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1969 - 2019
Unidad hasta que duela, en la lucha
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A 50 años del Cordobazo, se agudiza el contraste entre aquella dirigencia sindical combativa y la vergonzosa conducción cegetista actual.
Publicada el en Reflexiones

La CGT viene a lanzar el paro general justo el día del medio siglo del Cordobazo. Casi poniéndose en ridículo sola, al lado de un gigante en cuanto a movilización y significación en la historia argentina. Casi que se resalta la pequeñez de la actual CGT frente a aquellos líderes obreros que hicieron tambalear el sistema capitalista un 29 de mayo. 1969 y 2019.

1969. El modelo económico de aquella dictadura, que instaurara Krieger Vasena, hacía padecer a la industria, y en especial a la metalmecánica y automotriz cordobesa. Paro de 37 horas iniciado el 29 de mayo. Agustín Tosco; Elpidio Torres; Atilio López, los líderes de la revuelta. No pensaban lo mismo los líderes del Cordobazo ni se parecían, de la izquierda a la derecha del espectro político. Se impuso la unidad en la lucha, esa premisa que llevara a cabo el gringo Tosco, integrando a radicales, peronistas, socialistas, comunistas. Obreros, estudiantes, comerciantes. Había lugar para todos en la lucha.

2019. En el paro general de la actual cúpula cegetista lo que resalta es el vacío. La 9 de Julio desierta, avenida Rivadavia poco nutrida de tráfico, la estación A Constitución vacía. Del trabajo a casa y de casa al trabajo, decía en su máxima más conservadora Juan Domingo Perón. Y en este caso, nos quedamos en casa. Un sinfín de obreros, estudiantes, comerciantes, desocupados. Una CGT preocupada en garantizar gobernabilidad, en respetar las instituciones, tal vez en cuarto o quinto lugar en defender los derechos de los laburantes, en tiempos en que el salario se licúa, se desintegra.

Los líderes de la huelga hablan por radios y la TV contra el neoliberalismo y sin ninguna multitud que los escuche o los interpele. Una CGT de buenos modales le opone al sistema capitalista neoliberal a lo sumo un freno de mano, que se extinguirá mañana con la vuelta al ajetreo diario.

Nos quedamos en casa, volvemos al trabajo. En silencio.

Cincuenta años antes, aquellos líderes hicieron tambalear al sistema capitalista. Marchando codo a codo obreros y estudiantes. Poniéndole el pecho a la represión policial vergonzosa y sobrepasándola, con la solidaridad de los vecinos. Ciudad tomada, dada vuelta. Ni Lope de Vega en Fuenteovejuna llegó a imaginarse tanto. Jóvenes que se defendieron y atacaron con ingenio a las fuerzas represivas que querían acallar la revuelta, que todo volviera a la normalidad. La normalidad de lo quieto y lo silencioso. Fue el Cordobazo, pueblo entero, un grito conmovedor contra la injusticia.

No hace falta ser cientista social para saber que, el año que viene, en esta fecha, sólo se volverá a recordar el Cordobazo y absolutamente nadie tendrá presente el paro silencioso y tibio del 2019. Se evocará 1969 pero no sólo por los líderes: López, Torres, Tosco. Sino recordando al pueblo entero movilizado detrás de ellos. Una ciudad convulsionada, revolucionaria. Tosco, López, Torres nos dicen poco sin la Córdoba de ese mayo del 69.

Y recordar lo que aquellos líderes dijeron nos puede servir tal vez en esta jornada de paro general en silencio. Para que, como dijera el gringo Tosco: “Todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su compañero y su hermano”.

Una unidad hasta que duela, en la lucha.

Sebastián Giménez
- Escritor -