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#Economía
La isla de los desamparados
Por | Fotografía: Gentileza revista Topia
Foto: La desprotección laboral se consolida en la provincia de Córdoba.
El 55% de los trabajadores cordobeses del sector privado no tienen obra social ni aportes patronales. En la Provincia la desprotección es mayor que en el resto del país. ¿Por qué el acuerdo con el FMI complica aún más el panorama? “Precariado” y “uberización” son palabras que se imponen ante la retirada del Estado.
Publicada el en Crónicas

Más de la mitad de los trabajadores del sector privado de Córdoba no están registrados laboralmente. El frío número dice que el 55% de los empleados no tienen aportes patronales, ni obra social, ni Aseguradora de Riesgo de Trabajo. El dato marca un drama económico y social del presente y proyecta un cono de sombras hacia el futuro.

En el día a día, casi seis de cada diez trabajadores del sector privado en Córdoba no pueden acudir a una obra social ante una emergencia médica, ni tienen quién cubra sus gastos si tienen un accidente laboral.  La flexibilización laboral en su máxima  expresión. A futuro, el problema crece: se trata de trabajadores que carecen de aportes patronales, por lo que tampoco podrán acceder a la jubilación cuando termine su ciclo productivo.

La situación se agravó desde el momento en que el gobierno de Javier Milei decidió cancelar de un plumazo la moratoria previsional, condenando a quienes no tienen los años de aportes suficientes a seguir trabajando por lo menos hasta los 65 años para acceder a una PUAN, que supone un 20% menos que una jubilación mínima, que ya de por sí resulta insuficiente para cubrir la canasta básica. Los precarizados de hoy serán los indigentes del mañana.

Los datos surgen de un informe que hizo público “Argendata” en sus redes sociales. La institución, que integra el proyecto de la fundación “Fundar”, tomó como base la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el INDEC, cuyo último registro es del 2024. La fecha no es menor porque la “Ley Bases” eliminó las sanciones por falta de registración laboral. Ergo, todo indica que los números actuales deben ser peores. Comparaciones odiosas Al comparar con otras provincias, Córdoba queda muy mal parada; es la peor de las “grandes” y está lejos del promedio nacional, que ronda el 47% de trabajadores precarizados en el sector privado. 

Sobre un total de 24 distritos estudiados (incluyendo CABA), Córdoba se ubica en el puesto 12, por debajo de las provincias que se toman como referencia por su similitud en tamaño y población. Por caso, en Santa Fe el 43% de los trabajadores están precarizados, en la provincia de Buenos Aires un 46% y en Mendoza el 52%. Ninguna alcanza el 55% del “cordobesismo”.

La provincia con mejores registros en registración laboral privada es Tierra del Fuego, donde el nivel de precarización es del 20%. Le siguen CABA (28%) y Neuquén (29%). Como contrapartida,  el mayor porcentaje de precarizados laboral se registra en Santiago del Estero (70%), seguida de cerca por Formosa (69%) y Chacho (68%).

Córdoba, la peor de las grandes, está a mitad de tabla en el ranking general junto a  Misiones (53%), La Rioja (56%), La Pampa (56%) y Catamarca (58%).

Uberización Lo que en términos sociológicos se define como “precariado” equivale a lo que el lenguaje coloquial denomina como “uberización”: trabajadores con menos derechos, más precarizados.

Amira Rafiaa es Licenciada en Trabajo Social y docente universitaria. Treintañera, el problema la interpela desde la “academia”, pero también desde su propia realidad y la de muchos de sus amigos. “La agudización de la crisis socio económica como consecuencia de la profundización del capitalismo lleva inexorablemente a que se construyan nuevas relaciones laborales basadas en la flexibilidad, la deslocalización productiva y las nuevas tecnologías”, explica.

“En este sentido, emerge, lo que Claudio Scaletta denomina como precariado, una nueva forma de trabajo en la que los sujetos no son excluidos ni desempleados permanentes, pero sí con trabajos inestables sin ningún tipo de derecho laboral, y mucho menos sindical. Si bien el trabajo inestable puede confundirse con trabajos temporales, algo que siempre existió, la diferencia radica en que el precariado reproduce de forma permanente la inestabilidad”.

En otras palabras –explica- “el trabajo temporal es permanente y el trabajador debe estar siempre a disposición, sin una jornada regulada porque corre el peligro de ser reemplazado por otro, sin ninguna consecuencia para el empleador, que en muchos casos pueden ser grandes multinacionales que hacen que el trabajador jamás se vincule con una persona física a quien pudiese reclamar algo”.

Rafiaa va más allá y precisa que “otra de las diferencias que es importante analizar desde el punto de vista social y político es que es un sector extremadamente heterogéneo, con lo cual es un sector difícil de articular colectivamente porque no se auto perciben como obreros y sus demandas no son unívocas”.

“El precariado entonces, aparece como una nueva forma de precarización e inestabilidad laboral, ligado directamente a las nuevas demandas laborales cristalizadas por las plataformas digitales. Así el precariado y la uberización, aparecen como dos caras de una misma moneda”, insiste.

La abogada laboralista  María Marta Terragno también usa la palabra “uberización” y apela a la metáfora de “la ley de la selva” para graficar cómo el poderoso se impone siempre sobre el más débil: “Hay un cambio del modelo de trabajo con la uberización: el apartamiento del Estado en la regulación de las leyes laborales implica anomia. Entonces los más fuertes tendrán más poder. El derecho laboral  busca equilibrar esa situación entre los trabajadores y los empleadores”, advierte.  

Al tratarse de un mercado absolutamente desregulado, los números son imprecisos, pero un dato marca la magnitud de lo que está pasando: solamente la aplicación “Rappi” en marzo del 2023 reconocía públicamente en sus redes sociales 80.000 personas registradas en Córdoba para prestar servicios con su App.

“Registrados” como sinónimo de anotados, no de portadores de derechos laborales.

Compañera Kristalina El Congreso nacional les otorgó un cheque en blanco a los hermanos Milei cuando aprobó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional sin conocer ni una coma del texto que se iba a firmar. Lo que trascendió por los medios de comunicación indica que, sobre llovido, mojado: el nuevo acuerdo con el FMI no trae buenas nuevas para los trabajadores precarizados.  Coherente con sus recetas históricas, las huestes de Kristalina Georgieva apuntan a profundizar la desregulación de la economía y bajar los “costos laborales”.

Menos intervención del Estado y más libertad de mercado. Aunque el libreto liberal omita la asimetría natural de una negociación entre empleador y empleado y prescinda del dato de contexto que hace todavía más vulnerables a estos últimos: la recesión económica y el aumento del desempleo que provocaron los hermanos Milei desde que tomaron las riendas del poder.

Mattias Meragelman
- Periodista -