“Si los documentales que hago no transforman o no generan entusiasmo en las personas, no sirven. Creo que deben ser una herramienta de transformación social”, dice a revista El Sur el productor audiovisual Andrés Dunayevich. El también periodista cordobés tiene en su haber producciones como ‘Tacones al Cielo’, que va tras los pasos de Celeste Ciacchetta y su compañero Matías, la primera pareja trans en tener un hijo en Córdoba; o ‘El Grito del Suquía’, que recorre los 32 kilómetros de un río al que van a parar plásticos, escombros, desechos tóxicos y hasta las cloacas. Su más reciente documental lo dirigió junto a Luciana Dadone y se basa en el libro “El Cordobazo de las mujeres”, de Bibiana Fulchieri, un trabajo que amplía los encuadres de la icónica foto en la que Agustín Tosco encabeza la gesta de obreros y estudiantes a fines de los sesenta.
En septiembre pasado estrenó en el Teatro Comedia ‘Realidad Transformable’, protagonizada por dos referentes sociales -de Tartagal y de Córdoba- cuyas historias se entrelazan y muestran sendos trabajos sociales en territorio. Ambas historias están unidas por un dispositivo narrativo: Fabian Saieg, cofundador de Ecoinclusión, fundación con la que impulsan la transformación de los desechos plásticos para generar soluciones integrales a la contaminación ambiental y la inclusión social de las personas.
El productor audiovisual debe esa aguda mirada social que lo caracteriza a su madre, fundadora de la ONG El Ágora, donde él también trabaja. “Para poder contar una historia, primero me tiene que emocionar, eso funciona como motor en mí. Tengo que sentir que hay una historia. Creo que eso me viene de familia. Mi mamá fue la fundadora de la Asociación Civil de El Ágora. Con ella evaluábamos prácticas sociales de Latinoamérica para premios que daba Naciones Unidas. Pero yo me frustraba porque se llenaban formularios para recibir financiamiento, lo cual estaba muy bien pero sentía que nos estábamos perdiendo la historia de vida, la persona y el dolor detrás de esas ONG´s”, recuerda Dunayevich.
Transformar la realidad
El proyecto cobró vida a partir del encuentro entre el realizador audiovisual y Fabián Saieg, de Ecoinclusión. “Un día me llamó Fabián para charlar conmigo. Yo no lo conocía y pensé que quería hacer algo publicitario pero él ya tenía en mente un documental. Había visto ‘El Grito del Suquía’, le había gustado la dinámica del viaje, pero su tema era el plástico. Le pregunté cuál era su preocupación al respecto porque siempre hay una necesidad dramática -como se dice en lo audiovisual- que es la que te lleva a querer contar la historia. Me dijo que era el tema del plástico y las botellas. Vivimos en un mundo de basura, en montañas de basura y de plástico. Pero él no veía como algo malo al plástico en sí, y me gustó esa visión porque son problemas complejos para pensarlos como sociedad”.
Así, con ese disparador en mente, había que encontrar la historia. Y surgió la idea de un viaje que los ayudara a dar con eso que les estaba faltando.
Saieg había asesorado a Fabiola Soria para que ella trabajara el plástico para hacer ladrillos y donarle una maquinaria. Y sin haberse visto nunca personalmente, allá fueron. Pero la realidad siempre supera siempre la ficción y cuando llegaron a Tartagal se encontraron con la historia de vida de una mujer que había sido manager de boxeadores, que había llevado incluso a uno de sus boxeadores a Japón para pelear por el título del mundo, que había logrado romper los estigmas propios de un mundo de hombres y que además vivía en una de las zonas más golpeadas del país. Ahí estaba la historia. Una de ellas, al menos.
“Su historia de vida me pareció sorprendente, Fabiola rompía con todos los estereotipos y había encontrado además en el uso de los desechos plásticos una vía de escape, una solución para aquellos boxeadores (la mayoría) que no llegan a vivir del boxeo”, recuerda Dunayevich.
Mundo plástico
Un enorme basural a cielo abierto se asienta en la ciudad del norte argentino. En él, animales y personas se entremezclan escarbando en la basura por igual. El olor es nauseabundo y se impregna en la piel. Los realizadores llegan con sus cámaras y ni personas ni animales se percatan. Están alienados, con todos los sentidos puestos en la búsqueda de algún tesoro escondido. Solo hay que seguir revolviendo un poco más. “No lo podés creer, es muy fuerte y pensás: algo anda muy mal para que estas cosas sucedan. Pero hay que ir, hay que ver para entender la problemática, conocer las distintas comunidades que viven allí. Entonces nos dimos cuenta que este no era un documental sobre el plástico y el reciclado. Era un documental sobre las personas y la realidad social que viven”, afirma el realizador audiovisual.
Dunayevich dice que hay un dilema histórico entre desarrollismo y medio ambiente, que no necesariamente debiera ser así: “No tiene por qué ser o trabajo y rompo el medioambiente o cuido el medio ambiente y no le doy laburo a la gente. Acá hay una solución que cuida el medio ambiente, que recicla y además da laburo. Ahora con la economía circular el mundo está mirando más para ese lado”.
Fabiola Soria trabaja en la recuperación de desechos con un único objetivo: generar fuentes de trabajo genuinas en un territorio donde no hay industria y el plástico es -casi- el único material desechable que se consume en grandes cantidades.
“Queremos, a través del reciclado, recuperar algo para generar trabajo para la gente. Pero que no sea algo para zafar sino que sea un trabajo de verdad. Eso falta instalar acá. Cuando vi la noticia de que jóvenes cordobeses habían creado un ladrillo a través de botellas de plástico, lo contacté a Fabián y él nos empezó a introducir en este camino para, a través de una botella, llegar a un material de construcción”, cuenta Soria. Decirlo suena sencillo pero no lo es: para que la botella se convierta en ladrillo primero hay que triturarla y había que tener un molino; luego aprender el oficio. “Fabián nos dio la máquina de hacer ladrillos el año pasado, antes tenían una bloquera, que hace ladrillos huecos”, agrega.
Pero el problema más grande es la concientización de la gente: “Hay personas que son naturalmente cuidadoras del medioambiente o que se preocupan por dónde van a parar todos esos desechos, pero no todos son así. Ese es el camino que queremos marcar. Acá, al no haber cooperativas de recolección o un lugar donde juntar los residuos y tratarlos, hay que ir a recuperar cosas al basural. Y hay personas que no quieren ir hasta allá”.
Con la cooperativa Narices Chatas ya funcionando, la activista social reconoce que no son muchos los ladrillos elaborados hasta el momento, pero sí las vidas que han ido tocando.
“El ladrillo es la excusa para conocer gente que tiene problemas. Acá tenemos un merendero y una escuela de boxeo. Viene la gente trayendo su botellita y a la vez te cuenta algún problema que tiene. Toda esa unión de personas hizo que hoy estemos en un documental”, reflexiona.
Una brigada ecológica de mujeres que salen a recorrer las calles se dedica a la recolección de botellas. Pero el plan es correrse del voluntariado: “Cuando alguien hace voluntariado, está devolviendo con su tiempo aquello que tiene o recibe, pero cuando vos no recibís nada es como que todo lo que hacés en tu vida es voluntariado. Mi meta más grande no es fabricar un ladrillo o una casa sino que puedan convertir esto en un trabajo. Luego, si podemos armar un grupo que haga los ladrillos en cantidad, estaría bueno. Pero no todo es tan sencillo y se hace con voluntad, también se necesitan recursos. Lo importante es que la gente confíe en las cosas que hace. Pienso que ese es el camino para los jóvenes sobre todo, porque cuando están deprimidos van por el camino de las adicciones. Lo estamos viendo en el trabajo que hace Oberlín”, dice Soria.
Cura de barrio
Para el realizador audiovisual, conocer a Mariano Oberlín fue “igualmente transformador que la práctica que realiza para incluir a los pibes. Por eso pensé en juntar las dos cosas e incluirlo en el documental, pese a que Mariano es muy tímido y tiene un perfil muy bajo”.
Oberlín admite que le dio un poco de vergüenza tener un rol tan protagónico, pero quedó muy conforme con la producción: “Ha sido hermoso lo que han logrado. Cuando Andrés me llamó con esta idea, pensé que sería más sobre la Fundación que sobre las personas, pero me gustó el modo, la seriedad y la calidad de documentar. Además no conocía el trabajo de Fabiola y me han dado ganas de ir a visitarla porque la verdad es que es impresionante el laburo que está haciendo ella allá”, dice Oberlin.
Dunayevich explica que, lejos de la escaleta y la idea pre armada para hacer el documental, todo se dio al revés: en Tartagal encontraron la punta del ovillo del cual tirar para tejer esta historia y encontraron en la Fundación territorial del sacerdote la pata local. “Decidimos cruzar las dos historias, por un lado un cura en un barrio marginal con la problemática del consumo de drogas y una mujer que entrena boxeadores en Tartagal. Dos historias muy distintas y opuestas que tienen en común sacar adelante a los pibes de la marginalidad”, cuenta el realizador audiovisual.
Y define a Oberlín como un referente: “No sé si tenemos tantos referentes como él en Córdoba. En la entrevista él me bajaba a tierra todos los conceptos, no tiene un discurso eclesiástico. Habla con la gente, se embarra, va a lo concreto. Viene de un pasado muy duro, a su papá lo mató la dictadura. Y el trabajo en red que realiza es impresionante, trabaja con todos: municipio, gobierno, empresas, es un gran articulador. Junta a los pibes, los saca de las drogas y les da un lugar para vivir”.
Dónde mirarlo
Según datos que aporta Fabián Saieg en el documental, en Latinoamérica se recicla sólo el 5% de los desechos que generamos (porcentaje que genera dos millones de empleos). Este número aún está lejos del promedio mundial, que se ubica en el 14%. Mientras tanto, en Europa los desechos reciclados ya alcanzan el 60%. Producida por El Camboyano Producciones y EcoInclusión, ‘Realidad Transformable’ se estrenó en el Teatro Comedia con la presencia de más de 60 chicos de los barrios en los que trabaja Oberlín. “Ir a un cine es un ritual que emociona, y además estaban todos los protagonistas. El documental no pasó por festivales porque nos parecía más urgente estrenarla así, en el cine y con los chicos viendo sus historias. Y ahora decidimos liberarla y está disponible en Youtube. (https://www.youtube.com/watch?v=InpUy_3Li_g)