No fue Cristina, ni Axel, ni la CGT. Tampoco los movimientos sociales, la izquierda o la comunidad universitaria. La mayor movilización opositora al Gobierno libertario fue convocada en pleno verano por el colectivo LGBTIQ+ y el movimiento feminista, en respuesta a las expresiones fascistas de Javier Milei en Davos y la ofensiva antiderechos de sus inefables exégetas Franco, Adorni y Lemoine.
Desde el sufrido norte cordobés, durante la histórica apertura de sesiones de la Legislatura Unicameral de Córdoba, el gobernador Martín Llaryora avaló las expresiones aisladas de sus funcionarias al advertir públicamente que, ante expresiones difamantes, racistas y antidemocráticas, el silencio no es salud sino complicidad. Y que su Gobierno, de posición zigzagueante frente a un Gobierno que castiga sin piedad a Córdoba, está dispuesta a poner un límite.
Por lo demás, Llaryora insistió en su política pendular hacia un presidente que no entiende ni comparte, pero que sabe cuenta con el apoyo mayoritario de los cordobeses.
En esta edición El Sur se propone explicar -más bien entender- el extraño apoyo de los cordobeses a un presidente que no ha tenido un solo gesto ni acto que haya beneficiado a la provincia, sino más bien lo contrario: sus políticas, como admitió Llaryora en Deán Funes, tienden a aumentar la brecha entre ricos y pobres. La propia Provincia tuvo que asistir a esos sectores sin descuidar su propio equilibrio fiscal, obtenido a costa de una mayor carga impositiva y otra injusta poda a los estatales y jubilados provinciales.
Este año electoral será decisivo para el futuro. La consolidación de la imagen de Milei en la provincia plantea un escenario político novedoso, que abre inesperadas oportunidades.
Para el oficialismo, porque luego de un cuarto de siglo en el poder tendrá por primera vez una oposición fragmentada en tres espacios que disputarán el mismo voto conservador. La historia reciente indica que los cordobeses acompañan a partido cordobés en las elecciones ejecutivas, pero prefieren otras opciones en las legislativas.
La Libertad Avanza puede consolidarse como la primera minoría en Córdoba y quien encabece la lista posicionarse como una opción de poder real en 2027. Más difícil la tienen Juez y De Loredo, cuya desvergonzada lambisconía política no parece haberles otorgado rédito político alguno.
Para el progresismo también será una oportunidad: la disputa del voto conservador por tantos candidatos abre la posibilidad de interpelar a parte de la multitud que colmó las calles en apoyo a la universidad pública y el orgullo antifascista.