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#Fotoperiodismo
El amigo de Cabezas
Por | Fotografía: Gentileza Guillermo Cantón
Foto: Guillermo Cantón, de Los Cisnes a las revistas nacionales: una vida dedicada a la fotografía y la producción audiovisual.
Con la idea fija de trabajar en los medios de Buenos Aires, Guillermo Cantón logró ingresar muy joven a la revista Siete días, donde conoció a José Luis Cabezas, el emblemático reportero gráfico asesinado en los ’90 en Pinamar. Su amor por Los Cisnes, el fotoperiodismo y la producción y realización audiovisual.
Publicada el en Entrevistas

“Me llamó Cristina, la mujer de José Luis. Llamó a mi casa llorando, no entendí lo que pasaba…, me dijo que lo habían encontrado… quemado”, recuerda, todavía con estupor, Guillermo Cantón. José Luis no es otro que José Luis Cabezas, el reportero gráfico asesinado en Pinamar el 25 de enero de 1997. Encontraron su cuerpo calcinado junto al auto que utilizaba para movilizarse esa temporada como enviado de la revista Noticias para cubrir la temporada veraniega.

- ¿Cómo conociste a Cabezas?

- En la Editorial Abril había un laboratorio grande para procesar los rollos de los medios. Cada fotógrafo procesaba sus trabajos personales. José Luis iba al laboratorio para hacer las suyas porque tenía amistades en la editorial. Entonces nos veíamos en el laboratorio y así nos conocimos. 

En ese entonces Cabezas hacía fotos para eventos sociales, no era un fotógrafo de los medios. Un día fue a la revista Noticias a vender un trabajo y después lo terminaron incorporando al staff. Cuando cerró la revista Siete días, Cantón pensó en hacer lo mismo. Fue a ver a Cabezas y empezó a trabajar como freelance en Noticias. “Te llamaban si te necesitaban, si no no te daban trabajo”, recuerda Cantón. Pero había mucho trabajo y ese se terminó convirtiendo en su principal empleo y la mejor manera de darse a conocer. Con Cabezas se veía casi todos los días.  “Pasábamos todo el tiempo juntos, nos veíamos siempre”, evoca.

- ¿Qué pasó en Noticias después del crimen de Cabezas?

- Pasaron un montón de cosas. Se fueron algunos miembros. El que era jefe de fotografía renunció y se fue no mucho tiempo después. No fue por eso en particular, sino porque realmente fue una crisis muy fuerte…  A muchos nos hizo repensar qué estábamos haciendo, qué estaba pasando. Fue una cosa realmente impensada, no está en los cálculos de nadie que mataran a un periodista así.

Cuando asesinaron a Cabezas los medios le dedicaron una amplia cobertura. Y sin quererlo ni buscarlo, por ser su amigo y compañero,  Cantón terminó ocupando el rol de “el amigo de Cabezas”.

-Lo asumí como una responsabilidad… Sentí que tenía que mostrar quién era realmente José Luis Cabezas. En ese momento había un montón de información falsa sobre él-, recuerda.

De ser un periodista más, Cantón pasó a ser el centro de atención de sus colegas. Todos vivían en estado de shock, no sólo en Noticias, sino en todo el país. Fue un momento muy fuerte, tanto a nivel personal como profesional, y una sacudida tremenda para todos los que estaban cerca de él.

Cabezas lo invitó muchas veces a Pinamar para pasar el verano juntos, en familia, y cubrir la temporada. Los invitaba a él y a su esposa  a cenar. Pero Cantón se resistía: “Era yo el que no quería ir… no me gustaba hacer ese tipo de trabajo”.

Después del asesinato de Cabezas le propusieron trabajar como editor de fotografía en Noticias. Aceptó y dejó de hacer fotos propias. Hasta que terminó el juicio a los asesinos de Cabezas. Como muchos, sintió que había terminado una etapa. Y, junto a otros editores, renunciaron a la revista.  

Los orígenes

Además de reportero gráfico y fotógrafo, Cantón es realizador audiovisual y cantautor. Creció en las afueras de su pueblo, Los Cisnes, en una casa quinta llamada “Las Piedritas”. Cuando terminó el colegio secundario se fue de intercambio a vivir un año en California, Estados Unidos. Fue acogido por una familia que años atrás había mandado a una de sus hijas de intercambio a la casa de los Cantón. Regresó en 1976 para estudiar cine en Córdoba. Pero después del golpe cívico-militar, la carrera se cerró. Aunque no la tenía entre sus opciones, su padre Aldo Cantón le comentó que en la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) se dictaba la Tecnicatura en Comunicación Audiovisual –llamada en ese momento “Comunicación por imágenes”- y allí fue. “Teníamos tres años de formación técnica donde aprendimos fotografía, sonido y gráfica, con bastante profundidad”, recuerda Cantón, que empezó a pensar en la posibilidad de vivir de la fotografía.

Cantón comenta que, entre otras particularidades de su profesión, el fotógrafo trabaja solo. Por su infancia en “Las Piedritas”, la casa quinta familiar alejada de su pueblo, su niñez fue un poco aislada: al ser el menor de dos hermanas, pasaba mucho tiempo solo.

Antes de terminar la carrera ya había empezado a hacer fotoperiodismo, trabajando para los diarios de la ciudad.  Una vez recibido se fue a vivir a Francia, donde conoció a una chica de Buenos Aires con la que se terminó casando. Cuando terminó la dictadura volvió al país, a la ciudad de su esposa, donde trabajó en Siete días. Le gustaban los trabajos a largo plazo, las fotos en color. Por eso prefería las revistas antes que los diarios. Después llegó a Perfil, donde afianzó su amistad con Cabezas.

Entre las coberturas que más lo impactaron, recuerda el copamiento por parte de un grupo armado del Movimiento Todos por la Patria del Regimiento Militar de La Tablada y la  muerte del conscripto Omar Carrasco.  “En el aeropuerto, buscamos a alguien con cara de buena onda para que llevara los rollos de foto a Buenos Aires. Encontramos a un chico que se mostró predispuesto y avisamos por teléfono a la redacción. Una moto lo fue a esperar a Aeroparque para que le entregara los rollos y los llevaran directo a revelar”, recuerda Cantón.

El avance tecnológico fue facilitando las cosas y Cantón incurrió en el formato audiovisual. Aprovechó la indemnización de Perfil  para viajar a Texas, Estados Unidos, donde un colega norteamericano lo capacitó como un verdadero “ornitorrinco digital”, un profesional versátil que trabaja solo. Cuando volvió al país comenzó a realizar mini documentales para Clarín sobre arquitectura y pizzerías tradicionales. Un compañero suyo narraba las historias y él las filmaba y editaba. “En tres días teníamos listos los videos para entregar”, recuerda Cantón.

Hoy Guillermo Cantón es director de fotografía en la revista Contrastes, una publicación sobre fotografía dirigida a profesionales, estudiantes y amateurs. 

Y aunque inicialmente se dedicó al fotoperiodismo, siempre se sintió atraído por el cine documental, por la posibilidad de contar historias más extensas y complejas. Así nació el documental "Los Gringos", basado en una experiencia autobiográfica relacionada con un automóvil llamado "El Gringo". La historia transcurre en torno a la relación del autor con el hijo del fabricante del auto y su descubrimiento de la historia detrás de la fábrica. En estos días trabaja en otro documental junto a Marcos Altamirano, docente de la UNRC. El proyecto trata del hijo de un historiador de la región que descubre un texto de su padre que lo intriga: el diario de un inglés que 200 años atrás cruzó el país por los mismos lugares y caminos que él. El “Camino de John Miers” –como titularon al proyecto- ya fue aprobado por el Polo Audiovisual Córdoba.

Benjamín Cháves
- Estudiante de periodismo -