Alejado del ajetreado movimiento de la ciudad, incluso apartado del tránsito de la ruta 8, hay un camino incierto. Para los más distraídos, aquella calle sin asfaltar puede ser otra de las tantas vías que llevan a los productivos campos de la pampa húmeda; para los vecinos de la zona, es la carpeta de tierra por la que desfilan, incesantes, camiones que descargan al final del recorrido todo tipo de residuos.
Contenedores, topadoras, retroexcavadoras y otras máquinas construyen un paisaje que, como un extraño oasis, resalta en medio de la llanura. Los desechos de Río Cuarto, pero también los que provienen de Higueras, Holmberg, Alpa Corral y General Deheza, entre otros municipios, suman cada día al enterramiento el peso equivalente al de una locomotora.
"Esa sirena que escuchan ustedes es del basurero. Ese ruido es el movimiento de camiones y topadoras", dice Joaquín Muñoz, vecino del enterramiento sanitario. "Cuando yo era chico veía la montaña de basura, pero mucho más chica. Si vos la mirás ahora parece una sierra", agrega.
A lo lejos, escondida entre los eucaliptos que custodian el camino de entrada a la estancia, se divisa la montaña. Efectivamente, parece una pequeña sierra de más de 50 metros de alto, pero está formada íntegramente por basura. En la cima, las topadoras y retroexcavadoras parecen de juguete. Es un paisaje extraño en medio de las planicies pampeanas.
“Yo me acuerdo que era chico y dormía acá en la casa y se escuchaban las explosiones de los desodorantes, de los raid y todo eso. Porque queman la basura para controlarlo un poco, para disminuir el bulto”, apunta Joaquín mientras los perros juegan frente a la casa de campo donde vive. Los ladridos se mezclan con la sirena de las máquinas que a lo lejos continúan su trabajo. “Es un desastre. Es tierra de nadie. Hay de todo. Hemos sacado fotos de cajones de muertos”, enumera. Escenas difíciles de imaginar en un “enterramiento sanitario”.
Una larga historia
En 2001, el gobierno municipal le compró a la familia Calvo 20 hectáreas de campo para ubicar allí el enterramiento sanitario. "El ex intendente Alberto Cantero adhiere al paradigma de un tratamiento responsable de los residuos. El vertedero controlado es la forma más usada en el mundo desde esa época hasta ahora", dice Mariano Mancinelli, quien fue coordinador de Gestión Ambiental e Higiene Urbana entre 2016 y 2024. "Río Cuarto tuvo una experiencia, a fines de los noventa, con el vertedero del Camino del Tropezón, que duró poco. Lo que hace Cantero es tomar esa experiencia de tratamiento y hacer algo más a gran escala", agrega.
Según la página web de Cotreco, el Enterramiento Sanitario Controlado es un método para realizar la disposición final de los residuos en el suelo sin ocasionar molestias ni peligros para la salud o la seguridad de la población. El proceso consiste en la construcción de celdas, estilo piletones, que son recubiertas con una “geomembrana” para evitar filtraciones. Allí se depositan los residuos y luego son compactados para que ocupen menos lugar; después son cubiertos por una capa de tierra y otra de geomembrana. El proceso se repite hasta llenar la celda para luego sellarla con cemento.
A diario un desfile de camiones de basura, tanto de la ciudad como de la región, acelera por el viejo camino a La Carlota. Para ellos ese acceso maltrecho es solo parte del recorrido habitual, una rutina que siguen sin detenerse a mirar alrededor. Pero en las tranqueras, en los postes de luz, en los alambrados, cuelgan carteles que ya casi nadie lee: viejos reclamos, gritos que alguna vez retumbaron en la ciudad hasta que se fueron apagando por falta de respuestas. “Uno también se cansa de pelear. Un año dejé un montón de cosas de la Facultad por ponerme a full y... al final es al pedo”, admite Muñoz. Entre mate y mate baja la cabeza con resignación: “Lo que sí hicimos un invierno fue abrir el alambrado para que la gente pudiera entrar a ver, invitamos a un montón de personas pero al final no vino nadie”, agrega resignado.
Hecha la ley
En la provincia de Córdoba una ley regula la habilitación de los sitios destinados a la disposición final de residuos urbanos. Entre los requisitos figuran condiciones de seguridad física, el tratamiento adecuado de líquidos y gases y el cumplimiento de la Ley Provincial del Ambiente y su reglamentación. Si bien la Justicia provincial considera que el enterramiento de Río Cuarto cumple con las condiciones establecidas, vecinos de la zona y dirigentes opositores sostienen lo contrario.
“Había muchas tardes donde se prendía fuego. Los vecinos nos avisaban, íbamos al lugar y podíamos corroborarlo”, cuenta Gonzalo Parodi, quien fue presidente del bloque opositor en el Concejo Deliberante de Río Cuarto hasta 2023. “También denunciamos que, durante una recorrida vimos que se había reabierto una celda, algo que está prohibido por la normativa”, recuerda.
“Cuando se quedaron sin lugar y estaba toda la tratativa para expropiar diez hectáreas más, abrieron una celda para seguir enterrando basura. La abrieron. Y eso no se puede hacer”, coincide Joaquín Muñoz. “Imaginate, eso se abre con una pala. Tocan el nylon que tiene abajo, que es de contención, y pasa todo”, ilustra.
En 2022 las autoridades locales admitieron que el basural estaba colapsado: las veinte hectáreas disponibles no eran suficientes para el volumen de basura que se procesaba a diario. Ante esta situación avanzaron con la expropiación de otras diez hectáreas, lo que llevaría el tamaño total del enterramiento a una superficie equivalente a 30 canchas de fútbol alineadas una junto a la otra.
“Se tuvo que discutir porque el gobierno local mandó la expropiación al Concejo. Ese día estaba parte de la familia Calvo, hubo gritos. Cometieron un grave error al no permitirle a la familia expresarse por medio de la Banca el Ciudadano”, recuerda Parodi. El oficialismo impuso su mayoría y aprobó la expropiación.
Balanza judicial
La Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Río Cuarto rechazó la medida cautelar presentada por la familia Calvo. “Se acredita la acumulación de basura en el enterramiento sanitario y el estado de las instalaciones, más no surge —ni siquiera mínimamente— la contaminación ambiental denunciada”, sostuvieron los magistrados.
El proceso judicial iniciado por la familia Calvo provocó inspecciones, investigaciones y controles. Pero los vecinos desconfían. Residentes de la zona aseguran que la inspección fue notificada al municipio con un mes de anticipación, tiempo suficiente para preparar el predio antes de la llegada de los inspectores. “Vienen y hacen un actito de inauguración. Cortan un poquito el pasto cuando van a venir los fiscales y los jueces”, recuerda Muñoz.
Aunque la Justicia provincial determinó que el vertedero no viola normas ambientales ni genera contaminación, los vecinos insisten que altera la vida en la zona y entorpece la actividad agrícola. “Cuando hay viento, esos días de agosto y septiembre, el viento trae bolsas de basura para acá. Lo que más bronca me da a mí son los residuos patógenos. Porque en la cara te dicen no, residuos patógenos no, y uno ve el camioncito que viene y va para allá con residuos patógenos”, denuncia Muñoz.
Mancinelli apunta que en toda la provincia de Córdoba existe una única planta de tratamiento para residuos patógenos. Río Cuarto recolecta sus desechos patógenos y los traslada a la capital provincial, donde se realiza su disposición final. “La gestión es eso, es cumplir. En el medio no se puede perder ni un kilo, eso es importante y se cumple”, asegura.
Dice que entiende el malestar de las familias vecinas al enterramiento, pero no lo justifica. “No es lindo para ellos tener el vertedero cerca, pero no es que había una lucha previa o de 20 años donde dijeran “estamos hartos de la contaminación”. No hay ningún expediente, ninguna queja previa a la expropiación. Ellos presentaron todo el tema de la cuestión ambiental cuando se enteraron de que la municipalidad abrió el expediente para expropiar las diez hectáreas”, asegura.
Pese a la oposición de los vecinos, la Justicia ya dio su veredicto: “En su momento se declararon de utilidad pública y sujetas a expropiación para ampliar el vertedero controlado. Podemos indicar que, luego de haberse realizado el pago, se le otorgó al municipio la posesión por autorización judicial”, explica Martín Cantoro, secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Río Cuarto. “El municipio ha sido autorizado a ejecutar las tareas preliminares de preparación de la nueva superficie del predio, lo cual incluye trabajos en los cercos perimetrales, demarcaciones de caminos internos, forestación, extensión de red eléctrica, entre otras”, amplía el funcionario responsable de la gestión del tratamiento de residuos en la ciudad.
De cara al futuro
Si bien la incorporación de las nuevas diez hectáreas extenderá algunos años la vida útil del vertedero, la medida no deja de ser un parche que posterga el problema de fondo. “La concreción de una nueva licitación y los nuevos servicios allí contemplados marcarán el rumbo, pero entendemos que debemos apuntar a disminuir la generación a partir de la incorporación de prácticas de separación en origen e incorporar procesos de economía circular”, explica Cantoro.
La separación en origen, recolección diferenciada y reciclaje vuelven a aparecer como posible salida al problema. Sin embargo, no son conceptos nuevos en la ciudad: ya en 2017, cuando se licitó el servicio de recolección de residuos, formaban parte del plan. En mayo del año pasado se habilitó la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos, pero todavía no funciona a pleno. “Para poner a la planta en funcionamiento faltan dos aspectos centrales: uno relacionado con la activación de un servicio de recolección diferenciada, servicio que hoy no está dentro de los se le abonan a la contratista -explica Cantoro-; y otro servicio que tiene que ver con la operación de la planta, es decir, la contratación del personal que haga el trabajo de separación y acondicionamiento de las diferentes fracciones para su posterior comercialización”.
“Debemos trabajar mucho con los generadores en todas sus escalas a fin de lograr una reducción real de los residuos que llegan a disposición final”, insiste Cantoro. Mientras tanto, la basura se acumula y el problema persiste. Con la expropiación de las nuevas diez hectáreas se ganó tiempo, pero la solución de fondo sigue sin aparecer… mientras la montaña de basura crece.