Crónicas
Entrevistas
Actualidad
El Kiosco virtual
Reflexiones
Cultura
Música
Cine
Libros
Galería Magalú
Galerías multimedia
Quiénes Somos
Revista El Sur
Staff
Ediciones en papel
#JuanForn
Te llamaré Viernes
Foto:
El libro póstumo de Juan Forn reúne las contratapas que el diario Página/12 publicaba los viernes.
Publicada el en Libros

“Uno de los pocos déficits que tiene el hábito de leer es que, cuando uno termina un libro que lo conmueve o lo estremece, todo lo que siente adentro queda ahí, y se va disolviendo antes de encontrar alguien con quien compartirlo”, dice Juan Forn en “Yo recordaré por ustedes”.

Cómo no darle la razón si ése, el espanto a que esa sensación –la conmoción, el estremecimiento- se desvanezca para siempre, es el motivo por el que mes a mes garabateamos algunas líneas en este rincón de El Sur, el espacio que reservamos para compartir con los lectores el resabio después de conectar con la sensibilidad de un autor o de una autora.

Con (casi) todos los libros que mencionamos en la sección suele pasar eso. Esa sensación de que no terminamos de hacerle justicia al valor que esa obra tiene, que no logramos poner en palabras lo que el libro nos genera.  Ahora, el dilema forniano, paradójicamente, se nos presenta frente a su obra póstuma, el libro que reúne lo más valioso de su legado literario: las contratapas de los viernes en Página 12.

“Yo recordaré por ustedes” es más que una compilación de las publicaciones semanales que nos encandilaban cada viernes y nos obligaban a investigar en la web el nombre y la obra de innumerables escritores que desfilaban por ahí. Fue concebido en la etapa final de Forn, en los años de su autoexilio en la costa atlántica. En ese tiempo moroso de un retiro anticipado Forn le dio forma a un libro de una belleza (precisamente) estremecedora. Porque, si bien es cierto que la materia prima del título son aquellas intervenciones magistrales en la contratapas del diario, “Yo recordaré por ustedes” puede leerse con ojos nuevos aún para quienes no se perdían ni uno de sus artículos e incluso para quienes volvieron a leerlos con fruición en los cuatro tomos de Los viernes (publicados entre los años 2015 y 2019).

Siguiendo la recomendación de la editora chilena Andrea Palet, Forn puso a dialogar sus columnas generando entre una y otra sólidos vasos comunicantes que llevan a pasar de uno a otro de los artículos con la cadencia de un arroyo.

Se sabe que para Forn el placer por la lectura no reconocía fronteras. Aunque era conocida su adoración por los autores norteamericanos, eso no le impedía abrevar en obras orientales y, sobre todo en sus años de madurez, incursionar en gemas ocultas de la vieja Unión Soviética. El método Forn consistía en arropar a cada libro, a cada autor, con las circunstancias que lo rodearon, con su tiempo, sus dificultades y sus desafíos, de manera tal que cada artículo era un recorrido que nos zarandeaba por todos los estados de ánimo.

Particularmente atesoro la columna sobre Vasco Pratolini que se titula “Uno se salva” y cuenta los padecimientos físicos del formidable autor italiano que fueron modelando su obra y, sobre todo, la particular relación de amor-odio que mantenía con su hermano menor.

Impulsado por el envión anímico que genera la historia que narra Forn lo más probable es que acabemos topándonos con “Crónica de mi familia” y “Crónicas de pobres amantes”, dos libros descomunales de Pratolini. En uno, narra el ambiguo vínculo que mantuvo con su hermano a quien inconscientemente le atribuía la muerte de su madre y en otro recrea la vida de un puñado de familias de una calle proletaria de Florencia durante el ascenso del fascismo.

El enorme mérito de Forn (uno de los tantos) es el de generar en los lectores una cercanía con tiempos y pueblos que en apariencia nos resultan lejanos y ajenos. Acá les dejo esa inolvidable columna, como muestra https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-152061-2010-08-27.html

En un tramo especialmente desopilante del libro, vemos al joven Forn que trabajaba como cadete de la editorial Emecé y que con toda impunidad abría las encomiendas de Bioy Casares y un tal Jorge Luis Borges.

Y así podríamos seguir con cada una de las entradas del libro. Pero, para no agobiarlos, cierro con este tramo en el que Forn encuentra las palabras indicadas para definir el acto de lectura: “Hicieron falta generaciones y generaciones y generaciones de la tribu del libro para que nuestro instinto encuentre leyendo lo que busca. Es un instinto que a algunos se les despierta más temprano o más tarde, pero en la vida siempre terminamos arrimándonos a lo que más nos cabe, si uno no es muy extranjero de sí mismo, y leer es lo que hacen los de la tribu del libro para ser menos extranjeros de sí mismos”.

Yo recordaré por ustedes.

Juan Forn, Emecé

Buenos Aires, 2021

444 páginas.

 

Alejandro Fara
- Periodista -