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La Piojera, como el ave Fénix
Por | Fotografía: Diego Cabrera
Foto: Myriam Vélez y Miriam Barcia son trabajadoras de la cultura popular y parte de la conducción del Centro Cultural La Piojera.
El centro cultural de barrio Alberdi se asienta en la ex sala del Teatro Moderno y fue recuperada gracias a la lucha de vecinos y vecinas de la zona. Desde su reapertura en 2019, el espacio se basa en un modelo de cogestión y participación ciudadana sin precedentes en el país.
Publicada el en Crónicas

El concepto de cultura comunitaria o cultura viva empezó a cobrar fuerza en los últimos años en Latinoamérica; y en Córdoba, a partir de 2019. Se trata de una concepción asentada fuertemente en el territorio y la convivencia cotidiana, es decir, anclada a la gente. 

Uno de los ejemplos más potentes en esta materia quizás sea La Piojera, un centro cultural situado en Alberdi, un barrio histórico con identidad propia y, sobre todo, popular.

El espacio fue abierto como centro cultural gracias a la lucha vecinal. Esa lucha se redobló a principios de año con festivales solidarios en la calle, que ayudaron a visibilizar el conflicto desatado por los cambios en el organigrama del área de cultura municipal y las internas entre funcionarios. Revista El Sur dialogó con Miriam Barcia (representante del Consejo Cultura Comunitaria) y Myriam Vélez (integrante del Plenario La Piojera y representante de la Casa de los Trabajadores de Córdoba), sobre los inicios de La Piojera, el trabajo de cogestión y el quehacer en materia de cultura comunitaria.

- ¿Cómo fue el trabajo de recuperación de La Piojera?

- Myriam Vélez (MV): Nos costó diez años de muchas luchas, sobre todo en la calle, con festivales, escraches, marchas, notas, audiencias y reuniones. Fue un arduo trabajo de las organizaciones que conformaron lo que se conoce como la multisectorial “Defendamos Alberdi”. Por aquel entonces se acababa de demoler la chimenea de la ex Cervecería Córdoba y había hechos que nos interpelaban y que nos sirvieron para que vecinas y vecinos de la zona nos organizáramos frente al avance de destrucción de casonas e instalación de edificios.

- Que hacían perder la fisonomía del barrio...

- MV: ¡Totalmente! Se había perdido la batalla con la ex Cervecería y La Piojera se había puesto a la venta. Querían hacer un supermercado, un edificio, una iglesia evangélica. Entonces este grupo organizado en resistencia a este avance de tanta destrucción del barrio decidió luchar por la sala. En ese entonces se había puesto un chapón al frente, no había manera de ingresar, por años no se vio lo que pasaba aquí, lo destruido que estaba esto. En un momento el chapón fue intervenido por el artista Jorge Cuello, en señal de la lucha que se estaba llevando a cabo. Queríamos que el edificio fuese declarado patrimonio y lo logramos porque finalmente la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos lo declaró “Bien de Interés Histórico Nacional”.

- ¿Y cuándo se logró la expropiación?

- MV: En 2014. Luego se hizo un llamado a licitación para armar un proyecto de recuperación, pero nada garantizaba que la Municipalidad de Córdoba decidiera entregarla a una gestión de los vecinos y vecinas.

- ¿En qué momento ustedes empiezan a formar parte de la gestión?

- Miriam Barcia (MB): A fines del 2018 se hizo una convocatoria por parte de la Dirección de Cultura Comunitaria de la Secretaría de Cultura a aquellas organizaciones que habían participado en la lucha y empezamos a decidir quiénes serían las que participarían. Fue un trabajo conjunto con la Municipalidad y las organizaciones de la sociedad civil. Hubo mucho debate porque había que inventar todo, no había un modelo, no había un precedente de cogestión como éste, entre un municipio y los vecinos.

- ¿Qué cantidad de empleados tiene La Piojera?

- MV: Hubo muchos más que los que hay ahora; pero claro, había una Dirección de Cultura Comunitaria y llegó a haber hasta una Subdirección, cinco empleados de planta permanente, contratados y becarios. Si bien las actividades son de jueves a domingos, durante la semana también hay cosas para hacer, entonces se necesita sí o sí personal.

- ¿El municipio se hace cargo de los gastos?

- MV: Sí. De la mayoría de las cosas, pero algo que tenemos que conseguir, que el Cine Club Municipal ya lo tiene por ejemplo, es la asignación de un presupuesto. Porque La Piojera dependía del presupuesto que le daban a la Dirección de Cultura Comunitaria, que a su vez atendía los otros centros culturales y actividades como los carnavales.

- ¿Cuál es la realidad de La Piojera hoy?

- MV: Arrancamos el año con la decisión de (el intendente Daniel) Passerini de pasar la Dirección de Cultura Comunitaria de la Secretaría de Cultura a la Secretaría de Gobierno. Y comenzamos el año con festivales de reclamos: no teníamos equipo, ni luz, no teníamos garantizado ni siquiera los empleados. Nos quedamos sin referente y después de una serie de luchas fuimos convocados a una reunión con el Intendente. Nosotros ya habíamos presentado todas nuestras demandas así que fuimos básicamente a escuchar. Nos asignaron a Soledad Ferraro como interlocutora, a Andrea Leguizamón como directora y a Ana Testa como subdirectora, que es quien viene a los plenarios. Estuvimos haciendo festivales en la calle, visibilizando la problemática. Pero ya hemos empezado de nuevo con las actuaciones en salas y con el cronograma de actividades. Hay una serie de actividades que se están haciendo desde mayo y tenemos programación prevista hasta agosto. Pero fueron meses de lucha. Nosotros siempre decimos que no somos solo una sala: somos una sala más un territorio. Y estar en la calle siempre nos ayudó a lograr las cosas.

- ¿Cobran entradas para los espectáculos?

- MV: Al principio todo era de entrada libre y gratuita, pero como no tenemos presupuesto, desde hace un año es con entrada libre y salida a la gorra consciente; un 80% es para los artistas y un 20% para cubrir gastos de La Piojera.

-MB: Otra de las cosas que se logró fue avanzar con una casona que está acá a la vuelta, en Neuquén 164. Esa casa fue expropiada hace unos tres años y los patios colindan con La Piojera. Es una casa tipo chorizo, muy linda.

- ¿Y cuál es la idea para esa casa?

- MB: Bueno, la idea la fuimos elaborando también de manera comunitaria. Cuando salíamos a las actividades en el barrio llevábamos una urna y le pedíamos a la gente que nos dijera qué le gustaría que se hiciera ahí. Y fuimos recogiendo un montón de sugerencias, muchas para el dictado de talleres de baile, por ejemplo; pero un denominador común fueron los talleres de cocina. Acá tenemos una comunidad inmigrante muy grande y les interesaba bastante esto de la cocina inmigrante. Así que el diseño de lo que se hará en la casa fue una respuesta a todas las demandas del barrio

- ¿Cuándo estará listo el proyecto?

- MV: Ya tiene el presupuesto aprobado para hacer las obras y la licitación de las obras. La idea es que las obras arranquen antes de fin de año.

Cultura comunitaria

Durante la pandemia, desde la Dirección de Cultura Comunitaria municipal se organizaron acciones como asistencias y entrega de bolsones para artistas que se veían imposibilitados de trabajar. En ese tiempo se empezaron a organizar también distintas agrupaciones -incluidas las bibliotecas populares- que respondían a esa identidad de cultura comunitaria. 

Si bien hace cuatro años esa dirección municipal funcionaba orgánicamente con programas territoriales para elencos y carnavales, lo cierto es que durante los últimos tiempos ha ido en decadencia.

“En la ciudad, con Mariano Almada, se interrumpe definitivamente porque su mirada, que entendemos es la misma que la de (el gobernador Martín) LLaryora, está puesta en las industrias culturales y el turismo. Y en la Provincia, durante la gestión anterior, Nora Bedano ni siquiera entendía el concepto de cultura comunitaria. Fue bastante dramática esa etapa con la Agencia Córdoba Cultura”, recuerda Vélez.

Ante esa realidad, las organizaciones culturales se fueron conformando en un espacio llamado Encuentro de Cultura Comunitaria, que convoca a agrupaciones de toda la provincia.

“Encuentro de Cultura Comunitaria de Córdoba es una cosa pequeña, pero organizada. Ese es el gran valor que tiene. Somos 40, 50 organizaciones de la ciudad y del interior; aunque somos conscientes que aquí no está representada toda la cultura comunitaria que existe en Córdoba”, refiere Barcia.

Con las dificultades que suponen el sostenimiento de estos espacios culturales y su valoración por parte de las autoridades, la base de la cultura comunitaria es la territorialidad y la convivencia cotidiana. “Nosotros tenemos otra mirada, en la que un tallerista no da la clase, cobra la cuota mensual y ni te pregunta el nombre; entendemos la cultura más bien como una convivencia, un involucrarte con lo cotidiano a través del arte. Vos ves las orquestas barriales con su enorme labor llegar a la juventud y a los niños, ves cómo los sacan de las adicciones, de las violencias. Y los políticos no desconocen esa realidad”, dice Vélez.

En ese sentido, Barcia agrega que se trata de pensar al otro en un encuentro que se da a través de la expresión artística, ya sea la danza, la pintura o la poesía. “Todas estas expresiones a mí me sirven para encontrarme con el otro en su territorio, en su cotidianidad”.

- ¿Cómo están articulando hoy con los dos Estados?

- MV: En la Municipalidad estamos pidiendo una audiencia con Héctor “Pichi” Campana, porque desde que no existe más la Secretaría de Cultura, entendemos que hemos quedado bajo la órbita de Fortalecimiento Vecinal. Y en la Provincia existe una mesa de diálogo desde fin de año, que nos llamaron. (Raúl) Sansica, el presidente de la Agencia Córdoba Cultura, estuvo la primera vez y luego designó a dos interlocutores.

- ¿Les han dado algo de presupuesto?

- MB: Sí. Pedimos 100 millones de pesos y nos dieron 80 millones. También les dijimos que  queremos participar en la agenda cultural que tienen ellos. Y, por ejemplo, logramos que los espacios que tienen posibilidades sean sede del Festival del Humor.

- También hicieron un primer Encuentro de Cultura Comunitaria.

- MV: Sí, y nos fue muy bien, se hizo el sábado 10 de mayo y participaron 39 organizaciones. Ahora estamos trabajando para hacer tres nuevas actividades en el marco de Cultura Comunitaria: la primera será el 28 de junio, con un festival donde actuarán murgas, orquestas y habrá suelta de libros. Y las fechas siguientes serán el 18 de julio y la última el 16 de agosto.

Los objetivos son recaudar dinero, contar quiénes somos y por qué hacemos lo que hacemos.

Guillermina Delupi
- Periodista -