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#LosMuertosYElPeriodista
“Hoy hablé con un muchacho que va a ser asesinado”
Foto: Oscar Martínez se sumerge en la dramática realidad de El Salvador.
El libro del salvadoreño Oscar Martínez es una aproximación al ejercicio del periodismo en un país sumido en la violencia.
Publicada el en Libros

“Este no es un libro para periodistas pero sí es un libro donde un periodista –yo- cuenta la historia incluyéndose en ella”, avisa Óscar Martínez en el prólogo de Los muertos y el periodista, publicado en 2021 en Crónicas, el indispensable catálogo de editorial Anagrama.

Óscar Martínez es jefe de redacción de El Faro, la publicación de El Salvador centrada en la investigación de casos de violencia y corrupción de un pequeño país donde pueden faltar muchas cosas menos eso: violencia y corrupción.  

Una semana antes que en Argentina, los primeros días de marzo de 2020, El Salvador entró en cuarentena a causa de la pandemia. El momento de pausa, el encierro obligado, para muchos fue una invitación a imaginar el mundo que iba a venir; para Martínez fue la ocasión para mirar desde el espejo retrovisor los últimos diez años que llevaba en el diario reflejando el entramado de pandillas, narcos, policías y jueces corruptos, un cóctel que es parte de otra pandemia, la que viene asolando desde hace años los países de la región.

En Los muertos y el periodista, Martínez repasa –y pone en cuestión- las robustas sentencias que rodean a la profesión, arrancando por aquella que acuñó Gabriel García Márquez y que sostiene que el periodismo es el mejor oficio del mundo. “Creo que ser periodista no es el mejor oficio del mundo. Eso es ya un eslogan. No lo repitan, cuestiónenlo”, dice y agrega: “Prefiero lo que dijo (Alma) Guillermoprieto, que es un oficio que te da un privilegio inmenso y una enorme responsabilidad: atestiguar el mundo en primera fila”.

Martínez se ampara en un tono confesional a veces, otras veces desparrama la adrenalina de un thriller, y siempre muestra con crudeza la borrosa frontera entre héroes y villanos. En Los muertos y el periodista repasa el vínculo que entabló con sus fuentes de información, concretamente, con tres hermanos inmersos en el submundo de las pandillas que acabarán fusilados por bandas policiales. “Hay vidas en este libro que ocurren en profundidades a las que cuesta creer que sea posible acostumbrarse. No hay héroes realizados ni víctimas reivindicadas (…). Pero tampoco hay malos sin matices. No hay malos, de hecho, ni buenos tampoco, ni antípodas contundentes. Hay otro mundo, con otras reglas, con otros límites”, escribe.

Esos tres hermanos son los muertos que le dan título al libro. No hay misterios sobre sus destinos. Desde el comienzo del libro conocemos su desenlace. Es más, cuando Martínez entrevista a Rudi, el más comprometido de los tres hermanos, su olfato lo lleva a garabatear en su libreta una frase premonitoria: “Hoy hablé con un muchacho que va a ser asesinado”.

Decíamos más arriba que Martínez cuestiona las verdades sagradas de la profesión. Una de ellas sostiene que el periodista jamás debe ser amigo de sus fuentes. “¿Se puede? ¿Se vale  extrañar a una fuente?¿Se vale hacer periodismo acerca de un amigo? Yo creo que evitarlo deber ser el objetivo, y la honestidad el antídoto cuando se fracase en alcanzar ese objetivo”, sostiene.

Martínez parece fracasar una y otra vez en sostener aquel mandato. Llega a internarse en una zona inhóspita donde se refugia Rudi (un niño de 13, 14 o 15 años, Rudi no lo sabe con seguridad), quien por haber infringido un código de la pandilla ahora se ve en el peor de los mundos: perseguido por la policía y por los capos pandilleros que digitan la vida y la muerte desde las cárceles.

En el intento por contar la historia del muchacho que va a ser asesinado, Martínez no duda en interrumpir una apacible escena familiar de domingo junto a sus hijas y lanzarse a la ruta en plena madrugada para intentar socorrer a su fuente que acaba de ser secuestrada por un patrullero.

Los muertos y el periodista es una lectura adictiva y una inyección de adrenalina para quienes ejercemos la profesión pero, no voy a mentirles, en algunos tramos el despliegue de violencia y sinrazón obliga a tomarse un respiro, dejar reposar un rato esas páginas incendiarias para reponernos antes de volver a enfrascarnos en la breve vida de Rudi y sus hermanos.

Los muertos y el periodista.

Óscar Martínez,

Anagrama Crónicas

Barcelona (2021).

Alejandro Fara
- Periodista -