El éxito en la televisión llegó a su vida tras duros años de trabajo y sacrificio. Su familia le brindó la posibilidad de llegar a Capital Federal para ir detrás de un sueño, pero la nostalgia por abandonar el pueblo lo acompaña hasta el día de hoy. Mariano Yezze nació y se crio en Arias, localidad del sudeste cordobés. Con la compañía incondicional de sus padres, Jorge y Marta, y los momentos con sus amigos, que siguen presentes hasta hoy, vivió una infancia feliz. Dice que no encuentra en otro lugar la libertad y alegría que le da su pueblo. Siempre quiere volver para atesorar nuevos recuerdos.
La comunicación despertó su interés desde chico. En sus frecuentes vacaciones en Mar del Plata aprovechaba para cubrir espectáculos. En eso estaba en 1997 cuando el 25 de enero asesinaron al reportero gráfico José Luis Cabezas en Pinamar. Para él, ese crimen es el mayor símbolo de lucha de la prensa argentina en favor de la libertad de expresión.
Aunque se podría decir que en la universidad comenzó el camino hacia la profesión, su formación personal empezó muchísimo antes. “Si había actos en la primaria, yo era el que agarraba el micrófono y se ponía a conducir”, rememora.
Con apenas diez años acompañaba a su papá a la empresa donde trabajaba y le fascinaba esperarlo sentado en una máquina de escribir que había en el lugar, con la que jugaba a redactar noticias. En la adolescencia, en Arias le dieron la oportunidad de seguir formándose: mientras cursaba el secundario hacía publicidades locales en la radio “Futuro Arias”. Después, la familia propietaria de otra radio le dio un lugar los sábados, donde hacía su propio programa, llamado “Todo un Show”.
Hoy Mariano Yezze dice que cada proyecto le sirvió para profesionalizarse y tener una base al momento de estudiar. Nunca dejó de divertirse y aprovechar su adolescencia: combinaba hacer lo que más le gustaba con el placer de vivir rodeado de amigos y familia.
Irse de su casa con sólo 17 años no fue fácil. Su decisión era clara: quería dedicarse a la comunicación audiovisual. El mundo de la radio y la televisión lo apasionaba, emoción que sigue vigente hasta la actualidad. Pero en ese entonces sólo existía la opción de estudiar en Buenos Aires, lo que implicaba dejar su hogar, familia y amigos para comenzar a transitar el camino que lo llevaría a ser quien es hoy.
Nostalgia
Sus padres nunca dejaron de ser su base de apoyo. Superaron mucho más que el tiempo y la distancia. Ese amor hacia ellos y su querido Arias traspasa todo tipo de pantallas. “Yo siento que nunca me fui”, admite. Sus palabras suenan entrecortadas y la emoción lo sobrepasa. Dice que la vida no es lo que filtran las redes y que a pesar de tener un trabajo privilegiado, si pudiera volver el tiempo atrás elegiría cualquier otra carrera que le permitiera estar cerca de su pueblo. Que nunca se habría ido tan lejos.
Yezze estudió locución en el Profesorado Don Bosco (COSAL). Sentía que “se quedaba corto por tanto sacrificio hecho” y decidió comenzar una carrera de grado. Optó por Abogacía, en la Universidad Siglo 21 Hacía dos carreras a la vez. Cuando se recibió de locutor en COSAL, le aconsejaron ir a América TV. El perfil que presentó les gustó tanto que a seis meses de haberse recibido pudo hacer suplencias en uno de los canales más importantes del país. Meses después ya era cronista. Trabajaba de nueve de la noche a seis de la mañana. Dejó abogacía por un tiempo para dedicarse de lleno a la televisión.
Sus triunfos no alejaron la nostalgia. “En la televisión encontré una manera de estar todos los días en mi casa”, insiste. Durante la pandemia del COVID-19 estuvo nueve meses sin poder viajar a su pueblo. Sufrió como nunca la distancia.
En su adolescencia conoció a Andrea, su actual esposa y madre de sus tres hijos (Santiago, Eugenia y Facundo). Comenzaron un noviazgo y años más tarde ella decidió mudarse a Buenos Aires para acompañarlo. Formaron una familia y sus hijos nacieron en CABA.
A los 40 años Yezze retomó la carrera que había tenido que abandonar y siete años después se recibió de abogado y notario. Mientras, su participación en la pantalla chica se consolidó tras su participación como panelista durante cuatro años en el programa “Basta Baby”, conducido por Baby Etchecopar. “Fue una experiencia enriquecedora, reinventó mi carrera totalmente, por lo mediático que se convirtió”, reconoce. Entre sus logros profesionales recuerda haber sido el primer periodista que entrevistó en París a la colombiana Ingrid Betancourt, ex candidata presidencial que había sido secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
De espíritu pueblerino, el exitoso conductor de América TV y A24 y locutor de FM Milenium, sigue anhelando volver a tener 17 años para cambiar su destino: elegir una carrera que lo mantenga cerca de su familia toda la vida.