Belén Altamiranda Taranto ha recorrido un largo camino. Primero para restituir su propia identidad. Después para tomar la posta de la abuela Sonia Torres -“Choni”, como la evoca cariñosamente- en la filial Córdoba de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
Belén cuenta su historia en forma pausada, como si tratara de que cada palabra contribuya a que otros puedan descubrir que todavía viven una identidad falsa. “Yo siempre supe que era adoptada y agradezco que nunca me hayan mentido –explica-, pero de grande sentí la necesidad de ponerle un nombre a ese sentimiento. Mis preguntas comenzaron después de terminar el secundario; cuando era chica no me gustaba hablar del tema, lo consideraba un tabú, me quería sentir igual a los demás”, recuerda. Hasta que entendió que algunas circunstancias podían explicar que una mujer diera en adopción a su bebé. “El sentimiento que afloraba siempre era que me habían dado en adopción porque no me querían –recuerda-; el clic vino cuando fui mamá de mi primera hija y entendí algo que hasta entonces no podía poner en palabras: el derecho a la identidad”.
La historia de Belén tuvo idas y vueltas. Cuando comenzó a cursar la carrera Hotelería y Turismo, una profesora de la asignatura “Historia de Córdoba” les habló de lo que fue el terrorismo de Estado en la provincia y el país. “Fue la primera que pude saber lo que había sucedido en nuestra historia reciente”, admite. “En el hogar donde yo me crie había una ideología política, religiosa, totalmente diferente y había cuestiones que no se podían hablar para evitar peleas. El colegio al que asistí también era religioso y en la secundaria, en Historia te decían dos palabras de la dictadura cívico-militar y continuaban con otra cosa”. Todo cambió cuando descubo el incansable trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo: “De grande se me dispararon un montón de preguntas cuando vi la lucha de las abuelas, la restitución de los nietos, información que circulaba en la tele, en los diarios. Sentí que no podía no empatizar con la lucha de esas mujeres”.
Belén no sabía que tenía el derecho, por ser adoptada, de buscar su expediente para conocer su origen biológico. Recurrió a Abuelas, no porque pensara que podía haber sido apropiada, sino porque creyó que esas mujeres tan tenaces podían orientar su propia búsqueda. Hasta los diez años había vivido en CABA y después su familia adoptiva se mudó a Córdoba. “Una vez charlando con una amiga ella me facilitó el teléfono de Abuelas, que lo había conseguido a través de un videoclip de la Bersuit Vergarabat. Y un día dije: ¡llamo!”, evoca. Era el año 2004. El proceso de búsqueda no fue lineal: “Comencé todo el proceso pero hubo un parate en el medio, porque sentí culpa hacía las personas que me criaron. Cada tanto me llamaban de Abuelas, pero yo daba vueltas”. Dos años después, cuando falleció su papá adoptivo, se volvió a acercar a Abuelas: “Retomé el proceso y me hice el examen de ADN, que me permitió saber con exactitud que era una de las nietas que estaban buscando”.
- ¿Qué te pasó cuando tuviste el cien por ciento de seguridad?
- Al comienzo lo viví como una película que le estaba pasando a otra persona. Fue una vorágine: me enteré el 29 de junio del 2007, un viernes, y recién el lunes viajé a Buenos Aires a conocer a parte de mi familia, a mis abuelos. Ahí la conocí a Estela de Carlotto. Es un momento que recuerdo con mucho amor. A pesar de haber sido en un despacho de Comodoro Py, fue muy cálido el encuentro con parte de mi familia. De ahí fuimos a la sede de Abuelas y recibí el amor de las abuelas, los nietos restituidos, los hermanos que buscan, los trabajadores. Desde ese día cada vez que se restituye la identidad de un nieto vuelvo a sentir lo que viví. Más allá de la conferencia de prensa, se invita a todos los que quieran estar. Más ahora que quedan muy pocas abuelas. Es un momento de renovar esperanza y juntar fuerzas para continuar las búsquedas.
- ¿Qué significaron las abuelas en tu vida y en particular Sonia Torres?
- ¡Todo! Tengo un agradecimiento infinito con todas las abuelas. Sonia fue como mi abuela, compartí más tiempo con ella que con mis abuelas biológicas por una cuestión geográfica. A meses de haber restituido mi identidad ella confió en mí y me propuso sumarme a la filial para trabajar con ella hombro a hombro. Esa gratitud la tengo de por vida: todo lo que hicieron y todo lo que nos dieron, nada menos que nuestra identidad. Hoy ocupo este lugar en Abuelas, pero es imposible sustituir a Sonia.
- ¿Por qué crees que Sonia te planteó eso a vos particularmente?
- Porque las abuelas son muy sabias. Desde que se empezó a gestar lo que hoy es la estructura de Abuelas de Plaza de Mayo empezaron a tener esta visión de futuro, al darse cuenta que no era tan sencillo localizar a sus nietos y que iba pasando el tiempo. Se gestaron las áreas definitivas que tenemos en la institución, que son muchísimas, cada cual con su rol específico. Generaron actividades para llamarnos la atención y que fuéramos participes de nuestra propia búsqueda. En el 2010 se reformó el estatuto para permitir que ingresara el primer nieto restituido a la comisión directiva de Abuelas. A medida que van pasando los años se van sumando otros nietos. Yo hace varios años que formo parte de la comisión directiva. Esto es un traspaso generacional porque sabemos que todavía hay mucho trabajo por hacer. Quedan trecientas personas, hoy adultas, que viven con un identidad falsa y cuando son padres se las transfieren a sus hijos. Las abuelas siempre fueron muy sabias y son un ejemplo mundial de lucha por la Memoría, la Verdad y la Justicia.
- ¿Cómo se piensa vincular hoy a los jóvenes con los derechos humanos?
- Eso se inició hace mucho. Abuelas creó un área de educación y muchísimos materiales para los distintos niveles. Se dan charlas, seminarios, se logró que en la currícula escolar se hable de la dictadura, se instituyó el día de la Memoría, por la Verdad y la Justicia, el día de la Identidad. Son fechas para que se hable de lo que pasó en los establecimientos educativos, que los niños sepan lo importante que es tener su identidad a partir de la pregunta disparadora: ¿Sabes quién sos? Esto hace pensar, no solamente lo relacionan con nosotros, sino con los derechos humanos en general. Que los niños tengan conciencia sobre esto y los jóvenes tengan inquietud de participar, de militar estos derechos. Uno de los logros fundamentales es que se haya incorporado el derecho a la identidad en la Convención de los Derechos del Niño para garantizar ese derecho en todo el mundo. Y fue gracias a la insistencia y el trabajo de las abuelas en la ONU. Las abuelas destaparon el velo que escondía el derecho a la identidad. Ahora hay que cuidar y resguardar lo ya conquistado, porque costó mucho conquistarlo y cuesta muy poco borrarlo.
- ¿Entonces hay renovación en la militancia de Abuelas?
- El traspaso generacional es muy importante y hace muchos años que se viene dando. Obviamente era triste cada vez que un nieto/a pasaba a formar parte de la comisión directiva porque significaba que una abuela ya no estaba más. Pero ellas sabían que era necesario para poder continuar. Hoy en comisión directiva solamente quedan dos abuelas, que son las únicas activas: Estela, nuestra presidenta y Buscarita, nuestra vice. El resto somos todos nietos restituidos o hermanos que buscan. Nos reunimos todos los martes para conversar distintos temas y tomar la directiva de la institución. En esto estamos...
- Frente a la despolitización, las redes sociales y la dificultad para conectar con la historia, ¿cómo pensás que los jóvenes podrían interactuar con nuestra historia reciente?
- No son todos así. Siempre hubo una parte que dice que no les interesa la política. Es como volver a los noventa, cuando la palabra política era mal vista. Con la inmediatez de las redes se da la banalización, pero hay muchos jóvenes que se ponen la camiseta donde les toca estar y se movilizan por el otro. Tenemos que volver a hablar de temas que pensábamos que ya no se discutían, pero está pasando. Hay que seguir, no bajar los brazos: sobre resistencia y tenacidad tenemos a las mejores docentes.
- ¿Qué pensás de que nos gobiernen políticos pro dictadura?
- No es una novedad. Ahora lo dicen abiertamente, antes no era políticamente correcto hacerlo público. Es un cambio muy fuerte porque son personas que están a cargo de nuestro país y lo vemos a diario porque ponen palos en la rueda y tratan de deshacer todo lo que se logró. Pero desde el comienzo de la historia los derechos que se lograron fue porque siempre hubo hombres y mujeres que pusieron su cuerpo y dieron inclusive su vida para lograrlo. Y somos muchos los que estamos convencidos de que hay que resistir, resguardar lo ya adquirido y continuar.
- ¿Qué significa el desmantelamiento reciente de la Conadi?
-La Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad es un órgano del Estado que se creó en 1992 por insistencia de las abuelas para auxiliar a la Justicia. Ahora se ha eliminó por decreto la Unidad Especial de Investigación, creada en 2004. Lo que hacía esta Unidad, que es de vital importancia, es que a partir de las denuncias de posibles hijos de desaparecidos realizaba una investigación desde cero y entregaba a la Justicia el caso ya investigado para que solo tuvieran que citar a la persona para que se haga el ADN. Sin esa Unidad es la Justicia la que tiene que hacer todo, como pasaba en los noventa.
- ¿Qué te parece la Unidad Provincial Especializada para la búsqueda de personas apropiadas que creó Axel Kiciloff?
- Lo de Axel es un proyecto, que agradecemos, pero hay que armarlo y es a nivel provincial. Es una ayuda, pero no va a suplantar a la UEI de la Conadi, que cubría a nivel federal. Nosotros buscamos nietos de todo el país.