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Mi amigo "El Puma"
Foto: Guillermo Krasiman, un puntero todo terreno.
Guillermo Kraisman, histórico puntero del peronismo cordobés imputado por tentativa de defraudación calificada, también tiene su prontuario en el deporte: como presidente del Club Avellaneda fue acusado de intento de soborno en 2019.
Publicada el en Crónicas

Su última incursión por los pasillos de la Liga Cordobesa de Fútbol fue una visita fugaz, el pasado 27 de noviembre. Aquella tarde, Guillermo Ceferino Kraisman pasó a saludar a algunos viejos conocidos del mundo de la pelota y a retirar su entrada de protocolo para el partido que Vélez y Boca jugaron esa noche en el Estadio Kempes, por la semifinal de la Copa Argentina.

Por entonces, el polifuncional jugador del cordobesismo ya había dejado la presidencia del Club Atlético Avellaneda, tradicional entidad de la Seccional 12 de La Docta, donde durante largos años hizo gala y alarde de su condición de puntero político “fetiche” del Partido Justicialista.

Tampoco ocupaba el cargo de director General de Promoción de Clubes Sociales y Deportivos de la Municipalidad de Córdoba, en el que había recalado un año atrás. El intendente Daniel Passerini lo sacó de la cancha tras un episodio que protagonizó en un supermercado y que le valió una imputación por tentativa de robo, amenaza y resistencia a la autoridad.

Fue el 31 de agosto de 2024 cuando Kraisman –“El Puma”, para los amigos y/o compañeros- fue detenido por esconder en su campera un blíster de bondiola, otro de jamón crudo, un frasco con cerezas y un pote con mermelada, en un local de la cadena de comercios perteneciente a Antonio Mariano, vicepresidente 1° del Club Atlético Belgrano.

“Cabe destacar que, al momento de la detención, el sujeto se ofusca y agrade al personal policial actuante, arrojándoles la botella secuestrada”, detalló el parte policial.

Después de aquel hecho, el ex mandamás de “Los Diablos Rojos” de Córdoba pasó siete días alojado en la cárcel de Bouwer y posteriormente tuvo una estadía de varias semanas en la Patagonia argentina, donde se refugió en algunos afectos familiares.

El 16 de enero de 2025 Kraisman volvió a ser noticia cuando junto a otra persona intentó retirar dinero de un banco con documentación perteneciente a una empleada de la Legislatura provincial. Alertados de la irregular situación, agentes policiales procedieron a su detención y lo pusieron a disposición de la Justicia. En un primer momento, la Fiscalía de Feria del Distrito 3, a cargo de Andrés Godoy, lo imputó por tentativa de estafa.

Días más tarde, en virtud de los datos que arrojaron las primeras investigaciones, la calificación fue cambiada por la de “uso de documento nacional de identidad correspondiente a otra persona y defraudación calificada en perjuicio de la administración pública en grado de tentativa, en calidad de coautor”. La causa, entonces, pasó al fuero anticorrupción.

El Comodín del equipo

En el armado táctico y estratégico de las últimas tres décadas, Kraisman ha sido un jugador de toda la cancha para el PJ provincial. Desde su ingreso a la estructura del Estado -el 1 de mayo de 1988, según el registro de la Caja de Jubilaciones de la Provincia-, “El Puma” ha ocupado varios puestos en el equipo del cordobesismo.

Kraisman fue asesor legislativo, convencional constituyente municipal, concejal, integrante del gabinete de José Manuel de la Sota en la Casa de las Tejas, funcionario de la gestión de Germán Kammerath en el Palacio 6 de Julio, secretario de bloque de los ediles peronistas y hasta llegó a ocupar un cargo en el Ente Regulador de Servicios Públicos (Ersep).

Toda una paradoja, teniendo en cuenta que años más tarde acumularía denuncias por “colgar los ganchos” en un departamento y una cochera de su propiedad y también en las dependencias del Club Atlético Avellaneda.

Su prontuario es casi tan frondoso como su currículum. Luego de arreglar sus desavenencias con Epec, dos vecinos lo denunciaron por agresiones en sus tiempos de titular del Centro Vecinal de barrio Ampliación San Pablo, donde cada fin de año solía aparecer disfrazado de Papá Noel y cargado de regalos. En ese lugar se lo acusó de robar algunos elementos (entre ellos, un freezer) y supo cobijar a un circo que no tenía autorización municipal.

El Comodín del PJ también protagonizó incidentes con periodistas en la vieja sede legislativa y con integrantes del sindicato de empleados municipales (Suoem) y durante la reciente pandemia se difundió un video que lo mostraba sorteando algunos de los kits sanitarios que el Gobierno provincial distribuía en forma gratuita a los municipios. Por otras causas en su contra cumplió tareas comunitarias en un centro de salud.

Hombre del Diablo

El Club Atlético Avellaneda fue fundado el 19 de setiembre de 1933. Actualmente milita en la Primera A de la Liga Cordobesa de Fútbol, categoría donde se consagró campeón por primera vez en 2002. En la temporada 2003/2004 llegó a participar en el Torneo Argentino B, la cuarta divisional de la AFA, y viste camiseta roja con vivos azules. Entre 1986 y 1998 estuvo fusionado con Escuela Presidente Roca (el club de Emeterio Farías, el hombre fuerte de la Liga) con la denominación Deportivo Colón.

Algunos de los jugadores destacados de la historia de Avellaneda son “El Maestro” Justo Aníbal Coria (luego integrante del célebre “Quinteto de Oro” de Belgrano y segundo máximo goleador de la historia del Celeste de Alberdi) y Pedro Pablo Sará, mediocampista que en las décadas del ’40 y el ’50 jugó en San Lorenzo de Almagro y en Real Oviedo de España.

La entidad de barrio Jardín del Pilar también cobijó las ambiciones de Kraisman, quien fue su dirigente de referencia en las últimas décadas. Durante sus sucesivas gestiones presidenciales, las instalaciones del Club Avellaneda estuvieron siempre a disposición de los programas sociales y deportivos de los gobiernos afines con su alineamiento partidario.

“En la Liga, el tipo siempre ofició de nexo para conseguir ayuda de la Provincia o la Muni”, destacan conocedores de los pasillos de la sede del fútbol local. “Si bien tiene algunos incondicionales vergonzantes entre los dirigentes, la mayoría le tiene desconfianza, en el mejor de los casos; pero casi todos le deben algo”, puntualizó una fuente a Revista El Sur. 

Uno de los hechos más recordados del paso de Kraisman como mandamás de “Los Diablos Rojos” fue cuando un referí lo denunció por intento de soborno. Tras el partido del 10 de agosto de 2019 entre Avellaneda y Defensores Juveniles, correspondiente al campeonato de Primera B, el árbitro asistente Santiago Quinteros presentó una acusación formal contra el dirigente deportivo y puntero político, por lo que el Tribunal de Disciplina de la Liga Cordobesa de Fútbol abrió el “Expediente N° 23”.

Treinta y siete días más tarde, en su sesión del 17 de setiembre de 2019, el órgano punitivo resolvió “otorgar el beneficio de la duda al señor presidente del Club Avellaneda, Guillermo Kraisman, y ordenar el archivo de la presente causa”.

La resolución del Tribunal de Disciplina Deportiva de la LCF, publicada en el Boletín N° 598/2019 con las firmas de su presidente, el abogado Alejandro Pérez Moreno, y de otros 10 miembros, señaló en sus considerandos: 1) “Que la denuncia fue presentada por escrito y ratificada ante el tribunal por el árbitro Quinteros, quien la amplio y dio detalles”; 2) “Que el señor Kraisman niega enfáticamente lo sucedido”; 3) “Que tomada declaración, los árbitros (Ariel) Nicolai y (Lucas) Quiroga refieren no haber observado nada raro”. ¿Conclusión? “Si bien hay un grado de presunción de veracidad en los informes arbitrales, en este caso la terna arbitral no se presentó homogénea, no logrando la denuncia en un grado de certeza para dar por acreditada dicha conducta”.

Aquella vez, como tantas otras, la pelota pegó en el palo. Los tan mentados milagros del fútbol, que muchas veces se replican en la cancha grande.

Hugo Caric
- Periodista -