Por Claudio Orosz (*)
Daniel Barraco es parte de la primera camada que rindió para ingresar a la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, con el nuevo plan experimental que aprobó la Universidad.
Participó de Centro de Estudiantes desde una mirada social-cristiana. Fue un alumno muy estudioso y destacado, que hablaba sin parar. Nos reíamos mucho de él por este aspecto.
En el ‘76 lo echaron del colegio, como le sucedió a su papá el Rodolfo ‘el Ronco’ Barraco Aguirre un año antes cuando era vicerrector, autor del nuevo plan de estudios y un verdadero revolucionario desde el punto de vista educativo, que en la década del ’80 integraría la CONADEP Córdoba.
El interventor Tránsito Rigatusso nos denunció penalmente a estudiantes que integrábamos el Centro de Estudiantes y docentes por la Ley 20840, para él éramos subversivos. Rápidamente sobreseídos por la justicia federal los estudiantes Claudio Fleimbat, Ines Goobar y yo, junto a los docentes Alberto y Liliana Zapiola y la no docente Inés Valdez de Lazcano Colodrero.
A Daniel lo volví a encontrar cuando volví del exilio, en el ’78, y rendimos juntos las equivalencias que necesitábamos para terminar el secundario. Todos los libros nos los dio el padre, que era un tipo excepcional. Luego Barraco estudió en FAMAF, siendo matemático muy lúcido. Fue decano y se comportó en la política universitaria como el típico personaje que acordaba una cosa y hacía otra, mackarteando a mi hija que integraba el Consejo Directivo de la Facultad por la minoría de la representación estudiantil.
Ahora está haciendo un papel lamentable. Pasó de ser perseguido por el loperreguismo y Lacabanne, a perseguir trabajadores de los SRT. Esto marca que no aprendió nada de lo que padeció con la ‘Misión Ivanicevich’.
(*) Abogado