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Cacerolazos
Perder, pero no sin hacer ruido
Foto:
La reacción popular a la reforma previsional marca el lugar de resistencia al ajuste.
Publicada el en Crónicas

La foto es riquísima tal vez porque abunda en contrastes. Cacerolazo de la noche del 18 de diciembre del 2017. Avenida Caseros y La Rioja de la ciudad de Buenos Aires. La juventud eterna del Che y la señora que lo levanta como bandera. Como recuerdo del pasado, emblema y futuro. La foto del General, más chica, arriba a la izquierda. Casi diminuta, como reflejando el estado de ánimo. No es tiempo de negociar, parece decir. Es tiempo de resistir, de hacer ruido con la cacerola, de que los escuchen los hijos de puta.

Tiempo de derribar monumentos, mientras el saqueo llamado reforma previsional se concreta en un Congreso vallado. Microcosmos de la política alejada de la calle. El Che nunca hubiera estado ahí adentro. Perón tampoco. La revolución y la resistencia no se encarnan en un Congreso. Se hacen afuera, en el balcón o en la plaza ocupada por una multitud. Las fotos muestran dos revolucionarios a su manera. Triunfantes y derrotados. Que más o menos también negociaron en algún momento. La revolución permanente de Trotski y no. La revolución derrotada. La protesta también vencida y renacida una y otra vez.

Los pueblos se repliegan hacia lo conocido, consignó Rodolfo Walsh. Y en los momentos de lucha también, parece decirnos la imagen. Esas fotos de los que nunca la traicionaron ni la traicionarán. Porque están muertos, claro. Pero porque no están muertos sus ideales. Y renacen una y otra vez. De distintas formas. Encarnados en un pueblo rebelado. Que no se resigna a perder sin hacer ruido.

Sebastián Giménez
- Escritor -