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#LaZurda
"Están matando al cine argentino"
Por | Fotografía: Diego Cabrera
Foto: Rosendo Ruiz advierte sobre la profunización de la crisis del cine nacional.
Rosendo Ruiz, director de De Caravana, estrenó ‘La Zurda’, una película con la que vuelve a incursionar en el cuarteto pero ahondando en la injusticia social, el poder y la corrupción. En su primera semana en salas como Hoyts, Cinemacenter y Showcase, se proyectó a sala llena.
Publicada el en Cine

Rosendo Ruiz es sanjuanino. El día en que cumplía 14 años su padre lo trajo -a él ya sus tres hermanos- a vivir a una casa en Alta Córdoba. Aquí terminó el secundario y empezó Psicología y Ciencias Económicas, carreras que dejó porque lo que él quería era contar historias. Fan de los dibujos del estudio Hanna-Barbera (Don Gato, Scooby-Doo) antes de los diez años ya dibujaba historietas en su ciudad natal, dándole vida a las historias que vivía con sus amigos. De aquel entonces es también su primer proyector de cine casero, hecho de madera, con un caño, una luz y una lupa: dibujaba las historietas en los rollos de cinta que se usaban en las máquinas de sumar y las iba proyectando cuadro por cuadro. “Mi papá tenía una sodería y yo en el galponcito ponía una lona blanca y pasaba ‘películas’ para mis amigos. Ellos todavía se acuerdan”, dice.

Amante de Clint Eastwood y Steven Spielberg en materia de cine occidental, parte de su corazón se reparte entre el cineasta koreano Hong Sang-soo y Jean-Pierre Melville, director de cine francés que en casi todas sus películas contrataba a Alain Delon como protagonista.

Ruiz acaba de estrenar La Zurda, una película coproducida por El Carro Cine y Jaque Content, con la que atrajeron una gran cantidad de público a las más de treinta salas comerciales en las que se proyectó.

- ¿Esperaban este arranque?

- No. Con De Caravana fue menor, más lento, aunque prolongado en el tiempo. En cambio La Zurda arrancó mucho mejor. Luego veremos si se sostiene en el tiempo. Estamos transitando recién la primera semana y la idea es que siga en las salas. Pero dependerá de las cadenas. Los gerentes de Nuevocentro, Showcase y Hoyts nos decían que iban a pedir que la película continúe en cartel porque está funcionando muy bien, pero depende del programador de Buenos Aires y de Cinetren, nuestro distribuidor. Ya nos han pedido la película de varias salas y el 8 de mayo arrancamos en un complejo de cines de Río Tercero.

- ¿Por qué creés que está pasando esto con La Zurda?

- Más allá de salir a comunicar a full, creo que algo que suma fuerte es que estamos con el grupo Monada (NdlR: banda argentina de cuarteto formada en Córdoba en 2012), que tiene muchos seguidores y es muy querido. Pero además me parece que tiene que ver con que muchos cordobeses están defendiendo la peli con mucho orgullo, como algo propio. Ellos dicen, y los he escuchado: “Queremos tener películas en pantallas de cine”. Han ido a ver la película y la recomiendan porque quieren que se sostenga en salas.

- Eso es alentador, sobre todo teniendo en cuenta que los públicos suelen tener una predilección por producciones extranjeras, ¿no?

- Sí. Por eso creo que hay que empezar a conquistar de nuevo a los públicos porque ha sido muy sistemática la matanza de la taquilla argentina. En los años 60 y 70, películas como las de Leonardo Fabio, Luis Sandrini y Tita Merello se veían masivamente por los argentinos. En promedio, la mitad de la gente que iba al cine era gente que iba a ver cine argentino. Claro que veían ‘Lo que el viento se llevó’ pero también veían ‘Nazareno Cruz y el lobo’.

- ¿Y qué pasó?

- Políticas imperialistas americanas y políticas cipayas argentinas. Imaginate, un combo que nos fue regalando. Y éste último Gobierno está haciendo desastres con la industria del cine nacional. Si ya el cine argentino era apenas un 10 o 12 por ciento, ahora que no se están filmando películas, no sé cómo va a quedar ese porcentaje.

- Hace poco salió un comunicado del Espacio Audiovisual Nacional diciendo que el año pasado y en lo que va de éste el Incaa no ha aprobado ninguna película.

- Sí. Así es. La Zurda se filmó a fines del 2023 y terminamos de hacer la postproducción a fines del 2024 y principios de este año. Pero no se están haciendo películas.

- Con esa lógica, el año que viene no va a haber productos audiovisuales para llevar a los festivales.

- Claro, va a quedar un vacío horrible. Y no entienden que la solución no es dejar de hacer películas sino pensar cómo hacer para que más gente consuma cine nacional, tener políticas pensadas para eso. El año pasado por decreto sacaron la ley de la cuota pantalla y los cines ya no tienen obligación de pasar películas argentinas. Y así sistemáticamente, con medidas que no nos ayudan. ¿Cómo quieren que La Zurda pelee con Misión Imposible? Daría la idea que no quieren que haya cine argentino, este es un Gobierno muy cipayo.También habría que entender que el cine argentino no es solo (Adrián) Suar, (Ricardo) Darín o (Guillermo) Francella.

- En este marco, haber llegado a salas como las de Hoyts y Showcase es muy alentador.

- Totalmente, y fue gracias al pulgar arriba que nos dieron las salas, que vieron potable la película y nos dieron la oportunidad de estar una semana en cartel. Pero hay que ver cómo traccionamos la taquilla. Y es difícil porque ni siquiera tenemos la posibilidad de pegar afiches en la ciudad por falta de presupuesto.

- El guión de La Zurda es en coautoría con Alejandro Cozza, ¿cómo nació la idea?

- Alejandro colaboró con el guión de De Caravana, incluso actuó en esa película, con un papel chiquito. Él es muy amigo mío y muy cinéfilo. Estrenamos De Caravana a fines de 2011 y habíamos quedado re manijas con la noche, el cuarteto y los personajes de los márgenes. Había sido todo muy fuerte porque La Mona mueve energías muy poderosas. Y teníamos ganas de hacer una película más clásica que De Caravana, con un lenguaje más accesible. Pero el guión quedó en suspenso porque nos metimos en otros proyectos; y hace un par de años surgió la coproducción con Jaque Content y lo desempolvamos. Fue un trabajo de reelaboración también porque había un par de líneas distintas: la línea principal, marcada más por el ascenso de La Zurda y otra más chiquita, que era la amistad de los dos. Y pusimos foco en la amistad, ese es más el corazón de la película.

- ¿Cuál es la historia que cuenta la película?

- Son dos amigos que viven en un barrio humilde y tienen una banda de cuarteto que se llama ‘Una manga de negros’, con la que quieren triunfar. Una noche se ven involucrados en un hecho criminal en el que no tuvieron nada que ver y se dan a la fuga porque saben que por ser ‘villeros’ van presos seguro. Y no cuento más porque no quiero spoilear.

- La película está atravesada por una mezcla de géneros, ¿cuáles son?

- Uno de los fundadores fue el film noir, el policial negro típico de los años 50, que tiene elementos como la noche, la mujer fatal, la policía corrupta, los excesos; también el tipo de luz, contrastada y oscura, y clubes nocturnos como los que aparecen en las películas de Humphrey Bogart. Ese fue un referente y tomamos de ahí un montón de elementos. También tomamos elementos del bromance, que es la amistad de dos varones. Pero creo que es más tragedia que triller. Tiene momentos de policial, pero lo esencial es el bromance y la tragedia.

- La Zurda se mete también con el poder, la corrupción y la ‘portación de caras’.

- Sí. Una de las fascinaciones que tuvimos con la noche de Córdoba fue lo difícil que es ser portador de cara. Si la vida ya es difícil para todos, portar una cara la convierte en mucho peor. Sin querer hacer bajada de línea sí nos dimos cuenta que nos interesaba visibilizarlo, pero creo que hay que hacer muchas películas al respecto porque son muy fuertes los prejuicios sobre los humildes, que son personas tiernas, laburadoras, que tienen sueños y anhelos.

- Además la película toca el tema de la connivencia entre el poder político, empresario, la policía.

- Sí, y con ese tema, el equipo ha quedado con muchas ganas de hacer una segunda parte y profundizar en esa “rosca” que se ve en la película. Son temas que no conozco tanto y lo poco que mostramos en la peli fue gracias a que me senté con una abogada fiscal y me asesoré en cuestiones técnicas que desconocía. Pero me gustaría hacer una serie, no muy larga, de La Zurda con la fiscal descubriendo más casos a partir de esta historia. Porque se conoce más de los policiales de Estados Unidos que lo que pasa acá.

- ¿Qué sigue después de La Zurda?

- Con esta película estamos tratando de afianzar público para el cine cordobés. Tengo un proyecto ya escrito, más parecido a Casa Propia (NdlR: Una película que va tras los pasos de Alejandro, de 40 años, que vive con su madre y tiene una situación económica muy precaria que lo angustia), pero quiero seguir tirando de esta línea, a partir de lo que está pasando con La Zurda.

Portación de rostro

Cuando estaban rodando De Caravana, el actor Gustavo Almada, que en la película se ponía en la piel de ‘el laucha’, iba caminando de su casa al rodaje. “Un día, Gustavo estaba yendo al rodaje, caracterizado como su personaje y lo paró la policía en pleno centro de la ciudad; eran las diez de la mañana. Y él se les plantó preguntando por qué lo paraban, la policía se justificó diciendo que estaban haciendo un operativo. Y ‘el laucha’ insistió en que no veía que parasen a nadie más alrededor. Después de varios cruces de palabras, Gustavo les dijo que estaba haciendo una película y que iba caracterizado, entonces lo dejaron ir. Pero eso lo ejemplifica todo, por la cara y la ropa se cometen muchas injusticias sociales”, se lamenta el cineasta.

De La Mona a la Monada

Corría el año 2007 cuando Rosendo Ruiz instalaba un bar al lado de La Rueda en el que funcionaría durante siete años -de 2007 a 2014- Cinéfilo Bar. “Aprendí más de cine ahí que en otro lado”, dice el cineasta. Allí proyectaron películas y hasta editaron una revista. Pero en ese bar también nació el amor por el cuarteto. “Ahí trabajaban empleados que eran fans de la Mona, un día los acompañé y me encantó la Mona, era la época en la que estudiaba teatro en la Universidad Nacional y en La Cochera”, rememora.

Guillermina Delupi
- Periodista -