Crónicas
Entrevistas
Actualidad
El Kiosco virtual
Reflexiones
Cultura
Música
Cine
Libros
Galería Magalú
Galerías multimedia
Quiénes Somos
Revista El Sur
Staff
Ediciones en papel
La intrincada relación Charly/Spinetta
"Y quemé las cortinas"
Foto: Spinetta y Charly, admiración y recelos mutuos.
Este año se cumplen 30 del proyecto trunco entre Charly García y Luis Alberto Spinetta, del que sólo parece haber sobrevivido el tema “Rezo por vos”. La historia detrás de una relación de admiración mutua entre los dos exponentes máximos del movimiento rock en nuestro país.
Publicada el en Música

Promediaba el año 1985. Un mundo distinto y una Argentina diametralmente opuesta a la que hoy conocemos. Por las calles, el juicio a los integrantes de las juntas militares que habían gobernado el país durante la dictadura y el destape post represivo que iba llegando a su momento más álgido, eran algunas de las sensaciones más claras de las que hacían suponer que la pacata sociedad argentina podía aspirar a tiempos mejores. No iba a durar mucho. Apenas unos meses separaban  aquel momento de las revueltas militares y las crisis económicas.

En los estudios de ATC, Charly García y Luis Alberto Spinetta se presentaban en el programa “Cable a tierra” que comandaba Pepe  Eliaschev y mostraban, por primera vez, el resultado de un trabajo con el que se proponían aunar esfuerzos para un disco compartido. Durante casi 25 años, ese fue el único registro conjunto del tema que luego inmortalizaron, cada uno a su manera, en sus discos solistas de 1986. El de Spinetta se llamó “Privé”; el de Charly, “Parte de la religión”. Mientras la canción se transmitía al país, a García le informaron que su departamento se estaba incendiando. La videograbadora que había dejado trabajando para inmortalizar el evento había entrado en cortocircuito y desde allí, las llamas se habían ocupado de lo demás. El anecdotario posterior señala que aquel fuego, y sus ulteriores consecuencias, dejaron al descubierto algunas grietas que terminaron con el proyecto a la deriva.

El año en que Argentinos Juniors ganó la Copa Libertadores de la mano de “el Piojo” José Yudica y que en los cines nacionales, Héctor Alterio y Norma Aleandro protagonizaban lo que se iba a convertir en la primera película argentina en ganar un Oscar, también fue el primero en que ni Spinetta ni García aparecieron en las bateas de las novedades discográficas.  

“Lo dejé todo por esta soledad…”

Durante el tiempo en que trabajamos juntos, yo me sentí muy necesitado. Traté de estar cuando él me necesitaba pero después me sentí rechazado y eso me dolió mucho” dice Spinetta en el libro “Crónicas el iluminaciones”, de Eduardo Berti. “Creo que me tiene una especie de celo ancestral y pareciera que nunca se dio cuenta lo mucho que lo admiro. Algo de eso hubo en los rayes que tuvimos. Como si él fuera el único en papel de admirador, mientras yo no encontraba la manera de hacerle entender que también me puedo mear con sus canciones”, advertía Luis al único periodista que pudo editar un libro recorriendo una parte de su carrera (el trabajo es de 1988), relatada en primera persona.

La escena de la discusión posterior al incendió fue relatada por ambos cuando compartieron una nota firmada por Carlos Polimeni para el Suplemento No del diario Página/12 en el año 1992. “Yo me sentía muy paranoico.  Me había juntado con él y le pasaban docenas de cosas malas, y me decía a mí mismo: “Puta, Luis, el yeta sos vos”, y me creía el fúlmine de la historia”, contó Spinetta, mientras que García le retrucó “y yo, del otro lado, le decía: No seas paranoico, cómo te vas a hacer cargo de esto”. Y, la verdad, explotamos. Eso nos quemó, nos asustó mucho”. A partir de allí todo empezó a descomponerse de modo abrupto. Paradójicamente, en el mismo momento en que era presentado en sociedad, el trabajo empezaba a terminarse. Hubo un encuentro posterior, pero lo cierto es que todo quedó a la deriva. Apenas sobrevivieron las canciones, las ideas sueltas que cada uno acomodó a su modo y el mito alimentado por aquel fracaso.

Los potenciales del pasado son incomprobables, pero según cuentan las partes legitimadas en la historia que rodeó el proceso del cónclave García-Spinetta, el disco se iba a llamar “Cómo conseguir chicas”, exactamente el mismo título que el hombre del bigote bicolor se guardó para sí y bajo el cual publicó diez canciones en 1989.  Además de “Rezo por vos”, había otras canciones que tenían una forma casi definitiva y que luego se fueron conociendo. Spinetta grabó “Una sola cosa” y “La pelícana y el androide” en “Privé” y Charly hizo lo propio con “Hablando a tu corazón” en el disco “Tango”, editado a dúo con Pedro Aznar, cuyo nombre también fue evaluado en algún momento para formar parte de un proyecto unificador.

“Amor sagrado”

García y Spinetta nacieron con un año y medio de diferencia, cuando promediaba el siglo veinte.  La admiración mutua que siempre expresaron, tiene una primera expresión en Charly, sólo por cuestiones arbitrarias de los tiempos de la historia. Almendra ya había grabado sus discos y Luis era un artista consagrado en el universo primigenio del rock argentino cuando un joven desgarbado y pelilargo se le acercó para hacerle escuchar una grabación casera de un tema que su banda, Sui Generis, pensaba llevar al estudio.

En la entrevista conjunta de 1992, Charly cuenta que el frío “Seee, está bien” de un Spinetta desinteresado hizo que aquel tema pasara al archivo. Desde aquel momento, los años prosiguieron y ambos se fueron convirtiendo en faros de referencia para explicar el desarrollo del movimiento rock en nuestro país. Sólo hubo un cruce que Charly recuerda en tiempos en que ya había aparecido el primer disco de Sui Generis y su nombre empezaba a ser observado con atención por el mundillo roquero autóctono.  Charly estaba comiendo unos tallarines en un bar porteño cuando Spinetta lo reconoció y decidió acercarse a su mesa para decirle: “Cuidate porque vos tenés mucho talento, pero los vampiros te van a chupar la sangre”. Dio media vuelta y se fue. “La música de Sui Generis nunca me gustó. Me pareció siempre una música carente de swing”, decía Spinetta en el libro de Berti.

La atención por las formas de García se activó con el tema “Tango en segunda”, una de las canciones que surgieron para reemplazar los temas censurados en “Instituciones”, el tercer disco de Sui Generis. “A partir de ahí y de la propuesta de La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán, me empecé a acercar y me empezó a gustar cada vez más su música, y hoy pienso que es un verdadero monstruo de la canción de acá y de todos lados. Un compositor increíble”, decía Luis allá por 1988.

Toda la atención que uno ponía sobre el otro se manifestó definitivamente en 1980. La revista Hurra, versión roquera de Humor, había decidido poner en tapa una nota que intentaba presentar una virtual pelea entre los protagonista de esta historia caricaturizándolos a uno con la camiseta de River y a otro con la Boca. Eran tiempos en que Serú Girán y Spinetta Jade monopolizaban las grandes atenciones del mundo roquero del país y, desde allí surgió una respuesta contundente: un recital en conjunto que se realizó en el estadio de Obras Sanitarias durante los días 12 y 13 de septiembre de ese año. El show comenzó con Luis, acústica en mano, interpretando “Que ves el cielo” hasta que Charly irrumpió con sus teclados en el segundo compás para hacerse cargo de las armonías y el estadio explotó. Después, Spinetta le puso voz a “Cuando ya me empiece a quedar solo” de Sui Generis y David Lebón se sumó en “Música del Alma”. Era el comienzo, luego cada grupo encaró su set, Spinetta Jade presentando “Alma de diamante” y Serú anticipando “Bicicleta”. El final, con todos los músicos en escena, quedaría reservado para antológicas versiones de “El mendigo en el andén” y “Cristálida”, de Pescado Rabioso.

Después hubo otros cruces, memorables para antropólogos y coleccionistas y desapercibidos para otros. Juntos fueron parte de la improvisación que terminó convirtiéndose en el tema “Peluca teléfonica”, una especie de bonus track del primer disco solista de Charly. Ambos grabaron en el tema “Vi la raya”, que forma parte de “Vida cruel” de Andrés Calamaro. La historia encuentra, también, una autoría conjunta en el tema “Total interferencia” del disco Piano bar.

En el libro “No digas nada” de Sergio Marchi, Fito Páez (que fue el tecladista del grupo que acompañó a Charly en aquel trabajo) contó que fue él quien convenció a García de incluir ese tema. “Todo muy sugerente: un tema de Charly y Luis que se llame “Total interferencia” parece como si fuera una especie de emblema argentino”, decía el rosarino.

Pero el cruce más problemático posiblemente haya tenido lugar en el mismo año 1985. Ambos músicos tenían planificadas fechas en el estadio Luna Park. En el turno de las presentaciones de “Piano bar”, Spinetta se maquilló acorde a la puesta en escena de esa etapa del mundo Charly y fue ovacionado cuando juntos interpretaron lo que hasta ese momento era un tema inédito, “Una sola cosa”. La suerte fue totalmente adversa cuando García se apareció ante el universo spinettiano y fue abucheado. “Para mí es un peso muy duro que ese sea mi público, pero debí aceptar que es así. Forma parte de algo que yo mismo he creado pero no con semejante intención, como si hubiese inventado la fusión atómica y después otro tipo crea la bomba. No tengo la culpa pero, en parte, el iniciador del asunto fui yo (…) Yo me inventé una línea artística, un estilo que siempre se caracterizó por la no transa y por la puesta a punto de un mecanismo exuberante de creación (…) Lo que más odio es haber creado fanáticos cuando yo nunca he sido fanático de mi obra. Eso es doloroso. Yo creo que yo generé parte del fanatismo que llevó a un grupo de gente a chiflar a un tipo como Charly. Siento que a mí no me aceptan tampoco; se han fanatizado tanto que si me salgo de las casillas, si hago algo no contemplado dentro de los límites de su fanatismo, me deben odiar. En vez de sorprenderse, odian”, reflexionaba Spinetta años más tarde.

“Rezo por vos”

Un último movimiento en el diálogo entre Charly y Luis aparece con dos temas en el que ambos parecen referirse a la herida del camino truncado. Spinetta le dedicó a García el tema “Pobre amor, llámenlo” que, en sus palabras, representa “el gran amor que yo siento por él, que lo vi en varias situaciones muy jodidas donde lo único que podía hacer era quererlo o sugerirle que se fuera a descansar”. García, por su parte, señala que “El karma de vivir al sur”, su tema del disco “Parte de la religión” es el “García pasado por la experiencia de trabajar con el genio al lado y haber sido su honesto fanático”.

Hacia el año 2009 el encuentro entre Charly García y Luis Alberto Spinetta se reeditó en dos de los recitales más recordados de la historia reciente del rock argentino. Ambos tuvieron lugar en el Estadio José Amalfitani o, si se prefiere, la cancha de Velez Sarfield. El primero, fue el viernes 23 de Octubre, cuando bajo una torrencial lluvia Charly volvía a los escenarios tras la última de sus internaciones.  El segundo tuvo lugar unos meses más tarde, cuando Spinetta decidió recorrer sus 40 años con la música reuniendo a todos los grupos de los que había formado parte. Aquel concierto pasó a la historia como “la noche de las bandas eternas”.

César Martín Pucheta
- Periodista -