Crónicas
Entrevistas
Actualidad
El Kiosco virtual
Reflexiones
Cultura
Música
Cine
Libros
Galería Magalú
Galerías multimedia
Quiénes Somos
Revista El Sur
Staff
Ediciones en papel
Suscripcion
El candidato del presidente hizo la peor elección de la UCR en la historia de Río Cuarto
Perdió Macri
Por | Fotografía: Revista El Sur
Foto: Schiaretti y De la Sota se sumaron al triunfo de Llamosas en Río Cuarto.
Eduardo Yuni, el candidato de Cambiemos, cosechó apenas el 32 por ciento de los votos y quedó relegado a un lejano segundo lugar, a 14 puntos del peronista Juan Manuel Llamosas, flamante intendente electo de Río Cuarto. La sorpresa la dio el enfermero Pablo Carrizo, que logró una banca en el Concejo Deliberante. Inapelable derrota del presidente Macri en la ciudad que le dio el mayor porcentaje de votos en el histórico balotaje del 22 de noviembre.
Publicada el en Crónicas

El primer test electoral del presidente Mauricio Macri desde que asumió las riendas del gobierno nacional fue un estruendoso fracaso. Ni el desembarco en Río Cuarto de la mitad de su gabinete ni el spot televisivo en donde el propio jefe de Estado pidió el voto para su candidato salvó al oficialismo de sufrir una paliza histórica. En la ciudad donde hace apenas un semestre Macri obtuvo la mayor diferencia electoral del país (72 a 28), la proporción de votos se invirtió: su candidato Eduardo Yuni obtuvo un escuálido 33 por ciento, mientras su contrincante, el peronista Juan Manuel Llamosas, se alzó con el 47 por ciento de los sufragios.

La abultada diferencia electoral (14 puntos porcentuales) sorprendió a todos. No la esperaba ni el más optimista de los peronistas, ni el más pesimista de Cambiemos, la variopinta alianza política entre radicales, socialistas y juecistas que apareció en estas elecciones absorbida por la nueva estética PRO de sus flamantes aliados.

El oficialismo no escatimó recursos en la campaña electoral y hasta apelaron a los peores recursos “duranbarbistas” para posicionar a su candidato como “el candidato de la gente” y virtual delegado del gobierno nacional (ver http://revistaelsur.com.ar/nota/197/Identidad-robada). La presencia de los ministros Rogelio Frigerio, Marcos Peña, Oscar Aguad, Esteban Bullrich y hasta del secretario de Transporte Dietrich prometiendo vuelos diarios a Capital Federal fue insuficiente para revertir el creciente descontento social y el cimbronazo económico provocado por la política económica del macrismo.

Ni siquiera la apelación del presidente Macri pidiendo el voto para su candidato en un spot televisivo la misma semana en que llegaban las facturas de gas con el brutal incremento dispuesto por Aranguren (uno de los pocos ministros que, junto a Prat Gay, no hicieron turismo proselitista en estas tierras) alcanzó para evitar que el primer examen electoral de Cambiemos desde que es gobierno terminara en una contundente derrota.

Un electorado apático, que apenas superó el 65 por ciento del padrón, concurrió ayer con desgano a las urnas para expresar su frustración ante la política económica del gobierno nacional que votaron hace apenas seis meses y la opaca gestión del intendente Juan Jure, reelecto cuatro años atrás, pero cuya desidia administrativa convirtió la fisonomía urbana en un intransitable paisaje lunar.

El contundente 47 por ciento de sufragios que obtuvo Llamosas contrasta con el paupérrimo 33 por ciento de Yuni. Pero esa abultada diferencia no es el único dato que certifica el descontento social de los vecinos de una ciudad que parece haber roto su hechizo con Macri: Pablo Carrizo, un modesto enfermero que debutó en las lides políticas, se alzó con un histórico tercer puesto al cosechar casi el diez por ciento de los sufragios, lo que asegura al menos una banca en el Concejo Deliberante para el flamante partido Respeto, creado para estas elecciones.

Una rápida lectura del resultado indica que muchos radicales desencantados con Macri terminaron inclinándose por el candidato que expresó como ninguno a la “anti política” en su discurso y en sus acciones de campaña (construir rampas, hacer veredas, pintar garitas de colectivo y pedir que los políticos “agarren la pala”).

Oportunistas

Sin carisma personal ni grandes propuestas para la ciudad, Llamosas se alzó con el triunfo, entre otras cosas, por haber planteado con inteligencia su campaña poniendo la lupa en cuestionar la paupérrima gestión del intendente Juan Jure. Cuestionada su postulación por haber eludido la confrontación interna –era señalado como el candidato “puesto a dedo” por De la Sota-, su figura se posicionó lentamente en base a su presencia en los barrios y las soluciones brindadas al vecino desde sus cargos en Promoción Social primero y en el Centro Cívico después.

Ni el gobernador Juan Schiaretti ni su antecesor, José Manuel De la Sota, participaron activamente de la campaña de Llamosas. Por el contrario, mantuvieron en todo momento una prudente distancia. Tomaron debida nota del grosero error cometido cuatro años atrás, cuando De la Sota –que había sido recién electo- quiso llevarse a todos por delante y terminó eclipsando al candidato a intendente de Unión por Córdoba. Curiosamente, Yuni eligió esa opción como eje de campaña. Amenazó veladamente a los riocuartenses con que si no lo elegían serían “discriminados”. Se equivocó por partida doble: hizo la peor elección del radicalismo desde la restauración democrática y le cargó la pesada mochila de la derrota al presidente Macri.

En los festejos, ante un estadio cerrado colmado en la Asociación Atlética Estudiantes de Río Cuarto, Llamosas agradeció a todos los que lo acompañaron en la idea del “verdadero cambio”. En su lista de concejales hay delasotistas, schiarettistas y también kirchneristas. Por eso no sorprendió cuando dijo que su triunfo no es una revancha familiar –su padre perdió la elección para intendente hace tres décadas ante el radical Miguel Ángel Abella-, sino “el triunfo del peronismo unido”. Y sumó al palco, además de Schiaretti y De la Sota, a los intendentes de La Calera, San Francisco y Villa María, donde gobierna el kirchnerista Martín Gil.

Tampoco sorprendieron algunos silbidos –que desentonaron con el clima de algarabía reinante- cuando el gobernador Schiaretti se apresuró a aclarar que en esta elección no se plebiscitó el gobierno nacional y que, por tanto, Macri no había sido derrotado. Su percepción como gobernante no parece interpretar a buena parte de los votantes de Llamosas, que disfrutaron sin disimulo la derrota del presidente que los sumió en una verdadera pesadilla económica y social.

Río Cuarto ha demostrado en los últimos años una gran volatilidad en el ejercicio del voto. De la Sota ganaba los comicios provinciales, pero el radicalismo era imbatible en los municipales. Ayer Cambiemos pasó del 70/30 al 30/70. Una inversión que demuestra, entre otras cosas, que una cosa es llegar al gobierno desde la oposición prometiendo la revolución de la alegría y otra muy distinta es prometer desde el gobierno. Sobre todo si ese gobierno lo único que puede exhibir en sus primeros seis meses de gestión es ajuste, inflación, despidos y tarifazos.

Ayer ganó Llamosas. Pero, sobre todo, perdió Macri. Y fue una derrota inobjetable.

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -