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Fassi vs Tapia: un partido político
Foto: Tapia y Fassi, una disputa de intereses con fuerte sesgo ideológico.
La dura sanción de AFA a Andrés Fassi actualiza la disputa de fondo en el fútbol argentino. Diferentes y parecidos, el presidente de Talleres y el "Chiqui" Tapia protagonizan su propio clásico dentro y fuera de la cancha. ¿De qué juegan Milei y Llaryora en esta puja de intereses?
Publicada el en Crónicas

¿Se envalentonó con la “cadena nacional” que replicó su discurso contra las estructuras del fútbol argentino y su máximo referente, Claudio Tapia, o el papel de víctima que interpretó en el Estadio Malvinas Argentinas Mendoza fue un “bolo” para catapultarse hacia el protagónico rol de héroe que le dieron horas después en la Casa Rosada? Sólo Andrés Fassi lo sabe.

La movida del mandamás de Talleres desconcertó a los propios y alimentó suspicacias entre los ajenos. Entre el “no vine a hacerte problemas a vos, ‘Chiqui’; no voy a ser presidente de la AFA” que pronunció con gesto adusto en Córdoba, a su regreso del partido ante Boca por Copa Argentina del pasado 7 de setiembre, y la postal que lo mostró sonriente en el despacho presidencial de Javier Milei, pasaron apenas cuatro días.

En el encendido alegato que pronunció en el Centro de Alto Rendimiento Amadeo Nuccetelli -predio con cuidadas canchas, modernas instalaciones y hasta un oratorio al estilo de los estadios mexicanos-, el pope de la “T” se había proclamado “apolítico”, aunque reconociendo el “entusiasmo” que le generaba “que haya un presidente que hable de terminar con la corrupción”.

Meses antes, el directivo cordobés había posado en la oficina del camaleónico Daniel Scioli, secretario de Ambiente, Turismo y Deporte, junto a otros jugadores que patean la pelota hacia el ingreso de los capitales privados al fútbol nacional, como la pareja que integran el empresario Guillermo Tofoni y la diputada nacional libertaria Juliana Santillán. Estos tres repitieron el “¡¡¡whiskiiiiiii!!!” en la cumbre entre Fassi y Milei.   

La jugada, tan veloz como intensa, dejó picando la pelota en la mitad de la cancha: ¿estamos ante otra edición del viejo enfrentamiento Talleres-AFA o se trata de un nuevo “clásico” en el fútbol argentino? La discusión sobre las Sociedades Anónimas Deportivas -Fassi es uno de sus principales impulsores y por eso es considerado “enemigo” por Tapia - atraviesa con fuerza la rivalidad, y ha dejado mano a mano al fornido exdelantero del populoso Barracas Central y al otrora entusiasta arquero del acomodado colegio La Salle. “Está todo muy politizado”, reconocen en el club de barrio Jardín, donde primero trataron de bajarle los decibeles a la polémica y luego redoblaron la apuesta cuestionando el llamado anticipado a elecciones en la AFA, denunciando amenazas y objetando referís.

Entre San Juan y Barracas

A Claudio Fabián Tapia sus acólitos lo llaman ‘El Comandante’. Acompañado por la tropa de fieles que viene reclutando desde sus tiempos de anónimo armador político del ascenso, y con las medallas de la Selección Argentina colgadas en el cuello, el dirigente que le da nombre a dos estadios de Buenos Aires (Barracas Central y Estrellas del Sur) y a una calle del pueblo santafesino Sargento Cabral va por su tercer período en el trono que ‘Don Julio’ Grondona ocupó durante 35 años. Dos directivos del fútbol cordobés, Juan Manuel Cavagliatto (Instituto) y Luis Fabián Artime (Belgrano) fueron sumados como refuerzos para el mandato 2025-2029. La nueva candidatura contó con el aval de la Liga Cordobesa de Fútbol, cuya cúpula mantiene una larga disputa con la conducción de Talleres.

Claudio Tapia nació en San Juan, a la vuelta de la cancha del Club San Martín, y se crio como ‘Chiqui’ en Barracas, muy cerquita de La Boca, donde pronto se enamoró de los colores azul y oro. Antes y después de su cuarto de hora como futbolista con la camiseta de “El Guapo” (13 partidos y ningún gol), se probó en Independiente y vistió la 9 de Dock Sud en un par de encuentros, sin tampoco haberle acertado al arco. En paralelo trabajaba de barrendero en Manliba, empresa de recolección de residuos que controlaba el Grupo Macri, donde inició su militancia en la actividad sindical.

A su provincia natal vuelve cada tanto para visitar parientes y agradecer favores en el santuario de la Difunta Correa. Allí llevó la Copa de la FIFA después del Mundial de Qatar 2022, aunque sus detractores señalan como el “milagro” que marcó su vida, o el gol más importante de su carrera, el matrimonio con Paola Moyano, hija del jefe del clan de los camioneros.      

Más rating que Tinelli

Tapia se convirtió en el dueño de la pelota el 29 de marzo de 2017 en virtud de un pacto que garantizó una lista única para suceder al Comité de Regularización que, con el guiño de la Fifa, la Conmebol y el Gobierno de Mauricio Macri, había ungido como máxima autoridad al cordobés Armando Pérez, ex gerenciador y ex presidente de Belgrano. El escrutinio dio cuenta de 40 votos a favor del cuyano y tres abstenciones.

El sindicalista y suegro Hugo Moyano y el operador judicial macrista Daniel Angelici, por entonces “capos” de Independiente y de Boca, fueron los garantes de la movida que catapultó a “Chiqui” en desmedro del animador televisivo Marcelo Tinelli, quien recibió como premio consuelo la titularidad de la Comisión de Selecciones. Una “changa” nada fácil, considerando que el Albiceleste estaba en el repechaje de Eliminatorias de Rusia 2018, con el DT Edgardo Bauza en la cuerda floja y su máxima estrella, Lionel Messi, suspendido por cuatro fechas por insultar a un referí.

En los anteriores comicios, los del papelón del 38-38 entre 75 asambleístas del 3 de diciembre de 2020, Tapia había reclutado voluntades entre los clubes metropolitanos a favor de la candidatura de Luis Segura y en contra de Tinelli. De las adhesiones del interior se encargó Carlos Ahumada Kurtz -conocido en México como “El Señor de los Sobornos”-, quien había desembarcado como presidente de Estudiantes de San Luis luego de sus fugaces y nefastas experiencias como gerenciador de otros dos clubes argentinos: el cordobés Talleres y el puntano Juventud Unida Universitario.

El 19 de mayo de 2020 ni siquiera hubo necesidad de “contar los porotos”. Durante el aislamiento obligatorio impuesto por la pandemia una asamblea virtual -objetada ante Inspección General de Justicia y confirmada por ese organismo- consagró “por aclamación” a Tapia para un segundo mandato al frente de AFA. Ninguno de los 43 directivos habilitados para participar del Zoom cantó su voto, ni apretó tecla alguna para expresar su decisión.

“En este día tan especial para el fútbol argentino comienza una nueva etapa, con un nuevo Comité Ejecutivo, con cuatro años más de crecimiento”, marcó la cancha Pablo Toviggino, el dirigente del fútbol santiagueño que, a esa altura del partido, ya se había convertido en la principal espada de “Chiqui” en despachos y pasillos de Viamonte 1.366.

Un par de meses antes, “El Comandante” había delegado el mando en Barracas Central, condecorado por dos ascensos no exentos de polémicas, con cambios reglamentarios sobre la marcha y dudosos fallos arbitrales. Después de 18 años en el trono barraqueño, el otrora delantero abdicó a favor de su primogénito, Matías Tapia, con quien el 21 de diciembre de 2021 celebró fervorosamente el ascenso del club a la Liga Profesional.

La fortuita elección de Lionel Scaloni como DT de la Selección (“¿Querés agarrar la mayor?”, le dijo durante un torneo que el Sub 20 disputaba en el municipio español de L’Alcudia a fines de 2018), y los logros posteriores de la Albiceleste le dieron a Tapia un aura de pope exitoso. También le permitieron consolidar su posición en el mundo redondo, con Gianni Infantino (Fifa) y Alejandro Domínguez (Conmebol) como principales aliados. Fronteras adentro quedó en la mira de las nuevas autoridades nacionales tras haber apoyado la candidatura presidencial de Sergio Massa. 

Vía México

A Andrés Miguel Fassi lo conocen como “El Zorro”, o “El Profesor”. Al primer apodo él se lo atribuye al carácter inquieto que un familiar le advirtió desde pequeño, mientras que el segundo tiene que ver con su paso por el fútbol de México, donde aterrizó en 1990 como integrante del cuerpo técnico de Carlos “Chamaco” Rodríguez. Cobras de Ciudad Juárez, propiedad del ingeniero y empresario Federico de la Vega Mathews, fue el primer club que lo cobijó en el país norteamericano.

En su caso el ‘golpe de suerte’ fue conocer a Jesús Martínez Patiño, un modesto comerciante aficionado al Necaxa, donde Fassi recaló más tarde con Roberto Saporiti, el DT que había conducido a Talleres en la final del Nacional ’77 y que luego sumaría otras dos frustraciones en barrio Jardín: el descenso a la B Nacional en 1994 y la caída al Argentino A en 2009.

La sociedad con Martínez arrancó con la venta de un video en el que Fassi difundía métodos de entrenamiento y continuó con ambos convertidos en dueños del Pachuca, entidad pionera del fútbol azteca. Los favores y beneficios obtenidos de los sucesivos gobiernos del Estado de Hidalgo resultaron determinantes para el resurgimiento de la entidad, a la que Fassi decidió cambiarle los colores y ataviarlo con sus queridos azul y blanco. En “Los Tuzos” el cordobés fue vicepresidente, accionista y hasta entrenador, tarea que Tapia también cumplió eventualmente en Barracas Central.

A pesar de haberse convertido en un mexicano más y de haber llevado a su equipo hasta el Mundial de Clubes, Fassi aprovechaba cada viaje a Córdoba para promocionar “el Fenómeno Pachuca”, gracias a los buenos contactos que mantenía con popes de medios locales, sobre todo con su excompañero lasallano Osvaldo Salas, discreto cuidapalos de Belgrano, Talleres y Universitario en la década del ’70, que luego de colgar los guantes fue ungido como número uno del diario de mayor tirada provincial.

El declamado anhelo de Fassi -“hacer cosas, alguna vez, por mí querido Talleres”- se acentuó luego de que la institución de barrio Jardín fue declarada en quiebra el 28 de diciembre de 2004. Desde entonces el preparador físico devenido empresario ensayó todas las jugadas: una alianza con los históricos socios y ex directivos autopercibidos como “notables”; la elaboración de un proyecto para refundar el club con un nuevo nombre, manteniendo escudo, camiseta y propiedades; y hasta negociaciones secretas con Ahumada Kurtz, a quien conocía de México como ostentoso dueño de los clubes Santos Laguna y León. Finalmente, la chance le llegó en 2014, cuando venció con el 78% de los votos a Gustavo Lawson (nieto de Thomas, el inglés que fundó el club albiazul en 1913) en los comicios que marcaron la normalización institucional de la T. Jorge Lawson, por entonces integrante del Gobierno provincial, celebró en el búnker de Fassi el contundente triunfo sobre la lista que encabezó su hermano.

Final abierto

El próximo 2 de diciembre se cumplirá una década de la asunción de Fassi en Talleres. Dos ascensos, tres subcampeonatos, cuatro clasificaciones a copas internacionales, 75 mil socios y venta de futbolistas por más de US 100 millones son algunos números de su gestión, en la que también el estatuto se convirtió en un ‘traje a medida’ que cercena la participación de las minorías que no le profesan devoción.

En la actualidad la directiva albiazul avanza en un retoque al ordenamiento normativo del club con el propósito de habilitar un cuarto mandato. La idea original de Fassi para el período 2025-2029 era bendecir el ascenso de su sobrino y delfín Gerardo Moyano Cires, actual vice primero, para cumplir el objetivo personal de hacer pie en el fútbol europeo. La sorpresiva marcha atrás del grupo chino que maneja al Real Espanyol de Barcelona a mediados de este año postergó por el momento la concreción de ese plan.

Desde el año pasado Fassi negocia su desembarco en España como parte del consorcio mejicano-estadounidense Mountain Star Sports Group, que lo sumó como presidente deportivo del FC Juárez, una de las franquicias de su propiedad. “Los Bravos”, como llaman al equipo del Estado de Chihuahua, tiene como máxima autoridad y accionista  a “La Patrona” Alejandra de la Vega, la heredera del imperio comercial del exdueño del Club Cobras.

Tras su desvinculación del Grupo Pachuca el mandamás albiazul probó suerte en Uruguay, donde a mediados de 2020 tomó la administración del activo fútbol del Club Atenas de San Carlos, de la Segunda División. Allí formalizó un convenio por 25 años, con opción de prórroga por otro cuarto de siglo, pero dos años y medio más tarde la entidad comunicó la “reestructuración” del vínculo. Juan Pablo Fassi, primogénito de “El Zorro” y ferviente retuitero de los artículos del periódico La Derecha Diario fue la cara visible del proyecto.

“Sólo un dirigente del fútbol me llamó para solidarizarse”, reveló Fassi luego de los incidentes en Mendoza. El presidente de Talleres no quiso revelar el nombre de su interlocutor, aunque todas las miradas apuntaron a Juan Sebastián Verón, su par de Estudiantes de La Plata, quien acaba de consumar una alianza con el multimillonario estadounidense Foster Gillett, integrante de la familia que fue dueña del Liverpool de Inglaterra entre 2007 y 2010. En Talleres miran con atención los movimientos del club pincharrata: “Nuestro club está bien administrado, pero sin inversores el techo es bajo”, reconocen.

Todos juegan

Más adhesiones cosechó Fassi desde el ámbito político, donde Scioli, Macri, Milei y otros actores que lo proyectan como un eventual sucesor de Tapia (si es que Tofoni, otro ex arquero, no le gana el puesto), le dedicaron algunos posteos. No se quedó atrás la política cordobesa, con respaldos explícitos del diputado nacional Rodrigo de Loredo y del concejal Juan Balastegui, ambos representantes del desdibujado radicalismo, y una movida del gobernador Martín Llaryora, una vez más alineado a las tácticas de la troupe de Milei.

Miguel Siciliano, titular del bloque oficialista en la Unicameral, fue el ejecutor de la jugada preparada en El Panal: una declaración de solidaridad con Talleres que se coló en la agenda de una sesión caliente, dominaba por el tratamiento de la modificación de la ley de juego online, y que fue aprobada por unanimidad. En el escrito se pidió a la AFA que “arbitre los medios necesarios a fin de garantizar que no se afecte deportivamente a Talleres ni a ningún otro club mediante acciones contrarias a la sana práctica deportiva”.

Siciliano recibió un fuerte pelotazo en contra de la Liga Cordobesa de Fútbol, que calificó de “inexistente” el enfrentamiento entre la AFA y los clubes de la provincia y le bajó el precio a la movida del legislador. “Siciliano no cuenta con representatividad alguna para hablar en nombre de nuestro fútbol”, expresó a través de un comunicado la entidad que tiene como hombre fuerte a Emeterio Farías, otro “muchacho peronista”.

Más allá de algunos reparos formulados por “la oposición amigable” que Fassi tiene en Talleres, las polémicas que generaron fallos arbitrales y resoluciones disciplinarias que perjudicaron al equipo albiazul volvieron a meter la discusión adentro de la cancha. El “Chiqui Tapia, botón; Chiqui Tapia botón…” entonado con el ritmo de la setentista canción “La Fiesta de Blas” -interpretada originalmente por del grupo español Fórmula Quinta y popularizada en Córdoba por el Cuarteto Berna- se convirtió en un hit en el Estadio Kempes.

Ajeno a las dedicatorias, Tapia dobló la apuesta para “rodearle la manzana” al presidente de Talleres, un modus operandi de la AFA que en los últimos tiempos se llevó puestos a Armando Pérez, Tinelli y varios más. La táctica del aislamiento de los Chiqui Boys quizá resulte también un motivo determinante, o una excusa inmejorable para que el dirigente más crítico de la estructura del fútbol argentino se marche con “el fenómeno Pachuca” a otra parte. El partido no está definido, ni mucho menos. Quizá hasta tengamos alargue y penales.

Hugo Caric
- Periodista -