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Macri con Vargas Llosa
Aguante y magia
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Entrevistado por el escritor Mario Vargas Llosa,Macri pidió aguante y apeló a otra metáfora futbolística para explicar su impotencia ante el desastre económico del país.
Publicada el en Reflexiones

A mi primo Martín

Hay que aguantar, dice el presidente. Que de esta crisis no te saca un Riquelme nos trae la imagen de aquél mago con la pelota en los pies que hizo de su gestión en Boca un trampolín al gobierno de la ciudad y del país. Un mago como Román no te saca de esta ni a palos, comenta el presidente junto al  político conservador y gran escritor Mario Vargas Llosa. Pero la literatura parece que tampoco nos puede salvar, aunque más no sea una metáfora que funcione como alucinógeno para pasar la mala.

No fue magia, dijo Cristina Kirchner, describiendo logros de su gobierno. El presidente ahora también desconfía de esas artes ocultas, pero no para explicar logros, sino para pensar eventuales salidas. Salidas clausuradas de la crisis, que no se pueden ni imaginar y mucho menos con ayuda de un mago.

Se acabó la magia, la joda y el hechizo de la pobreza cero. Entre otras cosas, porque el FMI es uno de los antónimos más contundentes que a uno puede ocurrírsele  respecto de la magia. Números fríos: si te prestamos, la tenés que devolver. Con intereses y a cualquier precio.

Bajar la cabeza y aguantar. El futuro cargado de enigmas y barranca abajo. La única certeza es la incertidumbre, dijo Zygmunt Bauman en esa sentencia que describe tan bien los tiempos actuales. Que no se sabe a cuánto llegará el dólar, ni cuánto costará mañana el litro de leche.

 Aguantar, aguantar. El fin del populismo, que con sus promesas sembraba futuro, y la instauración de este realismo descarnado de creer que tenemos lo que merecemos. 

El populismo piensa en el presente sacrificando el futuro, consumiendo ahorros y superávits. Sin presente, no hay futuro.

El neoliberalismo actual sacrifica el presente pensando retóricamente en un futuro que nunca llega. Segundo semestre, primer trimestre, brotes verdes, la mar en coche.

Cada vez está más lejano ese futuro, como un horizonte inalterable. Inalcanzable. El oasis que se refleja como un espejismo en el desierto insomne. Y el sol a plomo sobre la cabeza.

Ahí andamos los argentinos a los tumbos, dando pasos, dejando parte del sueldo, de la energía vital, de los derechos conquistados. Otros pasos más y se van consumiendo los víveres cada vez más difíciles de conseguir. Unos pasos más. Las llagas ya se insinúan en las plantas de los pies. Y el oasis que permanece en el mismo lugar, inconmovible. Y el presidente que dice hay que aguantar, hay que aguantar. Que ya ni el oasis se ve, se diluyó como la promesa de pobreza cero. Hay que aguantar.

Y sobrevivir.

 Para soñar se necesita volver a creer en la magia. En la política, que en definitiva es la forma de intentar cambiar algo y salir de la crisis por medios pacíficos.

Rescatar de la memoria y el presente de un pueblo, tal vez dos cosas: aguante y magia.

Sebastián Giménez
- Escritor -