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#DomenicoStartone
El tapado de las letras italianas
Foto: Domenico Startone, literatura de alto vuelo.
La brutal desregulación del mercado editorial tal vez sea el motivo por el cual el talentoso escritor Domenico Startone no es todavía tan conocido entre los lectores argentinos.
Publicada el en Libros

Dicen los que saben que la suya es la pluma más destacada entre los escritores italianos de la actualidad. Yo, que apenas sé que soy su fan declarado, sospecho que Domenico Starnone es acaso el secreto mejor guardado de la literatura italiana, al menos en este rincón austral.

Cuando se mira lo que se cocina en Italia, la patria lectora convoca otros nombres: Alessandro Baricco, Andrea Camilleri, Antonio Tabucchi y, en menor medida, el genial Sandro Veronesi, autor de una novela exquisita como lo es “El colibrí”, que desde aquí aprovechamos para recomendar con entusiasmo. Pero el nombre de Starnone es prácticamente desconocido.

Las razones de semejante injusticia habrá que buscarlas por el lado del mercado –ahora que parece que todo se mide por ahí-; cada una de las cuatro novelas que la editorial Lumen tradujo a nuestro idioma cotizan por encima de los 30 mil pesos en cierta autopista digital que suele agregar casi diez mil por envío, un precio exorbitante para los bolsillos de la comunidad lectora. Más fácil –y económico- es conseguir los libros de Starnone en formato digital. (Así que, ya tú sabes…)

Uno de los rasgos que unifica las cuatro novelas de las que les hablo –“Ataduras”, “Confidencia”, “El juego” y su última creación, “Vida mortal e inmortal de la niña de Milán”- es la extensión de sus páginas, que nunca traspasa las doscientas. En esas distancias cortas Starnone se mueve como pez en el agua. Otro rasgo, digámoslo ya, es el tema que lo obsesiona y que no es otro que (suenen fanfarrias) “el alma humana”. Dicho así y con comillas suena ampuloso. Pero no se engañen: la escritura de Starnone está hecha de una sustancia libre de cursilería.

En “Vida mortal e inmortal de la niña de Milán” recrea el primer flechazo amoroso de un chico napolitano que descubre el objeto de su deseo del otro lado de la casa de sus padres en el balcón de sus vecinos. Desde el segundo piso y, a riesgo de caer al vacío, se contonea todas las tardes una belleza sin nombre que el enamorado bautizará como “la milanesa”, porque su mejor amigo descubrió –o erróneamente creyó descubrir- que desde allí vino su familia.

El protagonista que es aquel niño ya entrado en sus setenta años cuenta cómo se obsesionó con la vida mortal (demasiado breve) y (sobre todo) con la vida inmortal de aquella belleza. Es que en pleno enamoramiento no correspondido del todo, la milanesa se va de vacaciones con sus padres y ya no vuelve a Nápoles porque se topa con la tragedia. Si en vida había dejado huella en su enamorado, muerta dejará una estela que lejos de extinguirse va a ir alimentándose y creciendo con los años.  

“Sé que “vida mortal” es una expresión anticuada, y con razón. Evoca la calavera con las tibias cruzadas del frasco de veneno, sugiere que el veneno es la vida misma, y, sobre todo, para usarla con convicción hay que creer en su contrario: la vida inmortal. Pero ¿quién cree realmente en la inmortalidad en los tiempos que corren? Es una posibilidad que se ha difuminado, por eso la combinación de “vida” y “mortal” se ha desvanecido y a casi todo el mundo –incluido yo- el adjetivo se le antoja siniestro o simplemente pleonástico”, reflexiona el niño en su vejez.

“La vida mortal e inmortal…” confirma el talento que llevó a otra escritora en estado de gracia –la indoamericana Jhumpa Lahiri- a decir que Starnone es “el mejor escritor italiano vivo”. Pero quienes quieran iniciarse en la obra de este napolitano que ya superó los 80 años, acaso encuentren una puerta de entrada inmejorable en “Ataduras”, la primera de las novelas que se tradujeron al español y que narra con delicadeza y hondura los encuentros y desencuentros de una pareja en su madurez.

Desde El Sur levantamos una plegaria para que la obra de Starnone llegue a las librerías de todo el país y, si me perdonan la candidez, a un precio razonable.

Vida mortal e inmortal de la

niña de Milan (2023).

Domenico Starnone,

Editorial Lumen, 160 páginas.

 

Alejandro Fara
- Periodista -