Cuando el Sergio Costigliolo adolescente repartía panfletos contra la dictadura sin saber que existía un campo de exterminio llamado La Perla, no imaginaba que 35 años después lo meterían a la celda de quien fuera jefe de aquel matadero. Mientras tanto, fue obrero de imprenta y dirigente de la Unión Obrera Gráfica, militante del Partido Comunista (PC) y el Movimiento Territorial de Liberación (MTL), miembro de rango en la masonería y Licenciado en Psicología Social de la Universidad de José C. Paz. Porteño de nacimiento, vive en Córdoba desde los cinco años.
En octubre de 2008, la Central de Trabajadores de la Argentina y la organización Tupac Amaru convocaron en Jujuy a una Constituyente Social. Era el año del conflicto del agro-empresariado contra la Resolución 125, que aplicaba retenciones móviles a las exportaciones de soja, trigo y maíz. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner intentaba regular ese mercado y las entidades agrarias reaccionaron con un lock-out patronal y llevaron a sus peones a cortar las rutas.
A ese congreso de organizaciones sociales, Costigliolo concurrió con el MTL. Pero al ver los miles de jóvenes militantes, las viviendas populares, el parque de juegos infantiles y el natatorio construido por la organización liderada por Milagro Sala, decidió sumarse a sus filas y en poco tiempo se convirtió en su referente en Córdoba.
Hoy la anfitriona de aquel encuentro está por cumplir diez años presa y a la entonces presidenta la Corte Suprema de Justicia le acaba de confirmar una condena a seis años de prisión –por ahora, domiciliaria–. Son paradigmas de lo que la propia Cristina Fernández suele denunciar como lawfare: la persecución jurídico-mediática a dirigentes políticos y militantes populares.
Hoy, con 66 años, Costigliolo sigue militando en esa organización demonizada y castigada, que en Córdoba alcanzó a construir 62 viviendas en Villa El Libertador, antes de que el gobierno de Mauricio Macri le cortara el financiamiento.
- ¿Por qué fue presa Milagro Sala?
- La causa está viciada de nulidad. Desde los que fueron diputados del gobernador Gerardo Morales y después fueron nombrados jueces, hasta la forma, porque fue detenida por una contravención, por acampar en la plaza frente a la Casa de Gobierno de Jujuy, y después le empezaron a agregar causas, algunas ridículas. Fue un mensaje a la militancia. Haber construido un sujeto político como la Tupac Amaru, con setenta mil militantes solo en Jujuy, es histórico. La Tupac se había desarrollado tanto que disputaba licitaciones de obras públicas. Eso a Morales y los grupos Roggio y Blaquier no les gustaba. Había que pegarle y escarmentarla.
- ¿Y por qué sigue presa, casi diez años después?
- Lo más duro fue la época de Alberto Fernández, porque entendíamos que con (Mauricio) Macri estuviera en cana, pero con Alberto, que hasta la fue a visitar, y no hizo nada... Ahí te das cuenta que detrás hay poderes muy fuertes. Hubo un apriete de la embajada de Estados Unidos, porque Milagro denunció cuando (en septiembre de 2019) vino la hija de Donald Trump (Ivanka Trump) a Jujuy por el litio.
El odio y el daño
- ¿Qué pasó con la organización?
- La Tupac fue diezmada. Muchos compañeros fueron a la cárcel. Aparte de Milagro, la que más padeció fue Nélida Rojas en Mendoza. Le metieron preso al marido, los hijos y a la nuera, que ni siquiera militaba en la Tupac y era maestra, la sacaron del aula y la esposaron en el mástil de la bandera. Hicieron cosas aberrantes, con esa lógica de que “al enemigo se lo destruye”.
- ¿Ves a Milagro con frecuencia?
- Cada vez que puedo, aunque iba más a Jujuy que ahora a La Plata. Está más tranquila en Buenos Aires. Yo la visité en la cárcel de Alto Comedero, donde la pasó muy mal, porque le mandaban a otras internas a pegarle o provocarla. En estos años le pasó de todo: falleció Sergio, su único hijo varón. Él tenía diabetes, que era controlable, pero las torturas que sufrió cuando estuvo preso fueron tremendas. Y después murió su compañero Raúl (Noro).
- Quien venía denunciando el lawfare era Cristina Fernández y ahora está presa…
- En mi laburo, algunos decían: “No la van a meter en cana a esa vieja chora”. “Macri tiene 242 causas y (Javier) Milei hace y dice lo que quiere, estafó con criptomonedas y nada. Con ella capaz se equivocan y la meten en cana”, les decía yo, porque el peronismo se hace fuerte en la resistencia. Siempre quisieron terminar con el peronismo y ahora van por todo. Pero deben estar arrepentidos de haberla metido presa.
- ¿Puede ser un punto de inflexión?
- Sí, porque la reacción popular es lo único que nos queda.
Dólares y circo
“Sergio siempre laburó y vivió en la misma casa y barrio”, destaca un militante del PC que lo conoce desde los años ‘80. Su casa, en Cooperativa La Esperanza Sur, se parece a la del Tano en El Eternauta. En ella conviven un taller de electricidad y carpintería, un depósito para los víveres que su organización distribuye, una colección de armamento ninja y una amplia biblioteca de historia y política, en la que asoman los retratos de Rodolfo Walsh, Diego Maradona y Milagro Sala.
A sus 66 años, trabaja en el taller de la empresa de transporte SiBus y para sus pares más jóvenes es un predicador de la conciencia de clase: “Antes de las elecciones tuvimos muchas discusiones. ‘Voten cualquier cosa si no quieren votar al kircherismo o al peronismo, pero no esto’. Parece mentira que compañeros de un gremio como la UTA (Unión de Tranviarios Automotor) votaron por Milei. Durante los gobiernos kirchneristas, obtuvieron montones de beneficios, compraron autos cero kilómetro y vivían mucho mejor, y hoy hacen Uber porque con su sueldo compran la mitad de lo que compraban en 2023. Es más, algunos creían en serio que iban a cobrar en dólares”.
En agosto de 2015, Costigliolo fue acusado de integrar una banda que había impreso “cuatro millones de dólares falsos” y “1,8 millones de pesos truchos”. Así titulaba el diario Clarín, a partir del testimonio del comisario Alejandro Mercado, entonces jefe de Delitos Económicos y de la Operación Bens –por Benjamín Franklin, el prócer de los billetes de 100–, luego subjefe de la Policía de Córdoba al inicio de la gestión de Martín Llaryora y desde septiembre de 2024 preso por el “encubrimiento agravado” de una red de corrupción que incluía una financiera ilegal y venta de celulares y neumáticos robados.
Luego se aclaró que los dólares eran sólo 250 mil, pero mientras tanto dos agentes del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos habían visitado la sede policial cordobesa para comprobar su calidad, sin pedirle permiso antes al juez federal Hugo Vaca Narvaja, a cargo de la causa. Incluso los estadounidenses Alex Ascencio y Eddie Agrait aparecieron en fotos del diario La Voz del Interior junto al comisario Mercado, posando con los billetes apócrifos “muy semejantes a los originales”, según Agrait.
Al allanar el taller donde se imprimían los billetes aparecieron remeras de la Tupac Amaru que Costigliolo había encargado a su amigo Sergio Guzmán, otro de los detenidos. “Esto se va a poner lindo”, celebró el comisario Mercado. Para Costigliolo, fue Mercado quien le pasó a Clarín la versión de que falsificaban dinero para financiar a la Tupac Amaru, descartada desde el inicio por la Justicia federal y la policía. “No hay nada que sustente esa hipótesis” y “no tienen ninguna conexión política”, aclararon a este cronista el juez Vaca Narvaja y el comisario Diego Martinelli, jefe de Defraudaciones y Estafas y coordinador operativo de la investigación, hoy detenido en la misma causa de Mercado.
En un reciente artículo de La Voz del Interior, Claudio Gleser señala que la pesquisa de los falsificadores fue “un tropiezo” en la “meteórica y ascendente” carrera de Mercado: “Ese operativo se infló por demás ante la prensa. Lo reconoció incluso la Justicia federal, a cargo de esa causa: se informó que se habían hallado más dólares de los que se habían encontrado en realidad”.
Cuando ingresaron al penal de Bouwer, a los detenidos de la Operación Bens los recibió el aplauso de los internos. Un guardia llevó a Costigliolo a una celda donde tuvo otra sorpresa: el ex capitán del Ejército Héctor Pedro Vergez, jefe operativo del campo de La Perla, condenado a prisión perpetua por crímenes lesa humanidad.
—Yo no voy a compartir la celda con este. Soy militante de una organización política –dijo el dirigente de la Tupac.
—Acá no puede elegir mucho –respondió el penitenciario.
—Es una objeción de conciencia –alegó Costigliolo, hasta que otro preso le ofreció un lugar en su celda.
Días después, el represor lo abordó y le ofreció “hacer negocios” con la líder de la Tupac. “La Milagro te va a matar a vos y a mí”, fue la respuesta. Hasta llegó a ofrecerle información sobre el paradero de los restos de desaparecidos. “No me jodas con eso, porque vamos a terminar mal”, lo cortaba Costigliolo. Vergez murió en la cárcel el 12 de abril pasado, sin haber dado más que pistas falsas sobre esa cuestión.
Los acusados de la Operación Bens quedaron en libertad a fines de 2015, hasta que en 2020 se realizó un juicio abreviado. El fiscal Carlos Gonella consideró a Sergio Guzmán autor del delito de falsificación de moneda, a Carlos Vich, Víctor Álvarez, Eduardo Crapa y Sergio Costigliolo partícipes no necesarios, a Jorge Char y Abel Pérez encubridores, y pidió una pena de tres años de prisión condicional para el primero y dos años y medio para los demás.
El dios del capital
- Hoy el dólar es como un dios y lo que ustedes hicieron, o les atribuyeron haber hecho, ¿sería una herejía?
- Claro, imaginate… Un dios falso. Y el Tío Sam no perdona. La leyenda de los billetes es clara: “En Dios confiamos”. Hoy al dólar lo sostiene la credibilidad, ya no tiene reserva en oro. Está en el inconsciente colectivo y los chicos nacen sabiendo qué es un dólar.
- Aparte del monetario, ¿qué otros “valores” vienen con el dólar?
- La especulación, el individualismo, la idea del progreso sólo a través del dinero... Todo eso es el dólar, una moneda ajena que deberíamos repudiar como una herramienta de colonización. Un símbolo del capitalismo en su máxima expresión. El sistema tiene para someternos las leyes, la Justicia, Policía y Gendarmería, pero sobre todo una moral adaptada que lo sostiene. Años atrás, no hubiéramos soportado que caguen a palos a los viejos, aumenten las cosas todo el tiempo, les saquen los medicamentos a los jubilados y los subsidios al Hospital Garrahan. Hubiéramos salido a prenderle fuego a todo. Sufrimos en los años ‘70 una derrota militar y ahora ideológica. Las condiciones subjetivas quedaron muy atrás y a la derecha, pero en nuestro país hay historia y hemos salido de peores situaciones.
- ¿La Tupac va a sobrevivir?
- Sí. Este contexto nos hace más fuertes, porque las contradicciones son más agudas. Si bien nuestro trabajo es territorial, hacemos acuerdos con el Estado. Por ejemplo, a varios proyectos los han financiado la Provincia y la Municipalidad. Como la Yunza Carnavalesca Plurinacional. Y nos acaban de aprobar un proyecto para fabricar premoldeados de hormigón en el programa municipal Ciudad Activa. Estamos trabajando y creciendo, y en gran medida a la luz de esta crisis.
- ¿Cuál es la situación en Jujuy?
- Después de la detención de Milagro hubo de todo: compañeros que se asustaron, otros que se fueron y también traiciones. Y otros resistieron. Hubo viviendas de la Tupac usurpadas, robaron cosas del teatro, el cine y la radio… Pero se ha recompuesto, está organizada y se moviliza. En Jujuy, Mendoza, Chaco, Salta, Misiones, Corrientes, San Juan, Córdoba y Buenos Aires. Hoy el trabajo territorial se hace despacio y callado.