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El Madre de casi todas las batallas
Foto: Chiqui Tapia y Gerardo Zamora, una sociedad exitosa de la política y el fútbol.
Nueve de las últimas 14 finales de los torneos de la AFA se jugaron en el fastuoso estadio que construyó el gobierno de Santiago del Estero. El plan que Córdoba urde para quebrar el pacto ‘Chiqui’ Tapia-Gerardo Zamora.
Publicada el en Crónicas

Entrelazado entre Santiago y La Banda, a la vera del Puente Carretero, el Estadio Único Madre de Ciudades se erige majestuoso en medio de un gran descampado, y ofrece uno de los contrastes más llamativos del lugar. El moderno escenario, con capacidad para 30 mil espectadores -construido en tiempo récord entre junio de 2018 y mayo de 2020 y con una polémica erogación de fondos públicos de $1500 millones, albergó el pasado primero de junio la final del Torneo Apertura de la Liga Profesional de Fútbol.

Cuando designó la sede de la definición del primer campeonato de la temporada 2025, Claudio ‘Chiqui’ Tapia tal vez pensó en servirle en bandeja un superclásico a Gerardo Zamora, el gobernador de Santiago del Estero, teniendo en cuenta la millonaria inversión en refuerzos que habían hecho el Xeneize y el Millonario. Para sorpresa de propios y extraños, a la vuelta olímpica la dio Platense, convertido en la Cenicienta de una competencia donde los ‘grandes’ terminaron siendo las hermanastras.

Un futbolista cordobés, Guido Mainero, fue el héroe del triunfo 1-0 del Calamar ante Huracán, la novena final de un torneo de Primera División de la AFA que se jugó en la tierra de la chacarera en los últimos cuatro años. De la puesta en escena fueron testigos cerca de 28.000 hinchas que recorrieron 1.000 kilómetros desde la localidad bonaerense de Vicente López y el barrio porteño de Parque Patricios, en un movimiento que generó un impacto económico de $5.100 millones, según la información que difundió la Subsecretaría de Turismo de Santiago del Estero.

“Todos sabíamos de antemano dónde iba a ser la final y es una falta de respeto cambiar algo que estaba programado”, dijo Tapia la semana previa al partido, en medio de rumores de una posible mudanza y como si nunca hubiese borrado con el codo lo que sus pares habían escrito con las manos.

La sociedad entre Tapia y Zamora surgió hace siete años, cuando la AFA y el gobierno santiagueño firmaron un convenio para la construcción del Madre de Ciudades. Desde entonces, el estadio ha sido postulado como sede de la Copa América 2020, las finales de la Copa Libertadores 2021, la Copa Sudamericana 2022 y 2023, y hasta el Mundial de 2030. Albergó dos veces a la Selección Argentina (1-1 ante Chile por Eliminatorias en 2022 y 7-0 en un amistoso con Curazao en 2023) y fue escenario de nueve de las últimas 14 definiciones de los principales torneos del fútbol argentino.

En todos los casos, el otorgamiento de la sede se hizo a dedo y con un sistema ‘llave en mano’: la gestión de Zamora -quien ostenta un lujoso palco VIP en el estadio- pone las instalaciones, se hace cargo del operativo de seguridad y paga los traslados y estadías de los equipos y los árbitros.

Parte de aquel trato fue el emplazamiento del Centro de Formación y Alto Rendimiento Regional de la AFA, que Tapia y Zamora inauguraron el pasado 24 de mayo. La obra fue ejecutada por la Dirección Provincial de Vialidad de Santiago del Estero  y tuvo un costo de mil millones de pesos.  

El influyente tesorero Pablo Toviggino, ex titular de la Liga Santiagueña de Fútbol y actual mano derecha del mandamás afista, es la pieza que permite encastrar este puzzle donde se entremezclan poderes e intereses.

Un partido político

En el despacho del gobernador cordobés Martín Llaryora yace un ambicioso proyecto de re-remodelación del Estadio Mario Kempes. Con varios toques y gambetas, el plan de obras es una continuidad de la jugada que armó Juan Schiaretti dos meses antes de su retiro de El Panal y al filo del cierre de la campaña para la primera vuelta de las elecciones presidenciales, donde ofició como candidato de ‘Hacemos por el País’.

En aquel momento, el cordobesismo apuntaba a un escenario con 72 mil ubicaciones para competirle de lleno al ‘Más Monumental’ de Núñez (recientemente ampliado para 85.018 espectadores) por ser parte del Mundial de los tres continentes de 2030. Ese certamen tendrá como sede a España y Marruecos, pero albergará un partido en Argentina, otro en Uruguay y un restante en Paraguay, en conmemoración por el centenario de la primera Copa de la FIFA, que se disputó en territorio sudamericano.

“Tenemos el que era, hasta hace poco, no sólo el mejor estadio del país, sino el más grande; ahora nos pasó River y por qué nos vamos a quedar quietos los cordobeses, por qué no vamos a darle más capacidad a nuestro estadio, si es nuestro y es un orgullo”, se envalentonó ‘El Gringo’ aquella vez.

Aunque el pasado 11 de diciembre la FIFA confirmó al reducto riverplatense como el lugar donde la Selección Argentina empezará a defender el título que obtuvo en Qatar 2022, Llaryora dobló la apuesta y se involucró de lleno en la reforma del Kempes para consolidar al fútbol y los eventos deportivos como parte de la llamada ‘economía naranja’.

El sanfrancisqueño no sólo le puso la firma, sino también el cuerpo. Él mismo se encargó de defender las bondades del proyecto en un encuentro con representantes de los medios de comunicación que, con bastante de secretismo, se llevó a cabo meses atrás en la sede del Gobierno provincial.

Ahí replicó parte de sus dichos de aquel 18 de octubre de 2023, cuando su discurso, en carácter de intendente de la capital cordobesa, ofició como preludio al anuncio de Schiaretti: “Hoy el deporte es parte de una industria, de una nueva economía a nivel mundial. El espectáculo que supone el deporte supera lo que pasa en el estadio. La ciudad tiene los hoteles ocupados, los restaurantes llenos, se mueve la economía; más allá del partido”.

El mandatario puso como ejemplo los cuatro mil millones de pesos de movimiento económico que generó el superclásico Boca-River del 21 de abril de 2024, por los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional.

En la reunión informativa se hizo hincapié en los detalles técnicos de la obra, que contempla la construcción de palcos y espacios de recreación, un nuevo museo, el traslado de la sede de la Agencia Córdoba Deportes, dos domos para compensar la ausencia del Orfeo (ya en camino a convertirse en un centro médico), remodelación de las cocheras, e intervenciones que permitirán achicar la brecha entre los espectadores y el campo de juego.

El insólito epilogo del alegato del gobernador a favor de la remodelación del Estadio Kempes -un contrapunto con un veterano comunicador de la TV, que hizo hincapié en el impacto sonoro que los recitales de ‘La Mona’ Jiménez provocan en los barrios cercanos al Estadio Kempes- dejó sin respuestas varios interrogantes.

Tercero en discordia

Más allá de la táctica de potenciar al deporte como fuente de ingresos y la estrategia de tratar de diferenciarse del Gobierno nacional no sólo en términos discursivos, Llaryora ve en las obras del Kempes la posibilidad de sumar otra ventaja comparativa para meterse de lleno en la puja por la sede de los partidos más importantes de los torneos de la AFA y la Conmebol.

No le ha resultado sencillo al cordobesismo atraer a los grandes eventos futbolísticos de los últimos tiempos. El último gran amague que se comió fue el partido que los seleccionados de Argentina y Uruguay disputaron por las actuales Eliminatorias mundialistas, el 15 de noviembre de 2023.

Aquella vez, ni siquiera la imposibilidad de utilizar la cancha de River le permitió a Córdoba albergar a Lionel Messi y compañía: luego de una dilatada elección de la sede, la conducción del fútbol argentino eligió al Kempes y luego desvió el partido hacia La Bombonera. “Cuestiones de logística”, argumentaron. La expectativa ahora apunta al duelo con Venezuela de setiembre próximo, el último que el conjunto albiceleste afrontará en su camino hacia el Mundial de México, Canadá y Estados Unidos 2026.

La última vez que la Selección Argentina jugó en La Docta fue el primero de febrero de 2022, frente a Colombia, en la clasificatoria para Qatar 2022. Sumido en su propia burbuja, una especie de nube gris que siempre lo muestra tan cerca y tan distante de los espacios donde se cocinan los grandes temas nacionales, El Panal aquella vez debió apelar a los buenos oficios de un mediador. Quien terminó haciendo las veces de Celestino fue el presidente de Instituto, Juan Manuel Cavagliatto, hombre muy cercano a la gestión de Tapia y miembro de su Comité Ejecutivo desde el año pasado.

Las afinidades de la cancha chica del fútbol y de la cancha grande de la política no siempre coinciden, y los buenos contactos suele tener más efecto que cualquier otro dato objetivo -la disponibilidad de un buen escenario, la capacidad hotelera, la accesibilidad, etc.- a la hora de definir la sede de un partido. De ello pueden dar fe en Santiago del Estero.

Hugo Caric
- Periodista -