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#30AñosDeHIJOS
Por la senda de la lucha
Foto: 30 años después, las y los HIJOS se reencontraron en el lugar que los vio nacer como agrupación para luchar contra la impunidad.
La agrupación Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS) cumplió tres décadas y lo celebró rememorando el histórico campamento en el que surgieron a la vida política argentina para revitalizar el movimiento de derechos humanos.
Publicada el en Crónicas

Al mismo tiempo en el que 3.200 kilómetros al sur la policía fueguina se cargaba al primer asesinado en democracia, un campamento en la frontera entre Salsipuedes y Río Ceballos daba nacimiento a HIJOS, la organización de jóvenes que vendría a revitalizar el movimiento de Derechos Humanos argentino. Quizás así sea la historia de nuestro pueblo: mientras unos caen en la lucha por una realidad mejor, otros nacen a la política y a la esfera pública para retomar esa bandera que propone otro mundo posible.

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En San Miguel sobrevive ese túnel de piedra largo, de unos 80 metros, que conecta la ruta E53 con los campings cercanos al río. Aquella Semana Santa de 1995 decenas de jóvenes de Córdoba -aunque no solo de la provincia- lo  traspusieron como jóvenes hijos e hijas de desaparecidos, para unos días más tarde salir de él organizados. Y no de cualquier modo, sino con la fuerza, el impulso y la claridad necesaria para a la postre convertirse en una organización clave para el movimiento de Derechos Humanos. “Si no hay justicia hay escrache” fue una de las consignas que a esta altura ya figuran en los libros de historia, con el juicio y castigo a los genocidas como bandera en un contexto de impunidad manifiesta.

Tres décadas más tarde, muchas y muchos de aquellos acampantes reafirmaron ese pacto de hermandad, y aquella premisa de que lo imposible solo tarda un poco más. Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio.

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Lo que (nos) pasó en estos 30 años es imposible de resumir en un artículo, en una charla, en un acto. Sí puede apuntarse que las y los cincuentones que ahora atraviesan el túnel fronterizo una vez más ocuparon y ocupan distintas responsabilidades, continuaron la lucha donde tocara y fueron coherentes con un legado. A pesar de los dolores irreparables y de las demasiadas ausencias, de decenas de HIJOS e HIJAS que ya no están más por la extensión del daño que por cuestiones elementales de la vida humana.

Los otrora jóvenes que un domingo fresco de abril se juntan para volver a pasar por el corazón de aquel primer campamento de 1995 rememoran luchas pasadas, destacan el juicio y castigo a los culpables del genocidio pero sobre todo se permiten tener una mirada de futuro. “Porque  podrán negar, podrán querer imponer la teoría de los dos demonios, pero Vergez murió en una cárcel común” sintetizó María Eleonora Cristina, actual directora del Archivo Provincial de la Memoria.

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Fueron varias y varios los que pasaron por el micrófono montado a la vera de la marca de memoria que se emplazó para recordar aquel campamento. Hubo emoción, recuerdos, arengas, llamados a continuar la lucha; lágrimas, nostalgias, el recuerdo de las decenas que ya no están, de las y los miles segados por el terrorismo de Estado, de la extensión del daño.

El primer recuerdo fue para el colectivo Juan Manso, referencia del feminismo local, y para el Taller Julio Cortázar, que organizó aquel campamento iniciático. Y para aquella primera carta al pueblo argentino escrita en 1995 y reelaborada de algún modo para un hoy que desborda crueldad y violaciones a los Derechos Humanos. “Hoy, tres décadas después de aquel 1995, aquellas conquistas que conseguimos intentan ser debilitadas por una nueva narrativa que disputa sentidos del pasado con discursos de odio y negacionismo, con el claro objetivo de neutralizar y destruir lo logrado desde la transición democrática a esta parte. El presidente Milei y la vicepresidente Victoria Villarruel vacían los sitos de memoria, despiden a sus trabajadores, niegan la magnitud del genocidio probado por la justicia, debilitan las instituciones y procedimientos de la democracia y vuelven a implantar un plan económico que aumenta la desigualdad, la pobreza y el desempleo”, leen Majo Lojo Beltramino y Caro Llorens, escuchan referentes históricos de los DDHH de Córdoba y algunos pibes recién nacidos a la lucha, aunque predominan las cabelleras blancas cuando no las calvas, los chicatos, entre algunos pibes recientemente nacidos a las luchas.

“Acá estamos treinta años después, con lo conseguido y con lo que falta, para decir que seguimos deseando transformar todo lo que resulta injusto. Y que en ese camino, la marca indeleble de ser HIJOS nos acompaña para siempre. Por eso celebramos, por eso seguimos, porque el aullido fue, y sigue siendo, interminable”, cierran.

La emoción es plena. En tiempo de redes, la foto junto a la marca de memoria no puede faltar. Alguien toma el micrófono, señala la boca del túnel y sintetiza: “Por ahí entramos un grupo de muchachos y muchachas y salimos una organización”.

Continuadores de un legado, hermanados en una causa, estos HIJOS e HIJAS nacieron en las luchas de sus padres, y éstos viven en las suyas. Para siempre.

Adrián Camerano
- Periodista -