisciente a la primera persona, que sirven para expresar los sentimientos y las emociones más hondas. Abundancia de personajes y escenarios diversos, los protagonistas van y vienen de un capítulo a otro, son dinámicos, crecen con el transcurso de las páginas, nacen y mueren de manera asombrosa y perduran en este mundo después de muertos, visitando a sus seres queridos, cuidándolos, guiándolos en su accionar. Asombra la construcción de cada personaje con una creatividad magistral, cada uno nacido bajo un designio divino, con poderes tan obvios como la intuición, la capacidad de observación, el análisis y el pensamiento crítico, dones que todos poseemos, pero que cada vez son menos apreciados.

Los escenarios están marcados por la naturaleza indomable de las ciudades y pueblitos chilenos, sus climas diversos y opuestos, calores sofocantes o fríos de nieve, animales comunes y molestos (mosquitos, ratas, hormigas y cucarachas), que atormentan a los personajes y asombran por su capacidad de entendimiento.

La muerte tiene un papel protagónico en las obras de Isabel Allende, así como la vida lo atraviesa todo. Desde su primera novela, la muerte es observada y analizada por los personajes. Se la toma como un hecho natural, el final que propicia el comienzo de otra etapa, la continuidad. La muerte aparece en asesinatos irresueltos, accidentes, enfermedades y vejez. Los personajes deciden que llegó la hora de partir y abandonan este mundo con la tranquilidad de perdurar en la memoria y el corazón de sus seres queridos, otro rasgo propio del realismo mágico latinoamericano.

La escritura es, para la autora, la posibilidad observar el mundo y los hechos con otros ojos, los de la comprensión, el amor y el crecimiento. Y así lo manifiesta en cada una de sus obras, en las que se purifica y eleva a través de la palabra para recordarnos que la literatura es eso: arte, éxtasis, goce infinito. También resalta la diferencia: el ser distinto es tomado como una cualidad, un don entregado como obsequio para conseguir grandes cosas en este mundo y en el que viene después de la muerte.

En la próxima entrega analizaremos tres de sus libros más importantes: Eva Luna, Paula y La Casa de los espíritus. Hasta entonces.

Danisa Andrea Pérez
- Profesora de Lengua y Literatura -