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El día que una multitud pidió justicia por Nora Dalmasso
De adúltera a víctima de femicidio
Por | Fotografía: Nerina Bertola.
Foto: La foto de Nora Dalmasso, por primera vez enarbolada en una movilización popular.
Por primera vez desde que fue asesinada, su rostro apareció en una movilización popular en reclamo de justicia. Con la causa todavía sin fiscal, una multitud dejó en claro en las calles de Río Cuarto que no está dispuesta a convivir con la impunidad
Publicada el en Crónicas

Después de años de letargo judicial, indiferencia familiar y olvido popular, Nora Dalmasso, víctima de uno de los femicidios más atroces de la historia de Rio Cuarto, volvió a escena. Lo hizo primero a raíz del forzado apartamiento del fiscal Javier Di Santo de una investigación bochornosa, en la que su última medida procesal se produjo en agosto de 2012 y consistió en autorizar la realización de fotocopias a pedido de los querellantes. Y lo hizo ayer, cuando sorpresivamente su rostro sonriente y su mirada viva reaparecieron en modestas pancartas que se confundieron con las de otras mujeres que dejaron sus vidas en manos de la brutalidad masculina.

Nora Dalmasso rompió ayer, por primera vez desde su cobarde homicidio cometido en la madrugada del 25 de noviembre de 2006, el pequeño y perverso círculo de Villa Golf -el del chisme en voz baja, las acusaciones anónimas, los rumores de “las congresistas” y el silencio incómodo de sus vecinos- para convertirse en una víctima más de un fenómeno social que le duele al país: la violencia de género, de la que el femicidio es su expresión fatal.

El reclamo de justicia por Nora Dalmasso se hizo extensivo a los organizadores del acto, que la incluyeron en la larga nómina de asesinatos de mujeres todavía impunes. Cuando ninguno de sus familiares directos –ni el viudo sospechado, ni el hijo desincriminado ni el hermano ofendido- se han expresado todavía sobre las posibles consecuencias del cambio de fiscal en un expediente que dormía el sueño de los (in)justos,  el reclamo por el esclarecimiento del caso Dalmasso revive en las calles y vuelve a focalizar su reclamo en la actuación de un Poder Judicial sospechado, cuanto menos, de imparcial y clasista.

Es curioso que haya tenido que ser un organismo público -el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Río Cuarto- el que reimpulsara el reclamo de justicia de un crimen paradigmático. Tan curioso como el silencio familiar que siguió –y sigue- ante la noticia del cambio de fiscal, que ocupó la tapa del único diario de la ciudad y volvió a irrumpir, todavía tímidamente, en los principales diarios del país. Hasta ahora, el único que habló en nombre de la familia fue el inefable abogado de Facundo Macarrón, Marcelo Brito, y lo hizo para refutar las expresiones del fiscal de Cámara Jorge Medina –que llamó la atención sobre la falta de interés de la querella en la resolución de la causa- y cuestionar el apartamiento del fiscal Di Santo.

Vaya paradoja: a pesar del evidente  “letargo judicial” advertido por el juez Daniel Muñoz, el abogado del viudo dijo que estaba conforme con el desempeño del fiscal Di Santo.

CÓMO SIGUE

Según adelantó el fiscal de Cámara Jorge Medina, en las próximas horas el fiscal general de la Provincia, Alejandro Moyano, decidirá qué fiscal se ocupará del expediente que dejó vacante Di Santo. Aunque en un primer momento rondó la idea de que su reemplazante fuera el fiscal Walter Guzmán, el sentido común –que en Tribunales no siempre es el más común de los sentidos- se habría impuesto: Guzmán fue retirado de la causa Flores por la misma denuncia que hizo el Observatorio de Derechos Humanos, que luego se desdobló en dos causas. Además, en su historial carga con el antecedente de haber archivado la denuncia entablada por los familiares del joven Carlos Curiotti por “apremios ilegales” contra los policías al mando del célebre comisario Sosa, que intentaron implicar al “perejil” Gastón Zárate en el crimen de Nora Dalmasso. Sin mencionar los fuertes cuestionamientos formulados por Rosa Sabena –y conocidos por Moyano, a quien Rosa le entregó personalmente copia de la sentencia que condenó a la familia Vargas Parra- por su escandalosa actuación en la investigación de la desaparición del joven Nicolás Sabena.

Fernando Moine, la otra opción, tuvo ya su poco feliz desempeño en la causa Dalmasso como ladero del propio Di Santo. Era la época en que el “triunvirato” impulsado por el entonces fiscal general Gustavo Vidal Lascano fracasó en el intento de cerrar el caso inculpando a un perejil. Fue precisamente el “perejilazo” -una movilización popular espontánea sin precedentes en la ciudad-, el que salvó a Zárate de un destino sellado desde el poder de turno. Cómo habrá sido de evidente la maniobra para inculparlo que hasta el gobernador De la Sota ordenó a sus obedientes legisladores que presentaran un pedido de juicio político a los fiscales en la Legislatura provincial. Así lo hicieron, pero el caso fue perdiendo peso en la opinión pública y el jury terminó archivado en el olvido.

Con Julio Rivero ascendido a fiscal de Cámara, no quedan opciones entre “los cuatro fantásticos”. O se espera que asuma el reemplazante de Rivero y se lo hace debutar con el caso más emblemático de impunidad en la ciudad o se designa un fiscal de otra jurisdicción –podría ser el de Huinca Renancó- para que retome de inmediato una investigación que está paralizada desde hace años por decisión de Di Santo.

Nora Dalmasso volvió del olvido. Su recuerdo sobrevivió a la inoperancia, el silencio y la complicidad de los poderosos. Pasó de “adúltera” perdonada por su marido a víctima de femicidio. Por primera vez desde su cobarde asesinato, hace más de ocho años, su rostro fue tomado junto al de otras decenas de víctimas como bandera por miles de personas, en su mayoría mujeres, que se congregaron espontáneamente para gritarle al Poder Judicial de Río Cuarto que no están dispuestas a resignarse a la impunidad.

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -