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Segunda nota
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Por | Fotografía: Televisión pública.
Foto: La convulsionada década del setenta en la casa.
La notable saga de Diego Lerman muestra la historia argentina a través del paso de distintos actores por una casa centenaria. En esta segunda nota, los últimos capítulos, que concluyen con la década menemista
Publicada el en Cine

En el bloque de capítulos de La casa (ficción de la Tv pública dirigida por el director Diego Lerman, que se puede ver en Youtube) que van del quinto al octavo se observa cómo los nuevos habitantes de la edificación son conscientes, en cierta medida, de la tragedia que precedió a sus antiguos moradores. El tono cambia rotundamente, atreviéndose al clima intimista a lo fantasmagórico. Los finales son menos explícitos, lo hipnótico se cuela a través de los hongos de los alrededores y de nuevo se combinan actores reconocidos con novatos.

TRÍO (1967)

Alfredo y Natalia son estudiantes de filosofía y letras, pertenecen a una clase acomodada. Salen desde hace algún tiempo, pero piensan que no se puede encontrar todo en una sola persona. Con esa idea se instalan en la casa (en una habitación fatídica, aunque ellos lo desconocen). Presos del idealismo que caracterizó a los años sesenta, ven al mundo desde la teoría, a través de un duelo de manifiestos o dibujando. Esa visión, que creen tener muy clara, se estrellará al conocer a Sonia (Nadia Giménez), una joven empleada doméstica chaqueña muy religiosa. El deseo sexual propio del amor libre y el espíritu previo al Mayo Francés confluirán de manera brusca, quedando expuesta una crítica certera al mundo burgués por parte de Lerman. En este capítulo por primera vez los protagonistas hablan de los que habitaron la casa (observan fotos y mencionan la visita de Gardel). El tema de los hongos, sutilmente mencionado en las partes anteriores, ahora se hace más visible, tiñendo todo de un cierto peligro, siempre latente. La pareja es interpretada por Pedro Merlo (Algunas chicas, Aire libre) y por Vera Spinetta (En terapia, Voley).

REVOLUCIONARIOS (1978)

Luis y Helena están separados por diferencias ideológicas y de entendimiento. Su ruptura se hace pública al no llegar Helena a la boda del hermano de Luis, celebrada en la casa. De todos modos, Helena sigue teniendo la llave del lugar y por ello decide que es un buen sitio para concretar las reuniones secretas que le posibilitan a ella y a su grupo llevar a cabo una misión: asistir al partido Argentina -  Perú en el mundial 78 y simular un picnic. Pero las cosas se complican: por un lado, llegan de improviso a la casa Luis y su hijo Facundo, y por otro, Helena recibe un llamado que le informa que algo salió mal, que deben esperar. Así, deben convivir todos bajo el mismo techo una noche. No faltarán los desencuentros ni los reproches. A esto se suma que Helena está allí con su actual novio (Fabián Vena). Las horas nocturnas también harán que algunos se atemoricen y abandonen la causa y otros se mantengan firmes. Luis Ziembrowski da vida a Luis y Julieta Díaz (quien trabajó con Lerman en su última película, Refugiado) a Helena;  su personaje recuerda al que interpretó a Norma Arrostito en Gaby, la montonera, una película de 2008.

CÉLULA (1987)

La casa se había convertido en un sitio enigmático para los niños del lugar, que se fueron acercando hasta llegar a utilizarla para jugar a la guerra, hasta que uno de ellos resulta herido y se les prohíbe rondar por ahí. El juego se hace realidad y años más tarde tres soldados carapintadas (Ayala -el capitán-, Fabro y Rojas) llegan accidentalmente a la casa. Desistieron de su intentona golpista y ahora quieren llegar a Uruguay, pero uno de ellos está gravemente herido. Una vez dentro de la casa, un hombre muy misterioso se hace presente y les ofrece ayuda. Ayala desconfía. El hombre a veces parece un fantasma, otras, Dios; tararea-silba Lejana tierra mía conectando la historia con el paso de Gardel por la Casa. Ayala ve un álbum de fotos con todos los que pasaron por allí (esto no se había dado en ningún otro capítulo). Es una historia desconcertante donde se juega con los tiempos narrativos, que van desde el presente al futuro en un abrir y cerrar de ojos; aunque el primero es un constante devenir. Alejandro Ajaka (El puntero, El último Elvis, Guapas) encarna al capitán.

PIJAMA PARTY (1993)

Durante la época menemista, un periodista, Ige, y su esposa, Raquel, van a vivir a la casa porque él padece un período de fobia; Ige siente que la casa le hace bien, en cambio la mujer siente que le come la energía. Finalmente abandonan la casa y una familia rica la compra para pasar sus fines de semana allí. El grupo familiar está compuesto por el matrimonio y dos hijos: Lucas y Luli. El primero falleció, la segunda cumple años y lo quiere festejar con un pijama party en la casa con dos amigas y compañeras de escuela. La noche del festejo quedarían bajo el cuidado de Padre (Elías) e hijo (Bruno), los puesteros del lugar. Tanto el matrimonio como Luli se muestran carentes de todo tipo de comprensión hacia sus empleados, más bien los tratan con menosprecio. Otra vez la diferencia abismal entre clases sociales y la crítica de Lerman a los modales de la burguesía argentina. De nuevo la presencia de los hongos y sus potencialidades enrarecerán el ambiente y los sentidos. Una de chicas (Sonia) convoca a la sangre a través de un llamativo rito que consiste en repetir pequeñas oraciones que la casa inspiró. Las perfectas actuaciones de actrices debutantes se convierten en una de las sorpresas más agradables del capítulo.

Analía Casero
- Historiadora -