Rodolfo Paverini es el máximo dirigente del deporte argentino. Ex titular del Club Sportivo Barracas, ejerce desde hace siete años la presidencia de la Confederación Argentina de Deportes (CAD), entidad que nuclea a las federaciones y asociaciones de 155 disciplinas que tienen personería jurídica en nuestro país. “Algunas están muy desarrolladas, otras más o menos y también hay micro comunidades, que no son tan conocidas”, apunta respecto al amplio abanico de actividades que están bajo su gestión.
Crítico de las políticas deportivas que en la última década han llevado adelante los sucesivos gobiernos nacionales, y en particular de la gestión del actual presidente Javier Milei, Paverini marca la cancha ante la ofensiva del equipo libertario, materializada a través del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023: “La defensa del deporte nacional, de sus federaciones y de los clubes es una prioridad innegociable para nuestra entidad”, enfatiza.
-¿Cómo observa la realidad del deporte argentino?
-Veo un panorama muy complicado, con casos muy visibles de desfinanciamiento. Esto viene a ser el corolario de la decisión que en su momento tomó Mauricio Macri, cuando Gerardo Werthein (expresidente del Comité Olímpico Argentino y actual embajador en Estados Unidos) reemplazó el uno por ciento de la telefonía celular, que tenía como destino el deporte de alto rendimiento, por nuevas partidas. Hoy la desactualización es terrible y eso seguramente se va a profundizar porque no vemos una solución. No interesa. Se tiende a un sistema privatizador más que a una política pública.
-¿Qué implica esta avanzada del gobierno nacional sobre el deporte, materializada a través del DNU del pasado 20 de diciembre?
-Si persisten los efectos del decreto nunca más vamos a conocer al deporte como lo conocimos. Así de sencillo. El avance no sólo es sobre el fútbol. Y va a ser brutal, con un costo muy alto para toda la sociedad.
-¿Por qué no hay tantas voces que se levanten para denunciar esto? El caso de los deportistas es entendible, pero hay silencios que aturden.
-Son dos ecosistemas diferentes. De un lado están los deportistas, que viven permanentemente amenazados con la quita de sus becas. Eso quedó de manifiesto cuando Macri intentó privatizar el deporte convirtiendo la Secretaría en Agencia Nacional e impulsando la venta del Cenard: hubo un puñado de atletas a los que les dictaron unos tuits de apoyo a esas medidas, y el resto permaneció callado. Paula Pareto (la judoca que fue medallista olímpica en 2008 y 2016) hoy puede plantarse porque integra la comisión de atletas y porque ya no compite, está en otra etapa de su vida. Ahí te vas dando cuenta de cuándo el deportista recién puede salir a hablar. Y con los dirigentes pasa más o menos lo mismo, ya que también hay mecanismos de coacción hacia ellos. A nosotros, por habernos opuesto a aquellas medidas privatizadoras, Macri nos mandó tres veces la IPJ (Inspección de Personas Jurídicas) para ver si nos podían intervenir, a lo que respondimos con una denuncia penal en los tribunales de Comodoro Py.
-Hasta el momento, la reacción más visible ha sido la del fútbol, que ratificó el actual modelo de gestión de sus clubes en los dos últimos informes anuales y refrendó esa posición a través de una asamblea.
-Sí. Pero lo que la AFA no entiende, o no quiere entender, es que la medida cautelar que otorgó la Justicia sólo tiene validez para un caso en particular, que es la Liga de Salto. El gobierno quiere instalar que el DNU es optativo, pero no es optativo. En su artículo 19 ter establece que las asociaciones, federaciones y confederaciones, es decir las entidades rectoras, tienen la obligación de receptar los pedidos de afiliación, cualquiera sea su origen. Eso trastoca los alcances del artículo 20 de la Ley del Deporte 20.655, que reconoce la autonomía a las asociaciones civiles deportivas. Esta cláusula es una exigencia del COI (Comité Olímpico Internacional), para que el Estado no tenga injerencia. El DNU les quita autarquía y libertad de gestión a las entidades que rigen los deportes, y atenta contra prerrogativas consagradas a nivel internacional. De repente el Estado se ha transformado en socio y se arroga atribuciones que son propias de una comisión directiva o de una asamblea.
-¿Esto puede acarrear alguna consecuencia en el terreno deportivo?
-La Carta Olímpica prevé sanciones para este tipo de situaciones y eso significa que los atletas quedan sin la posibilidad de competir bajo bandera argentina y deben hacerlo bajo bandera blanca. Y en el caso del fútbol, la FIFA prevé la desafiliación. Pasó en Brasil a fines del año pasado, cuando la Justicia desplazó al presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y tuvo que dar marcha atrás, porque si no los equipos de ese país no iban a poder competir a nivel internacional. En el caso de Argentina, me da la impresión de que Mauricio Macri, por su relación con la Fundación FIFA, está haciendo una “operación pinza” que hace que las cosas se mantengan en silencio y no se noten. Lo mismo pasa con Gerardo Werthein, quien es miembro del COI. La AFA y el COA tienen todos los mecanismos para que esto deje de ocurrir a la brevedad, pero no hacen nada. ¿Por qué? Es raro. La verdad es que estoy cansado de la dualidad de los hábiles declarantes.
-¿A qué atribuye este súbito interés por el ingreso de capitales privados al deporte argentino?
-Este es un plan sistemático que ya quiso instalar Macri al final de su gobierno. La diferencia es que Milei lo hizo apenas asumió. No hay necesidad y urgencia en el deporte argentino. En todo caso, la tienen Macri y Milei y los que están detrás del gran negocio que representa privatizar a los clubes. Esto incluye el ahogo financiero a las instituciones, para abrirles paso a las SAD y después apropiarse de sus patrimonios. A un club de barrio le sacan los subsidios, lo emplazan por deudas, lo vapulean, y eso produce el agravamiento de su situación económica. Después vienen las grandes operaciones inmobiliarios, el narcotráfico, etc. Por ahí la gente romantiza demasiado al deporte y no alcanza a ver todo lo que éste significa y representa. Estamos en el peor de los momentos respecto al sistema deportivo. Y si esto avanza, va a ser un gran dolor de cabeza.
-¿El ingreso del narcotráfico a los clubes es un riesgo cierto?
-Es muy fácil que ese tipo de capitales se infiltren en el deporte. Si yo me junto con vos y hacemos una sociedad, Patinadores SA, la Federación de Patín nos tiene que recibir. De pronto, dos tipos que salieron no sé de dónde armamos un festival de patín, decimos que metimos 20 mil personas y que cobramos 10 mil pesos la entrada, ¿cómo se verifica eso? Después traemos las bolsas con el dinero de la droga y el narcotráfico y toda esa plata negra la tenemos en blanco. Multipliquemos esto por 24 provincias y 150 deportes... Nos quieren llevar a lo que fue el deporte de los ’80 en Colombia, una máquina de lavar guita. Los narcos van a disputar territorio a partir de los clubes, al estilo de Pablo Escobar. Esta movida de las SAD puede desembocar en la cartelización de nuestro deporte. La mayoría de los dirigentes no lo entiende o finge demencia, pero es algo gravísimo.
-El propio Milei dijo: ‘Soy hincha de Boca y si vienen grupos inversores y ponen una fortuna en Boca, y eso hace que Boca le gane siempre a River, la pregunta es “¿dónde firmo?”.
-Esto de justificar cualquier medio para llegar a un fin es bastante complejo. Lo que dijo Milei significa que no tiene relevancia que las inversiones lleguen al deporte a través de la droga, la prostitución o lo que fuere. Parece que lo único que vale es ganar, sin importar como sea, y que no interesa o da lo mismo si hay dinero manchado con sangre. Esta realidad puede llegar a ser tremenda, porque esos capitales entran por el lugar más populoso que tiene la sociedad argentina, ya que el deporte en nuestro país, a diferencia de otros lugares, incluye la pasión, el alma, la gente.
-¿Qué piensa del rol que lleva adelante Daniel Scioli, el secretario de Ambiente, Turismo y Deportes, como impulsor de las Sociedades Anónimas Deportivas?
-Para mí, el papel de Scioli es nefasto. Bien suelen decir que a las peores gestiones las llevan adelante los peores conversos. En definitiva, ha sido coherente con sus acciones políticas: cuando estuvo con Menem apoyaba las SA, cuando logró reciclarse con el kirchnerismo hablaba de deporte nacional y popular, a tono con lo que representaron los gobiernos de Néstor y Cristina; y el Scioli libertario ahora dice que evolucionó y que por eso lo que antes era malo ahora es bueno. Alguien que ocupó cargos tan importantes, que fue vicepresidente y gobernador, no puede tener ese doble mensaje. A tipos como estos hay que desenmascararlos y exponerlos.
-¿De qué hablamos cuando hablamos de deporte en Argentina?
-Siempre nos hicieron creer que el deporte argentino eran cinco o seis disciplinas tradicionales y otras más o menos conocidas, y que no existe nada más. Y es mucho más que eso. El 70 u 80 por ciento de la población practica deporte de alguna manera, ya sea profesional, federado o recreativo. El deporte es la quinta industria a nivel mundial, con un gran impacto en muchos ámbitos, como la salud, la educación, la gastronomía o la industria textil, pero en nuestro país no está organizado. ¿Cuánto vale nuestro deporte? Estamos trabajando para tratar de ponerle números serios, pero la cifra hoy está en una nebulosa. En España, el deporte genera el 3,8% del PBI, lo que representa un volumen de dinero impresionante. Imaginemos que aquí sea el 0,5%. Si tomamos el PBI de 2019, que fue de 400 mil millones de dólares, serían dos mil millones al año. ¡Un montón! Lamentablemente, un sector de nuestra dirigencia deportiva no quiere que esa cifra se sepa, ya que prefieren un deporte chiquito, para poder seguir con sus privilegios.
-¿Adónde tendrían que apuntar, entonces, las políticas deportivas?
-Aquí se tendría que trabajar sobre la realidad que tenemos, tratar de fortalecer a los clubes y las asociaciones y organizar esa gran industria que es el deporte, pero eso no se hace. De hecho, no hay políticas públicas en esta área a nivel nacional. Aquí sólo quieren sacarse la foto con el deportista y su medalla, o acercarse para entregar subsidios durante una campaña electoral; ahí se termina el interés por el deporte. Y no es que no se entienda. Hay un sistema muy bien armado que tiene como objetivo cortar todos los lazos comunicantes que existen en la sociedad.
“A los Juegos Olímpicos vamos diezmados”
Al proyectar la realidad del deporte argentino hacia los Juegos Olímpicos de París 2024, el objetivo que asoma en el horizonte inmediato, Rodolfo Paverini entiende que las políticas que se aplicaron en los últimos años representan un fuerte condicionante para las aspiraciones de la delegación albiceleste.
“La actual situación es muy triste, casi desastrosa”, afirma el titular de la Confederación Argentina de Deportes. Y detalla: “Hasta 2008 veníamos como podíamos, con nuestros remeros compitiendo en botes de madera y el resto con botes de fibra de carbono, pero así y todo algunos resultados se conseguían. En 2012 se notó el financiamiento de la telefonía, con la delegación más grande de la historia y buenas actuaciones, y el coletazo de eso llegó hasta 2016. Después Macri destruyó todo eso, y la política errada del gobierno de Alberto Fernández, que aumentó el presupuesto pero no le devolvió la autarquía al deporte, contribuyó para llegar a esta realidad”.
“Hoy el desfinanciamiento es claro y concreto. De hecho, Diógenes de Urquiza, quien ya estuvo en el gobierno de Macri y ahora lo pusieron como gerente general del Enard, dijo que sólo iban a ayudar a quienes tengan chances de clasificar. Así tenemos atletas que están vendiendo rifas para poder viajar, algunos que han dejado de competir y otros que no han podido prepararse como debieran. Ya llegamos diezmados a París”, añadió.
“Muchas becas se están cayendo”, asegura Paverini. Y denuncia la discriminación que hace el gobierno nacional con el deporte femenino: “En el caso del voleibol, a los chicos sí les pagan y a las chicas no. Y eso mismo sucede con el beach vóley y con algunos otros deportes”. “No solamente son ignorantes, sino que también tienen un fuerte sesgo antifeminista y misógino”, puntualiza. “Este gobierno está en otra sintonía, no le interesa absolutamente nada. Y cuando pasen los Juegos Olímpicos, agarrate. Esta gente viene por todo”, concluye el directivo.