Gran repercusión está teniendo lo que mediáticamente se instaló como la negativa del Papa a recibir a Margarita Barrientos. El hecho sucedió a pocos días de la asunción de Francisco.
"Emocionada y exultante, la diputada nacional Elisa Carrió, que tiene una buena relación con Jorge Bergoglio, festejó su elección como Papa, a la cual consideró el mayor signo de que vienen tiempos distintos para la Argentina...". Esta e innumerables expresiones con la misma orientación, fueron reflejadas por las crónicas periodísticas de aquel 14 de marzo del 2013. Un mes después, es decir el 24 de abril del mismo año, habría acontecido lo de la frustrada audiencia.
Pasados más de tres años, la pregunta que se impone es ¿por qué ahora?, y ¿por qué tanto revuelo con declaraciones tan altisonantes?.
La respuesta está en las mismas expresiones de Barrientos cuando en el marco de la entrevista, con un tono absolutamente subjetivo, le incorpora el contenido político afirmando que ella "cree" que no la recibió por su relación con Macri.
Lo cual le da sentido a la oportunidad en atención a la confrontación que el gobierno está llevando adelante con el Papa Francisco. Resulta evidente que la intención fue dar a conocer el motivo por el cual la entrevista no tuvo lugar, y no el hecho en sí mismo, si es que existió, con las características con que pretenden instalarlo.
El poder internacional más concentrado del neoliberalismo prioriza a Macri en la región. Demostró ser el alumno más consecuente al rendirse ante los fondos buitres.
Además, en el marco de la prédica que a nivel global Francisco está llevando adelante contra el neoliberalismo, el propio Presidente Macri, sectores importantes del PRO y una parte de sus aliados, no dudan en convertirse por estos lares en los emergentes de la contra ofensiva que la usura internacional -a través de sus personeros- instrumenta contra el Papa.
Por aquello de que no hay peor astilla que la del propio palo, resulta para ellos una inestimable colaboración que su discurso y fundamentos sean sostenidos por las máximas autoridades democráticas del propio país de Jorge Bergoglio.
Esto es lo que ayuda a comprender y le da sentido al culebrón de Margarita Barrientos.