Crónicas
Entrevistas
Actualidad
El Kiosco virtual
Reflexiones
Cultura
Música
Cine
Libros
Galería Magalú
Galerías multimedia
Quiénes Somos
Revista El Sur
Staff
Ediciones en papel
Suscripcion
La última visita a Alta Gracia
Bayer y el Che
Foto: Osvaldo Bayer junto a la escultura del Che, en la casa museo de Alta Gracia.
Publicada el en Crónicas

Allá por 1960, cuando la Revolución Cubana apenas empezaba a caminar, Osvaldo Bayer integró una pequeña comitiva de argentinos que visitó al Che Guevara en La Habana. El líder revolucionario los recibió en su oficina del Banco de la Industria, y durante horas desplegó un monólogo impresionante que impactó a los hombres y enamoró a las mujeres del grupo. “Nos habló y nos dijo cómo hacer la revolución en Argentina; nos quedamos todos boquiabiertos –contaba siempre Osvaldo-. Pero a mí me dio vergüenza porque nadie hacía preguntas. Y yo le dije: “Compañero Che, le agradezco su relato y sus experiencias, nos es muy importante lo que dice usted, pero nos gustaría que nos hablara de cómo la guerrilla debiera enfrentar a tanta represión, ya que la Argentina tiene un ejército muy organizado, cosa que Fulgencio Batista no”. Y nunca me voy a olvidar. Me arrepiento para siempre de esa pregunta. El Che me miró con inmensa tristeza y me respondió solamente con tres palabras: “Son todos mercenarios”. Y los otros cinco argentinos me miraron como diciendo: claro pelotudo, no te das cuenta que son todos mercenarios”.

Tras ese encuentro, estos santafesinos nacidos con pocos meses de diferencia tomarían caminos distintos, aunque no tanto: Ernesto en la gestión pública, la lucha armada, la liberación de los pueblos del mundo; Osvaldo en la investigación histórica, los libros, las luchas que visibilizaban las injusticias contra los oprimidos.

Fue la primera y última vez que Guevara y Bayer coincidieron. Hasta que se volvieron a encontrar el 24 de septiembre de 2016, cuando Osvaldo visitó Alta Gracia, la ciudad en el mundo donde más tiempo vivió Ernesto Guevara. Aquella vez Bayer fue declarado Ciudadano Ilustre, visitó una librería y recorrió el Museo Casa del Che. “¡Qué personaje, qué hermoso personaje compañeras! ¡Qué orador! ¡Cuánta simpatía irradiaba! ¡Era un poeta! Pensando en el Che, ¡Viva la libertad y la igualdad!”, dijo.

En un alto de la recorrida, el escritor anarquista que nos dejó físicamente este 24 de diciembre se sentó junto a la escultura que recuerda al Guerrillero Heroico, y seguramente retomó aquel diálogo áspero de 1960, bajo el calor de La Habana, cuando la utopía estaba ahí, al alcance de la mano.

Adrián Camerano
- Periodista -