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Final cantada en Chile
Pelota dividida
Foto: Gabriel Boric, el candidato de la izquierda chilena, se opone a las Sociedades Anónimas Deportivas creadas en 2005.
Kast, Boric y el fútbol como modelo de país.
Publicada el en Crónicas

La simpatía por los colores de Universidad Católica y un pasado como defensor adentro de los campos de juego son las únicas coincidencias entre José Antonio Kast y Gabriel Boric. No es poca cosa, tratándose de un ultraderechista que reivindica a la dictadura de Augusto Pinochet y un izquierdista que representa el descontento con un modelo agotado.

Ambos disputarán el partido más importante que Chile jugará en la cancha grande de la política en los últimos tiempos. El 19 de diciembre es la fecha prevista para el repechaje de los comicios que consagraron finalistas al Frente Social Cristiano (27,9%) y a Apruebo Dignidad (25,8%).

En términos futboleros, la segunda vuelta entre Kast y Boric bien podría definirse como un duelo de extremos. Al abogado de origen alemán -su padre fue parte del ejército nazi en la Segunda Guerra Mundial, aunque él dice que se trató de “un enrolamiento obligatorio”- lo llaman “el Bolsonaro chileno” por su alineamiento con el ideario del mandatario brasileño.

Miembro activo del movimiento católico ultraconservador Schoenstatt y ferviente admirador del expresidente estadounidense Donald Trump, Kast (56) ha hecho recurrente alarde de “pinochetismo explícito” a lo largo de su vida pública. Entre sus propuestas figuran: reducción de impuestos a empresas, aumento de edad jubilatoria, fortalecimiento del sistema privado de salud, reducción de ayuda social y eliminación de beneficios y compensaciones a víctimas de la dictadura. Su proyecto de gobierno también incluye intervención militar en territorio mapuche, derogación de la Ley de Inclusión, cierre del Ministerio de la Mujer, supresión del aborto, clausura del Instituto Nacional de Derechos Humanos, creación de una “Coordinadora Internacional Anti-Radicales de Izquierda”, un guiño a la minería a expensas de la flora y la fauna, y blindaje fronterizo con Bolivia.

Boric (35) es el candidato más joven de los siete que se postularon para los comicios presidenciales y encarna una propuesta diametralmente opuesta a la de quien será su contendiente en el balotaje de las vísperas navideñas. Crítico acérrimo del modelo neoliberal implantado por la dictadura que gobernó a su país entre 1973 y 1990, el letrado de ascendencia croata, exlíder estudiantil y actual diputado nacional por la Región de Magallanes y Antártica Chilena pregona “una sociedad distinta: más justa, más equitativa y más solidaria de la que nos vendieron como única posible”.

Juega el deporte

En las propuestas programáticas de las dos fuerzas políticas que se disputan el poder en Chile, el deporte también juega. Con tácticas diferentes. Mientras Kast lo considera lisa y llanamente “un deber de la ciudadanía” y apunta al “aumento de parques, plazas y espacios con infraestructura para la recreación”, Boric hace hincapié en la necesidad de ampliar derechos. En su minucioso enunciado (“Propuestas para un nuevo Chile-Cambios para vivir mejor”) sobresalen la innovación curricular y pedagógica de la educación física en los colegios (se promueve “un enfoque de género, inclusivo, no sexista, recreativo y colaborativo”), la promoción de actividades corporales vinculadas a la salud física y mental, el avance en la protección de conquistas sociales y laborales de atletas de alto rendimiento y el desarrollo del deporte femenino y paralímpico en todos los niveles.

“En muchos lugares las multicanchas (espacios deportivos) están tomadas por gente que bebe alcohol y consume droga”, es el diagnostico de Kast, quien ya anunció su intención de reducir ministerios en caso de llegar al Palacio de la Moneda, lo que implicaría la fusión de varias dependencias y el casi seguro retorno al viejo esquema de Educación, Cultura y Deportes.

“No necesariamente tiene que ser un deportista”, señala el conservador cuando le preguntan sobre el hombre de confianza que tiene en mente para el área. Tampoco Boric se expidió en ese sentido. Franco Parisi, el ingeniero que hizo campaña a distancia desde Estados Unidos y que resultó el tercero en discordia con el 12,8% de los votos, fue el único candidato que mostró su carta antes del juego: había bendecido para el cargo de ministro de Deportes a Patricio Briones, un exbasquetbolista que llegó a vestir la camiseta de la Asociación Deportiva Atenas a fines de los ’90.

En la campaña, Kast hizo especial hincapié en su propuesta de modificar la Ley de Violencia en los Estadios. Habló de “tolerancia cero” y dijo: “Si se tiene que cerrar el estadio, se cerrará. Y si se tiene que jugar sin público, se jugará sin público”. El proyecto sostiene que “para impedir actividades criminales de las llamadas barras bravas se sancionará a las direcciones de los clubes que las financian”. Y también apunta a “castigar todos los delitos, faltas e infracciones cometidas por cualquier persona durante o en contexto de un partido de fútbol profesional, sin importar que sea al interior del recinto o en sus cercanías”. No son pocos los analistas que observan en esta generalización un intento de liberar el camino de potenciales obstáculos a las sociedades anónimas deportivas. Pero ese es otro capítulo.

Blanco y Negro

El 23 de enero de 2002, la justicia chilena declaró en bancarrota al Club Colo Colo, la entidad social y deportiva más importante del país trasandino. “La quiebra fue impulsada desde el poder político y empresarial, facilitada por una institución muy mal administrada, frágil económicamente y con poca participación real de los socios”, analiza la distancia el periodista Edmundo Valladares, quien oficia como máxima autoridad del “Cacique”.

Las palabras del directivo no hacen más que confirmar las sospechas: el fallo que salió del despacho del 22° Juzgado Civil de Santiago, con la firma de la magistrada Helga Marchant, no fue más que un traje a medida para la creación de la Ley 20.019, que tres años más tarde le abriría las puertas a las sociedades anónimas deportivas en el fútbol profesional de Chile.

“El resultado del modelo de administración que presentó Sebastián Piñera ha sido nefasto”, afirma Boric, el candidato de Apruebo Dignidad. La alusión al actual presidente chileno no es caprichosa. A poco de asumir su primer mandato (2010-2014), Piñera debió renunciar a su condición de principal accionista de “Blanco y Negro”, la gerenciadora de Colo Colo.

La creación de un Modelo Chileno de Administración del Fútbol Profesional ocupa un lugar central en la plataforma del frente de izquierda. El objetivo, según se enuncia, es que las personas que son socias e hinchas tengan una incidencia real en las políticas de desarrollo de los clubes.

“El interés debe ser la institución, no estrujar el primer equipo para ganar dinero en el corto plazo, como lo hacen los inversionistas en las empresas”, sostiene Boric, quien impulsa que el 51% de las acciones de las entidades del fútbol de elite del país trasandino estén en manos de sus asociados.

“Creemos que la gestión de las organizaciones deportivas debe tener como base a sus comunidades, a quienes les dan vida. Y que los clubes de barrio tienen que volver a ser importantes para el Estado”, afirma el candidato que también promueve la profesionalización del fútbol femenino y defiende el derecho de los medios públicos a transmitir competencias profesionales.

“A eso lo hicieron en Argentina y es parte del populismo. Antes de darle el fútbol por televisión abierta, hay que recuperar los estadios y los espectáculos”, contragolpea Kast desde el sector derecho de la cancha.

“En Inglaterra los grandes equipos son de jeques árabes y los hinchas son hinchas más allá de los dueños. En Chile se produjo un quiebre entre las SA y los fanáticos, y eso hace necesario revisar la norma. Para mí el sistema funciona bien. El asunto es que la especulación no termine echando a perder el sistema”, analiza el postulante del Frente Social Cristiano.

La Ley 20.019 es la que permitió poner los dos pies en el fútbol chileno de Christian Bragarnik, omnipresente representante de jugadores y técnicos en este lado de la Cordillera. El influyente empresario hoy tiene intereses en el Club de Deportes Unión La Calera y también en San Luis de Quillota, donde supo designar como presidente testimonial al periodista deportivo Germán Paoloski. Fue el mismo ordenamiento legal el que hace cinco años habilitó al presidente de Talleres, Andrés Fassi, a negociar en nombre del mejicano Grupo Pachuca el desembarco en Everton de Viña del Mar.

Hugo Caric
- Periodista -