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Nicolás Ángel Florio
El hombre detrás de las noticias
Foto: A pesar de estar jubilado, Florio sigue pegado a la radio, siempre pendiente de la actualidad informativa.
Referente ineludible del periodismo de Río Cuarto y la región, fue la voz informativa de LV16 durante más de medio siglo.
Publicada el en Entrevistas

Una mesa ratona repleta de diarios, hojas y una computadora. Prácticamente un anciano -como dice él- guarda sus mejores recuerdos en su cabeza lúcida, tan clara como su voz. Atravesado por varias dictaduras, el periodismo llegó a su encuentro de manera casi casual. Absorbido siempre por su profesión y a pesar de haberse jubilado, Miguel Ángel Florio todavía vive estructurado y obsesionado por la información. 

- ¿Esa obsesión por la información lo benefició en su carrera?

Si y no: me benefició si pienso que la obsesión por seguir la información dio como resultado conseguirla; pero la noticia no se pierde, se retroalimenta. Perón decía: “la única verdad es la realidad”. Y si bien es cierto que la realidad es lo que estás viendo, la objetividad es otra cosa: es lo que vos En mi caso la obsesión es insistencia. Y si insistís y conseguís, seguro algo ganás. Y entonces sí, esa adicción me benefició. La obsesión ayuda, siempre y cuando no se convierta en locura.

- ¿Cómo era el periodismo en su época?

- No noto mucha diferencia entre lo de ayer y lo de hoy. Lo que cambia es el escenario. Antes vos escribías dos notas por tarde y hoy en la computadora escribís cuatro, porque podés consultar google como herramienta de búsqueda. Las redes son una contra para el periodista porque la computadora se convierte en un competidor. Siempre es primordial tener documentada la fuente, verbal o escrita, para que puedas publicar la nota. Pero antes era mucho más difícil. Era complicado hacer una nota detallada, en cambio hoy hay más datos y conceptualizaciones. El viejo periodismo era más artesanal. Pero además de los recursos, está la formación: y a mí me parece que los periodistas de hoy están mejor preparados que los de hace 30 años.

Desde muy joven abrazó la profesión y su voz se escuchaba a primera mañana, al mediodía y a la noche en la última emisión de la única frecuencia de Amplitud Modulada que tenía y tiene la ciudad. A pesar de estar ya jubilado, en estos días “el flaco” sale al medio día de su casa y vuelve recién a la media noche. No deja el periodismo. O tal vez el periodismo es el que se niega a dejarlo. Comparte esa pasión con una de sus hijas, Pía, que trabaja en la televisión local.

- ¿Qué satisfacciones le dio la profesión?

- Muchas, pero sirven nada más que para alentarte a hacer otra nota. Mi hija Pía tiene diez años de periodista y el año pasado ganó un concurso como movilera entre los canales del interior de Córdoba. Le dije: “Mirá hija, no te hagas los rulos -como se dice ahora-, que un premio sirve para la emoción del momento, pero ya hay que ir pensando en la próxima nota”.

- ¿Cómo lo afectó la pandemia?

- Es un nudo grandote para desenredar. Esos estantes –dice señalando una biblioteca- están vacíos porque me voy de acá, porque estoy solo. Tengo un autito nuevo y saben que vivo solo. Mis hijos me han convencido por el miedo, no por el gusto, de vivir acá. Es un lugar muy lindo, en el verano  sobre todo. Soy pata renga, pero me voy a tener que ir. El año pasado, en la pandemia, la pasé bien acá. Me preocupaba por las personas infectadas y sentí miedo ante una peste sin medicamentos. Para mí la pandemia no terminó; me sigo poniendo el barbijo cada vez que salgo. Me cuidé y escuché mucho a los médicos. Hasta ahora me salvé. Sé que también es cuestión de suerte, pero si vos te cuidás, las posibilidades de que te contagies son menores.

- ¿Que su hija Pía sea periodista es una proyección de su propia vida profesional?

- No sé si una proyección, más bien cómo influyen en la familia ciertos valores y conductas. Pía es buena para televisión y para radio, porque tiene repentización. Uno se hace en la profesión, pero también es cierto que viene un poco con uno también. Y ella es buena, sobre todo para notas policiales. También imagino que tiene que ver con lo que vos mamás: yo ahora con mis nietos hago todo lo que no hice con mis hijos.

Nicolás Ángel Florio tiene 55 años recorridos en la radio. Su voz es una marca registrada en Río Cuarto. Es preciso y amigable en sus palabras. El periodismo siempre lo movilizó y lo hace sentir bien. Realza su voz para aquellos jóvenes interesados en la profesión.

- ¿Qué consejo le daría a alguien que está empezando en periodismo?

- Hay algo fundamental: leer, formarse. E informarse para la nota que se debe hacer. Para encarar una nota determinada tenés que tener la base que te da la carrera, la sistematización del conocimiento, que es como una coraza que te protege. Pero es nada más que una técnica: lo demás es todo tuyo.

- ¿Cuáles son las enseñanzas o valores que le dejaron tantos años en la profesión?

- Ser leal y respetar los códigos. Si no respetás los códigos, no te respeta nadie.

Florio recuerda viejas anécdotas y las transmite con picardía. Por las noches su mejor compañero es un libro. Aunque en todo momento se muestra humilde, sabe que su trayectoria en la radio y su paso por el periodismo del sur provincial lo convirtieron en un emblema de la profesión. Sonríe y pregunta:

- ¿Por qué me elegiste para la entrevista?

- Por su experiencia.

Asiente con un leve movimiento de cabeza, satisfecho, como si supiera la respuesta de antemano.

- ¿Cómo fue jubilarse para un apersona tan activa como usted?

- Siempre escuché que jubilarse era morirse. Mi suegro tenía un negocio, llegábamos a la casa con mi señora y allá estaba, sentadito en el patio, leyendo el diario. Sabía desde el último hecho policial al primer titular de tapa. Me dije: “Si esto va a ser la jubilación, lo que me espera”. Entonces me dije: “Hay que prepararse”. Porque si no te preparás para no hacer más lo que venías haciendo siempre, te va a ir mal.

Ana Paula Gutiérrez
- Estudiante de Comunicación Social -