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Dos de las tres fórmulas se negaron a debatir
El colmo de la Universidad
Foto: Solo la lista encabezada por Javier Salminis -izquierda- aceptó debatir antes de la elección para elegir rector y vice en la UNRC.
Cuatro de los seis candidatos a rector y vice de la UNRC se negaron a confrontar sus propuestas ante la comunidad universitaria. Solo Javier Salminis y Marcelo Fagiano se mostraron predispuestos a debatir.
Publicada el en Crónicas

En casa de herrero, cuchillo de palo, dice el refrán popular. Y vaya si es apropiado para lo que ocurre por estos días en la Universidad Nacional de Río Cuarto, que debería ser el ámbito natural de discusión y debate de ideas. Sin embargo, tanto el tándem Roberto Rovere y Jorge González -que van por la reelección- como sus ahora adversarios Rubén Davicino y Adolfo Martino rechazaron participar de un debate, dejando en soledad a la dupla opositora que integran Javier Salminis y Marcelo Fagiano, los únicos que mostraron total predisposición para debatir ideas y propuestas.

Ante la negativa a debatir por parte de su actual conducción y la de sus ex socios políticos, la Universidad Nacional de Río Cuarto desperdiciará la oportunidad de abrir, predicando con el ejemplo, un año electoral de singular intensidad para los riocuartenses, que deberán votar gobernador en mayo, precandidatos presidenciales en agosto, presidente en octubre y posiblemente definir la elección nacional en un ballotage a realizarse en noviembre.

Fue precisamente el campus de la UNRC el lugar elegido para el histórico debate realizado durante la disputa por la Municipalidad de Río Cuarto, del que participaron todos los candidatos, incluidos el derrotado cambiemita devenido empresario periodístico y el actual intendente. Aquel debate fue considerado un ejemplo de pluralismo, organización y difusión (fue televisado por el canal universitario y transmitido en directo por la radio de la institución). El respeto a las pautas acordadas con los equipos de campaña reafirmó el compromiso democrático de los candidatos y la neutralidad de los organizadores, hecho destacable en una discusión que tuvo momentos ríspidos, pero nunca salió de los carriles naturales del intercambio de ideas.

La realización de un debate hubiera contribuido además a explicitar las diferencias existentes entre las tres fórmulas que disputarán el rectorado, habida cuenta de que hubo una diferencia importante entre el lanzamiento de cada una de ellas. A fines del año pasado se lanzó la fórmula oficial -repiten Rovere/González-, que apareció en soledad en un horizonte apático y desmovilizado, en notorio contraste con el fervor y la militancia estudiantil vividos durante la toma de la UNRC.

Cuando todo parecía indicar que las elecciones serían casi un trámite, un eslabón más en la cadena burocrática de una gestión gris y monocorde, en febrero apareció una segunda lista integrada por ex aliados del actual oficialismo universitario, pero de inocultable afinidad política con Cambiemos, pese a que su candidato a rector haya hecho de la negación de la política partidaria en el campus el leit motiv de su actividad proselitista. En marzo, casi sobre el cierre de la presentación de avales para participar del comicio, buena parte del ruicismo derrotado en las últimas elecciones rectorales logró reagrupar fuerzas y, junto a otros sectores progresistas, presentó un binomio opositor con prestigio académico y experiencia de gestión.

Como dato llamativo en estos tiempos, aunque por motivos diferentes, ninguna de las tres listas incluyó en el binomio a una mujer.  Lo cual no deja de ser otra paradoja -como la de no debatir en una universidad pública- en tiempos de revolución feminista.

Con poco margen y escaso entusiasmo, la campaña electoral en el campus careció de la efusividad de otros tiempos. El debate hubiera sido una buena oportunidad para levantar temperatura. Pero la negativa del rector y del candidato Davicino lo impidieron. Sin mencionar el desaire que su negativa supone para la Facultad de Ciencias Humanas y su decano, que estampó su firma en las invitaciones enviadas a todos los candidatos para que permitieran que el campus fuera la caja de resonancia de un debate imprescindible en tiempos en que la educación pública es jaqueada por las políticas neoliberales del gobierno de Cambiemos.

La elección en la UNRC tiene un fuerte impacto político en la región, por cuanto su comunidad supera holgadamente las veinte mil almas e insume el mayor presupuesto de la zona luego de la propia Municipalidad de Río Cuarto. Según datos oficiales, trabajan en la institución 1.800 docentes y 528 no docentes; y estudian en sus aulas más de 20.000 alumnos de grado y 700 de posgrado.  

La Junta Electoral informó que hay 14.800 personas habilitadas para votar (no pueden hacerlo los estudiantes de primer año). El voto universitario es ponderado y tiene una clara prevalencia el sufragio docente (53%), seguido por el de estudiantes (25%), no docentes (11%) y graduados (11%). Para poder votar, estos últimos deben inscribirse previamente en el padrón universitario.

Para ser elegidos rector y vice, los candidatos de una de las listas deben reunir la mitad más uno de la totalidad de los votos emitidos. Con tres listas en carrera, es casi un hecho que habrá segunda vuelta, prevista para los días 23,24 y 25 del corriente.  Para entonces, los candidatos de las dos listas que sigan en carrera tal vez reviertan su posición y acepten debatir, como corresponde a una comunidad que debería hacer de la confrontación de ideas y proyectos su razón de ser.

Además de rector y vice, la comunidad universitaria elegirá consejeros estudiantiles del Consejo Superior y los Consejos Departamentales.

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -