Martín Angerosa se integró a la Red Argentina para el Desarme en 2004 y forma parte de la junta directiva del Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (Ilsed). Trabaja en investigaciones con las que busca despertar a quienes toman decisiones y deben difundir una problemática que produce daños letales en la sociedad argentina. Actualmente integra un grupo de trabajo en la Legislatura de Córdoba que aborda la nueva Ley de Seguridad.
- ¿Cómo fueron los primeros años de la Red?
- Fueron de estudiar mucho e investigar, de conectarnos con otras organizaciones de Argentina; luego con la red internacional IANSA (International Action Network on Small Arms) y finalmente en 2005 se fundó Clave, que es la Coalición Latinoamericana para la Prevención de la Violencia Armada.
- ¿Cuál fue tu rol ahí?
- Me tocó ser miembro de la junta directiva durante dos periodos, que es lo máximo que se puede estar. Hicimos muchas investigaciones en Latinoamérica, que es la región del mundo más castigada por la violencia armada.
- Y en ese mapa, ¿cómo está Argentina?
- Tenemos gravísimos problemas de violencia armada en México, Colombia, Venezuela y en Brasil. En Centroamérica también. El Salvador se calmó bastante con las políticas de Bukele, pero ese es un capítulo aparte. Guatemala también tenía índices altísimos de violencia armada. Y en Argentina, Uruguay y Chile teníamos índices bajos, pero bajos en el contexto de la región más castigada por la violencia armada en el mundo. Es decir que igual son altos si los comparamos con Europa y otros países.
- ¿Qué dicen las estadísticas en Argentina?
- Hasta hace dos o tres años teníamos ocho muertos por día por armas de fuego.
- ¿Ese número se ha revertido?
- Bajó uno o dos puntos. Está entre seis y siete ahora. Nosotros creemos que por efecto del Plan de Desarme y la cantidad de armas que se retiraron de circulación. De todos modos sigue siendo mucho y la sociedad está ignorando el problema.
- ¿A qué lo atribuís?
- Falta que las organizaciones sociales tomen el tema. Investigaciones hay, pero el Estado tiene que proveer más datos para que podamos investigar aún más. Las cifras que tenemos son de épocas donde espasmódicamente el Estado mandaba. Por ejemplo, la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo que hacía el Ministerio de Salud incluía una pregunta acerca de si tenías armas en tu casa o en el auto. De ahí pudimos estimar de cuánto podía ser el mercado negro de armas, porque se vio que había mucha gente que tenía armas de fuego. Más de los usuarios que están registrados.
- Armas ilegales.
- Claro, no registradas. El Estado no las controla y no sabe dónde están. Son entre dos y tres millones de armas las que están en esa situación.
- ¿De dónde provienen esas armas?
- Del contrabando, armas que se desvían de la policía. Según una encuesta, entre 1999 y 2008 las armas robadas, hurtadas o extraviadas por legítimos usuarios, o sea el mercado legal, dieron lugar al pedido de secuestro de 89.994 armas, casi 9.000 por año, un promedio de 25 por día. Qué decimos nosotros con estos datos: que el mercado ilegal de armas en Argentina se provee del mercado legal. Y al mercado legal, como Estado, tenés que controlarlo.
- ¿Y se controla?
- Sí, pero falta controlar más. Hay tres grandes lugares para abordar el problema de las armas de fuego en la sociedad: primero, tenés un mercado legal de armas y lo tenés que controlar porque produce muerte. Luego, tenés el mercado ilegal, a ese hay que perseguirlo y eliminarlo. Nosotros hemos accedido a los listados de las armas secuestradas e incautadas por algunos de los Poderes Judiciales y hemos visto que la gran mayoría de las armas ilegales provienen del mercado legal; entonces, cuanto más reduzcas el mercado legal, menos posibilidades hay de tener armas ilegales en la calle. De todas formas, legales o ilegales, ambas son un problema, pero las políticas a aplicar son distintas. Y la tercera pata es la prevención de las heridas y la muerte por la violencia armada; y esto se logra con dos políticas clásicas: planes de desarme para retirar armas de circulación y campañas de sensibilización.
- ¿Qué de todo esto se aplica?
- El Plan de Desarme hoy no está vigente, no se ha aprobado. Y campañas de sensibilización no hay desde hace años. La última que se hizo fue una campaña con Unicef por el acceso de los niños a las armas de fuego, hace años. El Estado no invierte en estas campañas. Dice que faltan recursos.
- No se entiende la peligrosidad del tema.
- Y el daño efectivo que hace todos los días, porque los niveles de desigualdad que tenemos elevan los niveles de violencia social. El discurso de violencia política desde lo discursivo es lo que nos está preocupando mucho porque habilita la violencia física y la violencia con armas.
- ¿Quedan fábricas de armas en Argentina?
- Había 150 fábricas y quedó una sola: Versa. Sí hay fábricas de municiones, balas. Fuimos exportadores de armas en una época y las Fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Armadas se proveían de armas que se fabricaban acá. De esa época quedaron muchas armas dando vueltas.
- ¿Cuándo se creó el registro de armas en nuestro país?
- En los 70, bajo la doctrina de la Seguridad Nacional. Dicho en sus fundamentos, se crea porque hay grupos armados que tienen armas ilegales. Y el registro se crea para que las armas legales sean las de los legítimos usuarios.
- ¿Cómo accede un ciudadano a poder tener un arma?, ¿cuáles son los requisitos?
- Hay que distinguir dos categorías: tenencia, que no te habilita a tener el arma en la vía pública en condiciones de disparo. Y portación, que sí te habilita. Los requisitos son mucho más exigentes en la portación. Normalmente se les da a guardias de seguridad, aunque también se les da a ciudadanos comunes. Eso depende de cada gestión de gobierno.
- ¿Qué tan fácil es acceder a la portación?
- Hay que ser mayor de 21 años, tener ingresos lícitos, aptitud física, psicológica y un certificado de idoneidad para el tiro. Tenés que hacer un curso de tiro por primera vez y rendir. Las credenciales duran 5 años.
- ¿Qué se debería hacer para llevar adelante una política de desarme efectiva?
- Unificar estas tres cosas que te mencionaba antes: control del mercado legal, persecución del mercado ilegal y la prevención de la violencia armada. Se creó la UFI-ARM que se especializa en la persecución y tráfico, pero tiene poco personal, no la fortalecieron nunca y tiene poco presupuesto. Hay que unificar todo en una gran agencia de control de armas. Después, es responsabilidad de los Poderes Judiciales de las provincias; y del Poder Federal la persecución: el tráfico de armas es un delito federal. Y el Plan de Desarme tiene que ser permanente. Con la cantidad de armas que tenemos dando vueltas necesitamos un plan de desarme que funcione a diez, veinte años, para retirar armas de circulación. Esa misma Agencia tiene que tener un presupuesto para realizar campañas de sensibilización y concientización.
- ¿Cuál es la cantidad de armas que se retiraron en el marco del plan?
- Más de doscientas mil desde que se creó.
- ¿Qué pasa en Córdoba?
- Nosotros tuvimos muy buena sintonía con el gobierno provincial cuando se creó el Plan de Desarme Nacional y logramos la Ley 9.400, “Córdoba sin armas”. Esa ley lo que hacía era coordinar con la legislación nacional (Ley 26.216), que crea el plan de entrega voluntaria de armas de fuego. Y al incentivo que le daba el plan a quien entregara un arma de fuego, la Provincia le agregaba un incentivo mayor. Además se abrieron más bocas de recepción de armas en el interior y se sumaron dos más a la que había en la capital. En ese momento gobernaba (José Manuel) De la Sota y el ministro de Seguridad era (Juan Carlos) Massei. Pero cuando se acabó el incentivo, se cerraron las bocas y los gobiernos sucesivos no lo volvieron a implementar. La nueva Ley de Seguridad tiene un capítulo de desarme, pero hay que hacerle correcciones técnicas para que pueda funcionar porque quien es la autoridad de aplicación y quien tiene los técnicos para recibir las armas, que tienen que estar operativas, no te reciben armas si no están en condiciones de disparo. La autoridad de aplicación y los técnicos son de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC). No puede ir la Provincia por sí sola a recibir armas.
- ¿Manejan encuestas de opinión pública en torno al uso de armas en la población?
– Según una encuesta realizada por Zuban Córdoba y Asociados, un 77.3% de la población está en desacuerdo con legalizar la libre portación de armas.
- Estados Unidos es el país que más población armada tiene, ¿verdad?
- Sí, lo que pasa allá es una locura. Tienen el derecho a tener armas de fuego, acá tenés que cumplir requisitos, no es un derecho sino un privilegio. Y la influencia del cine de Hollywood en la sociedad es increíble porque la gente cree que se va a poder defender de un asalto en su casa con armas de fuego. De los ataques armados, solo uno de cada diez termina con la muerte del asaltante y la supervivencia del asaltado. Pasa que en Estados Unidos el lobby de las armas es muy fuerte porque es el negocio más rentable del mundo después del narcotráfico; entonces tiene mucha fuerza e incidencia política. Acá también hay lobby.
- Además acá ahora tenemos una gestión nacional que mira a Estados Unidos como ejemplo a seguir.
- Sí, pero con casi el 80% de los argentinos en contra de la libre portación de armas de fuego, no creo que pase por Diputados una ley como la que quieren. Argentina tiene una tradición de control del mercado de armas muy larga. Lo que no sabemos son los efectos que hoy está causando la violencia armada. Tuvimos varios años con ocho muertos y no había un debate en torno al tema, costó mucho poder incidir.
- ¿Y hoy se habla?
- Lo instaló (Javier) Milei en campaña, aunque después se retractó dos veces y dijo que iba a cumplir con la Ley de Armas.
- ¿Qué cosas habría que cambiarle a la ley actual?
- El paradigma, porque es una ley que tiene una sistematización de los años 50 y fue promulgada en los 70. No puede faltar la restrictividad para el acceso a las armas de fuego; tiene que establecer criterios generales para el acceso a las licencias: tiene que haber certificados de aptitud psicológica, física, de tiro, un certificado de ingresos lícitos. Tiene que haber una congruencia entre el fin que se declara y las armas que se compran. Hay que regular tanto a las armas de fuego como a las personas usuarias y las actividades que se hacen con esas armas; incluso sistematizar los depósitos de armas de fuego con un criterio claro y brindando mayor seguridad en el traslado y almacenamiento.
Cómo funciona el Plan de Desarme
Las armas -registradas o no, que no tengan pedido de captura- se receptan en las delegaciones de ANMaC. El plan es anónimo para favorecer la entrega de armas y se otorga un incentivo económico. El arma se inutiliza con una prensa hidráulica delante de quien la entrega.
- ¿Hay perspectivas de que el Plan se retome?
- Sí, el primero duró dos años con posibilidad de prorrogar por dos años más, después se fueron haciendo prórrogas cada dos años. El problema es que tiene que ser tratado en el Congreso. El Ejecutivo Nacional mandó al Congreso un proyecto de ley que establece un blanqueo y por otro lado la prórroga del plan de desarme para que sea por cuatro años y no por dos. Con esto último estamos de acuerdo, con el blanqueo no.
- ¿Por qué?
- Porque crean la figura del depositario legal de armas de fuego, que es una persona que no tiene la credencial de legítimo usuario y que no cumple con los requisitos pero de todas maneras le dejan el arma en su poder y se la puede vender a otros usuarios. Es un peligro, están tratando de incorporar armas ilegales al mercado legal, pero a las armas ilegales hay que sacarlas de circulación y destruirlas para achicar la cantidad de armas en circulación en la sociedad argentina.