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Los voceros cordobeses del fracasado paro agropecuario
Buenos Muchachos
Foto: Alejandro Dalmazzo, referente de los piquetes de la abundancia en Córdoba.
La finalización del lock out rural pasó con más pena que gloria. En Córdoba emergió como referente de la fallida protesta el productor agropecuario Alejandro Dalmazzo, un cruzado contra las retenciones y los controles sanitarios, como lo prueba el enfrentamiento judicial de su familia con los vecinos de la comuna de Dique Chico.
Publicada el en Crónicas

Transcurrida una semana del paro rural, que algunos empresarios acompañaron con piquetes en cruces ruteros de Córdoba, se hizo conocido fuera de los límites de la provincia el productor afincado en la localidad de Dique Chico Alejandro Dalmazzo, dando entrevistas de alto voltaje para justificar el lock out que al final transcurrió con más pena que gloria.

En medio del alud de noticias que insume la pandemia del coronavirus y la difícil negociación de la deuda externa, los reclamos agrarios para evitar el pago de un tres por ciento más a las exportaciones de soja -solo aplicable a productores por encima de las 1.000 toneladas- se perdieron en la bruma informativa. Para suerte de los impulsores de la medida de fuerza, atento la escasa trascendencia que tuvo.

En ese contexto Dalmazzo se convirtió en la figurita repetida, referente piquetero que reclamó “un plan económico” al gobierno, pidió que “el ajuste lo haga la política” y advirtió que “Si Parrili (por Oscar, senador nacional y ex funcionario kirchnerista), antes de despotricar y decir la sartenada de boludeces que dice, fuera a una asamblea del interior, sabría la realidad”.

Dalmazzo salió en varios medios a raíz del conflicto, aunque ya venía siendo referenciado como “productor autoconvocado” por la sección rural “Agrovoz”, del diario La Voz del Interior, y el apoyo continuo del programa “Mitre y el Campo”, que conduce el periodista Gustavo Mathieu. Su presencia, al igual que la de sus hermanos, era destacada desde los tractorazos de fines del año pasado. Pero esta semana cobró notoriedad como vocero del piquete que se estableció en la zona de Altos Fierro, cerca de la ciudad de Alta Gracia.

Durante una entrevista con el periodista Ernesto Tenembaum, que tiene un programa matutino en Radio con Vos, Dalmazzo defendió la protesta y se enardeció cuando le preguntaron si había perdido plata durante el gobierno de Macri, como la mayoría de los argentinos. “Gané mucha plata y por eso estoy en la ruta acá, cagándome de calor”, le espetó como respuesta.

La noche del lunes 9 de marzo, cuando se inició el lock out, el piquete de Altos Fierro hizo controles de carga de los camiones cerealeros que tomaban la C-45 y los detuvo, como registró en twitter el propio Mathieu. Avasallamiento ilegal sin intervención de la policía o la Justicia.

Dique Chico

Dalmazzo y sus hermanos arrastran antecedentes en conflictos donde la biblia del agronegocio que brilla en Córdoba se impone a una mirada que contemple la convivencia y el cuidado de la salud de la población. Fue uno de los amparistas que en 2017 logró detener una resolución de la Comuna de Dique Chico, que imponía una franja de resguardo sin fumigaciones de 1.000 metros alrededor del ejido del pueblo, incluida una escuela rural primaria ubicada fuera la comuna.

Dalmazzo y otros productores se encadenaron cuando supieron que se venía una regulación de las fumigaciones en los campos colindantes de la zona urbana, acompañados de algunos pollos y ovejas que dispusieron para la oportunidad.

Contaron con el apoyo de los medios del grupo Clarín –La Voz y Mitre- que registraron la estoica lucha de los sojeros. Mathieu escribió en su perfil de Facebook que “un pueblo cordobés de 300 habitantes, está Jaqueado por el #Ecoterrorismo; es un pueblo con el ADN del #Campo, con instituciones, caminos, escuelas y barrios donados por vecinos rurales, un pueblo donde se conocen todos, bueno, eso era antes. Hoy invadido por nuevos vecinos, militantes de alta gama K, hijos del modelo de CFK, devenidos ambientalistas -por negocio personal, porque de eso viven-, bancados por los impuestos que paga el trabajo rural.”

Los cierto es que el presidente comunal, de Hacemos por Córdoba, firmó la resolución. Inmediatamente los hermanos Dalmazzo, junto a otros productores en lucha contra la norma sanitaria como Diego Fischer o la SRL San Ignacio, dueña del predio San Francisca, presentaron el amparo contra la resolución por considerarla “inconstitucional” ya que “excede su competencia material y territorial”. La Cámara Contencioso Administrativa N°2 les hizo lugar y dictó una medida cautelar suspendiendo la norma de resguardo ambiental, hasta tanto se resuelva el asunto de fondo.

Congelamiento

Como contraparte, un grupo de vecinos que venía impulsando limitaciones al desenfreno fumigador en la zona se constituyó como tercero interesado en la causa. Sus abogados Darío Avila y González Quintana hicieron presentaciones con más de 100 firmas de los residentes en la comuna, avalando la resolución comunal y aportaron un documento fundamental donde se les hicieron análisis de genotoxicidad que determinó anomalías a nivel genético a cuatro menores que viven en Dique Chico y estudian en la escuela rural Bernardo Monteagudo. Dos chicas y dos chicos.

Los resultados del estudio realizado en Río Cuarto por la especialista Delia Aiassa, genetista del Laboratorio en Área Genética, Servicios y Diagnóstico en Salud y Ambiente, determinó un nivel de daño genético tres o cuatro veces por encima de los estándares aceptables.

“No significa estar enfermo, pero lo hace propenso a contraer enfermedades como el cáncer, que es un daño genético. O degenera en otras patologías”, explicó Juan Hernández, vecino de la comuna.

Impactada por el resultado del estudio, la Cámara decidió establecer una guarda de 500 metros alrededor de la escuela. Pero dejó sin efecto la protección sobre el pueblo que establecía la resolución comunal, prolongado el amparo sine die, explicó el abogado Ávila. “Ahora resulta que el tribunal resuelve proteger a los chicos en la escuela, pero no en la casa donde viven. Un absurdo”, ilustró Hernández.

El mes pasado, la muerte de una docente histórica del establecimiento conmovió a la comuna: padecía cáncer.  

Dique Chico experimentó un importante crecimiento poblacional desde el año 2010, cuando varias parejas de jóvenes se mudaron con sus hijos pequeños ante la posibilidad de edificar con el programa Procrear. Hoy algunas de esas familias pusieron sus casas en venta o se fueron a otras tierras ante la periódica exposición de sus familias al efecto de las fumigaciones. Fue el caso de Adriana González, veterinaria, que se había establecido en Dique Chico junto a su pareja, pero terminó emigrando a otra zona, lejos de los herbicidas.  “Se ven claramente los efectos de las pulverizaciones en chicos y grandes. Casos de pubertad precoz, cáncer y otras patologías”, aseguró.

Guillermo Posada
- Periodista -