El nuevo libro de Hernán Brienza es un texto candente, vivo, inquietante y actual. Invitado por Eter-Libros, si se lo hubiera propuesto no hubiese acertado a presentarlo en esta Córdoba tan reacia al peronismo la misma noche que en CABA vencía el plazo para la inscripción de listas en el Partido Justicialista, que se apresta a enfrentar su primera elección interna desde la histórica derrota de Antonio Cafiero a manos de Carlos Menem, hace ya más de tres décadas.
El título “¿Para qué sirvió el peronismo? Once ideas para comprender su existencia” encierra una ironía al emplear un tiempo verbal que el autor sabe no podemos –no deberíamos- conjugar en pasado. No es la única provocación: en el texto juegan, se divierten y trabajan las múltiples facetas de Hernán Brienza: el politólogo, el periodista y el historiador conviven y discuten en la reflexión, el dato preciso y su puesta en contexto. Y aunque el libro tiene una importante densidad teórica, la prosa prístina del autor permite desandar sin mayores dificultades los capítulos que en otra estructura textual exigirían permanentes relecturas y subrayados. En cambio, la escritura de Brienza fluye, recostada en la mejor tradición de los intelectuales del campo nacional y popular: Raúl Scalabrini Ortiz, Juan José Hernández Arregui, Arturo Jauretche, Leopoldo Marechal, John William Cooke, Jorge Abelardo Ramos, Rodolfo Puiggros. Y, por supuesto, la siempre renovada interpretación del ideario doctrinario y político del propio Perón.
En las densas y ágiles páginas del libro –una conjunción poco habitual- destellan reflexiones de notables exponentes del pensamiento político occidental –de Antonio Gramsci a Max Weber, de Mark Fisher a Byung Chul Han-, intelectuales progresistas como Noe Jitrik, Oscar Masotta, David Viñas, Juan Carlos Portantiero y León Rozitchner y, por supuesto, los ya clásicos “peronólogos” Alan Rouquie, Alejandro Horowitz, María José Malet y Alejandro Grimson, entre otros y otras.
La pregunta del millón
En un agudo ensayo que no asume como tal, el politólogo peronista Hernán Brienza –que se asume como tal desde la primera página del libro- intenta responder a la pregunta constitutiva del fenómeno político, social y cultural que todos alguna vez nos hicimos: ¿qué carajo es el peronismo? Para ello desarrolla once ideas que proponen contrastar, debatir, completar y/o superar verdades preestablecidas por la cultura oficial y la historiografía gorila, pero también deconstruir las veinte verdades peronistas, la comunidad organizada y los mitos engendrados como un incontrolable Alien por el propio movimiento nacional a lo largo de su zigzagueante historia, que el año próximo cumplirá sus primeras ocho décadas de vida política en Argentina.
En el sexto capítulo del libro, titulado “El peronismo no se define por sus fantasmagorías”, Brienza escribe: “Las distintas definiciones sobre el peronismo expresan los deseos imaginarios de quienes emiten esos enunciados, pero también las épocas y los contextos en los que esas teorías se desarrollan”. Esos deseos imaginarios –concepto utilizado en otro libro por un recalcitrante gorila felizmente proscripto en este texto- explican que el peronismo haya sido, simultánea y/o sucesivamente, la versión criolla del fascismo italiano, un genuino nacionalismo popular, un revolucionario movimiento de liberación nacional, un ensayo político bonapartista o el tan vituperado populismo al que Macri y Milei atribuyen los últimos 70 años de decadencia argenta, pese a que de esas siete décadas “malditas” el peronismo gobernara menos de la mitad.
Con más herramientas teóricas y menos prejuicios ideológicos que esas verdades de perogrullo instaladas en la sociedad, Brienza retoma la sutil definición de Alan Rouquie: el peronismo es una “democracia hegemónica, un régimen de origen democrático que tiende a la hegemonía sin excluir totalmente a la oposición, pero sin llegar a una dominación total porque su legitimidad está basada en la trascendencia representativa y la soberanía popular”. Definición que dispara otra paradoja: al peronismo siempre se lo tilda de autoritario y se le exige profesión de fe democrática, pero fueron los regímenes liberales los que históricamente tomaron por asalto el poder de la mano de los militares, la Iglesia, el “campo” y el poder económico concentrado.
“A lo largo de sus casi 80 años de historia –advierte Brienza-, el peronismo clásico, el del período que cubre los primeros dos gobiernos, ha sido objeto de múltiples análisis y miradas fantasmagóricas (…) Es una aparición y como tal un simple fenómeno, no la cosa en sí, es apenas un reflejo, que traduce con mayor o menor grado de acierto al objeto real, pero que no es el objeto real”.
El peronismo es inasible, inaccesible e inclasificable.
“De esta manera –agrega el autor-, el peronismo sale a escena como el fantasma del padre de Hamlet para obligar a la acción política reparadora de una injusticia, como los espectros aterradores de los cuentos de Hoffman, o como el fantasma de Canterville que está allí para no poder ser comprendido por el cientificismo racionalista occidental”.
El peronismo como movimiento defensivo del pueblo organizado. El peronismo como reacción. El peronismo como acción liberadora. El peronismo, otra vez, como un movimiento político inetiquetable: “El peronismo no es de izquierda ni de derecha, sino todo lo contrario”, reza con ironía el capítulo siete.
A la izquierda
Al repasar las políticas concretas de los gobiernos peronistas –salvo el interregno siempre discutible del menemismo- y las transformaciones realizadas (el voto femenino, el matrimonio igualitario, la asignación universal por hijo, la estatización de las AFJP, YPF y Aerolíneas Argentinas, entre otras), el autor ubica al movimiento fundado por Perón a la izquierda del resto de las fuerzas políticas del país. Tendencia que claramente se refuerza en estos días: “El sistema político de la Argentina hegemónica está tan corrido a la derecha –advierte Brienza- que un movimiento nacionalista popular y socialcristiano, que en Europa sería visualizado como de derecha, en nuestro país queda posicionado, indudablemente, a la izquierda”.
A lo largo de las 229 páginas de ¿Para qué sirvió el peronismo?, Brienza desarma lugares comunes, contrasta afirmaciones académicas, rescata idearios políticos y refuta verdades reveladas. Se pregunta –y nos interpela como lectores- si el peronismo es hegemónico o contrahegemónico, si nació para hacer la revolución o para impedirla, si su líder era un genio o un cínico, si lo guiaba la convicción o el pragmatismo. O si el peronismo es todo eso y nada de todo eso al mismo tiempo. “Si el peronismo está en algún lugar –advierte-, es en la tensión siempre candente entre doctrina y pragmatismo”.
A pesar de la trampa del título, Brienza sabe -como buen historiador- que la Historia con mayúscula no está contenida en los museos ni brilla en el bronce de las estatuas, sino que nutre las raíces del presente para alimentar el follaje del futuro. Por eso no rehúye la reflexión sobre el siempre imprevisible devenir del peronismo sino que advierte -con la misma claridad y contundencia con que confronta el ideario conservador supremacista gorila- que para conjugar el verbo fue en tiempo presente se necesita un profundo replanteo político, aggiornar la doctrina a los nuevos tiempos y superar la nostalgia para recuperar la esperanza.
“Los tres principios básicos de Independencia Económica, Soberanía Política y Justicia Social son los elementos rectores de cualquier acción peronista básica; pero no constituyen un dogma sino una prescripción. ¿Qué significaron esas tres banderas en 1946, 1973, 1989, 2003 y 2017? ¿Qué significarán en 2017?”, se pregunta el autor. “El peronismo –advierte- tiene un método: la discusión, la disputa, por un lado, la emergencia de una conducción, por el otro. Y es esa conducción, la que gana, claro –porque ya lo dijo Perón en Conducción política: conduce el que gana y el que gana es el mejor conductor-, la que define las formas del diálogo con el contexto epocal”.
Hernán Brienza firma su libro el 9 de diciembre de 2023 en Pampa de Pocho, Córdoba. Ese fue el último día del gobierno de Alberto Fernández en el país y de Juan Schiaretti en esta Córdoba que le dio un aluvión de votos a Milei, como antes se los había dado a Macri. Pese a su apego a esta provincia, el autor no aborda en su libro la extraña metamorfosis del peronismo progresista del Brigadier San Martín, el revolucionario del Cordobazo y Ricardo Obregón Cano o la épica renovadora de José Manuel De la Sota a la anodina hibridez del Partido Cordobés, autoexcluido del gran debate que por estas horas se da el peronismo en todo el país.
¿Para qué sirvió el peronismo?, en cambio, deja algunas certezas: sirvió -¿sirve?- para contraponer a la patria agroexportadora, conservadora y supremacista de la Generación del ´80 la patria plebeya, industrialista, moderna e inclusiva de los gobiernos de Perón, Néstor y Cristina.
¿Habrá final de ciclo o un nuevo renacimiento?
¿Para qué sirvió el peronismo? Once ideas
para comprender su existencia. Hernán Brienza,
Editorial Planeta, Buenos Aires, 2024.