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La prensa canalla
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Las cuentas pendientes del periodismo cómplice de la última dictadura cívico militar.
Publicada el en Reflexiones

Se acaba de reavivar el trámite de una causa por delitos de lesa humanidad, en la que se atribuye responsabilidad a directivo de medio de comunicación, en operaciones represivas de la dictadura que dominó al país desde 1976 hasta 1983. El juez federal Sergio Torres, con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, procesó por “coacción” a Augusto Juan Bottinelli, ex jefe de redacción de la revista Para Ti, que fraguó el texto de una entrevista a Thelma Jara de Cabezas, madre de Gustavo Alejandro Cabezas, secuestrado-desaparecido el 10 de mayo de 1976, a los 17 años de edad.

El civil acusado conserva la libertad, con embargo de bienes por un millón de pesos y apelación en trámite.

La publicación dedicada al público femenino fue fundada en 1922, como módulo de las producciones de la Editorial Atlántida que en 1976 respaldaron al terrorismo de Estado, con cínica franqueza. Las frívolas páginas de Gente expresaron el incondicional respaldo al poder militar, en consonancia con las elucubraciones tendenciosas de Somos y de Para Ti. Los testimonios de la infamia del grupo, liderado por el empresario Constancio Vigil, se encuentran en la documentada investigación de Eduardo Blaustein y Martín Zubieta, recopilada en el tomo de Decíamos Ayer – La Prensa Argentina bajo el proceso (1998).

En el libro Paren las Rotativas (1997), Carlos Ulanovsky señala que el diario francés Le Monde reveló su extrañeza al recibir desde Buenos Aires una serie de tarjetas postales con fotografías de personas trabajando pacíficamente y la inscripción “Argentina, toda la verdad”. Del otro lado, la afirmación de que la guerra ya había terminado con la derrota de la subversión.

El envío se incluía en cada número de Para Ti para que los lectores lo recortaran y lo enviaran a instituciones del exterior, en especial a organizaciones de derechos humanos, como modo de rebatir la campaña de desprestigio de la junta gobernante.

Lo cierto es que no hacía falta el doctorado en Semiótica para advertir los sistémicos vasos comunicantes entre los siniestros servicios de inteligencia y las redacciones de las producciones de Atlántida.

Gustavo Cabezas integraba la Unión de Estudiantes Secundarios. El 10 de mayo de 1976, en una plaza de la ciudad de Martínez, en el norte del conurbano bonaerense, fue secuestrado-desaparecido.

Thelma Jara, su madre, denunció el hecho y bregó por el esclarecimiento. Fue detenida, en abril de 1979 y alojada en el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada, uno de los epicentros del terrorismo de Estado, con alarde de “ingeniosas” operaciones represivas. En ese rumbo se armó la entrevista a una “madre arrepentida”, difundida en Para Ti, número 2.983, en septiembre de 1979.

Thelma Jara fue llevada a una reservada confitería del porteño barrio de Belgrano, con escenografía de impostada naturalidad. Sus dichos fueron absolutamente distorsionados en favor de los victimarios.

Thelma Jara recurrió a la justicia en 1984. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida perturbaron el intento. En 2008, derogadas esas normas, la mujer renovó el esfuerzo, con asistencia del periodista y abogado Pablo Llonto.

Constancio Vigil falleció en 1994 y Agustín Bottinelli, ya alejado de Para Ti, le atribuyó las acciones fraudulentas de la revista. Sin embargo, el juez Torres procesó al jefe de redacción en 2014. Apelada la resolución, la Cámara actuante ordenó ampliar la instrucción para reforzar las pruebas de la adulteración y del rol de Para Ti como engranaje mediático de la dictadura.

La profundizada pesquisa acerca de las maquinaciones en la Esma respaldó la tenacidad de Thelma Jara. Bottinelli, a los 65 años de edad, podría ser llevado a juicio oral y público, en carácter de cómplice civil en delitos de lesa humanidad que, como se sabe, no prescriben.

Como dijo Pablo Llonto, se abre así un nuevo andarivel en la búsqueda de responsabilidades en materia de maniobras aviesas para cumplir la estrategia de la dictadura. Bottinelli no sería una pieza menor en ese tramado, que incluyó a medios de comunicación.

El caso en cuestión ayuda a desobturar un debate no agotado y motiva citar la reflexión de Rodolfo Braceli: “(…) Hay más para revisarnos; una cosa es la sumisión por pavura y otra cosa la genuflexión azucarada y gozosa, la de la complicidad. De esto último hubo demasiado.”

En lo personal, reafirmo que esa figura delictiva motivó la exclusión de compañeros del diario El Independiente de La Rioja, orquestada por el plan represivo. Al respecto, un expediente aguarda la actuación de la Justicia Federal, en la provincia del noroeste argentino.

Guillermo Alfieri
- Periodista -