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Entrevista a Alfredo Serrano Mancilla
“A Evo lo querían muerto”
Por | Fotografía: Nerina Bertola
Foto: Alfredo Serrano Mansilla, de la academia al rescate de Evo Morales.
El autor de “Evo. Operación Rescate” cuenta la trama secreta del salvataje internacional al ex presidente de Bolivia Evo Morales, derrocado por un cruento golpe militar. El papel de Alberto Fernández y la negativa del entonces presidente Mauricio Macri a darle asilo político.
Publicada el en Entrevistas

Tiene una marcada tonada española que lo delata apenas habla y un aspecto de hippie setentoso que disimula su cargo de director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), uno de los centros de estudios más respetados del mundo. Pese a su abultado currículum viste y habla con la sencillez de un mochilero, aunque en sus viajes por América Latina suela ser recibido por jefes y jefas de Estado. Según contó durante la presentación de su último libro en Río Cuarto –ciudad en la que recala cada vez que visita Argentina por cuestiones afectivas-, Evo. Operación Rescate, su creación más reciente, es un libro que nunca imaginó que  escribiría, pero que supo de inmediato que no podía dejar de escribirlo. “Estuve en el momento justo, en el lugar indicado”, relata Alfredo Serrano Mancilla para contar la génesis de lo que no duda en llamar un thriller político.

“Bolivia fue el país que más me quebró epistemológicamente cuando vine de Europa”, explica este doctor en Economía graduado en la Universidad Autónoma de Barcelona (España) con estancias predoctorales en Módena y Bolonia (Italia) y Québec (Canadá) y un postdoctorado en la Université Laval (Canadá). Especialista en economía pública, desarrollo y economía mundial, Serrano Mancilla es consultor de distintos gobiernos y dicta clases de posgrado en universidades internacionales. Es autor de América Latina en disputa (2015), El pensamiento económico de Hugo Chávez (2014), ¡A (Re) distribuir! Ecuador para Todos (2012) y publica habitualmente sus columnas en los diarios Página 12 (Argentina), La Jornada (México) y Russia Today. Noviembre de 2019 lo encontró compartiendo una cena con miembros del Grupo de Puebla en Buenos Aires. Estaban, entre otros, la ex presidenta de Brasil Dilma Rousseff, el dirigente chileno Marco Enriquez Ominami, el ex ministro Celso Amorin y el anfitrión Alberto Fernández –por entonces presidente electo-, entre otros. Esa noche estaba inquieto y comentó con Fernández que la situación en Bolivia era muy delicada. El presidente electo le dijo que se ponía a disposición y que no dudara en llamarlo si la situación empeoraba. “Lo llamé al día siguiente y desde entonces hablamos muchas veces, no importaba la hora, y realmente se puso a disposición”, evoca Serrano Mancilla, que hizo de “telefonista” en esos días de adrenalina y temor. Después del golpe, “Evo y Álvaro estaban clandestinos en el monte y me llamaron para pedir auxilio”, evoca Mansilla Serrano. Enterado de la situación, Fernández llamó al presidente Mauricio Macri, que primero se negó a darle asilo político a Evo y su vice y luego rechazó que el avión enviado desde México para rescatarlos cargara combustible en Argentina. Hasta le denegó el permiso para surcar el espacio aéreo nacional (no se sabía entonces todavía que Macri había enviado armas para apuntalar a los golpistas).

-¿Temieron por la vida de Evo?

-Todo el tiempo. Cuando Evo tomó la decisión de renunciar, coaccionado, lo hizo para evitar derramamiento de sangre. Y la verdad que lo logró. Pero él sabía que su cabeza tenía precio: 50.000 dólares. De hecho, cuando Evo huyó, quemaron su casa, la de su hermana, y también mataron gente. Evo no se va del país para resguardar su vida, sino para evitar una guerra civil, que hubiera sido una masacre sin parangón en la historia latinoamericana.

- ¿Qué pensaste cuando Alberto Fernández te transmitió que el presidente Macri rechazaba darle asilo político a Evo?

- Esto coloca a Macri en el lado opuesto a cualquier gesto humanitario…

- Pero es coherente: después se supo que le enviaba armas a los golpistas…

- Claro, pero esperábamos un gesto humanitario. El contra ejemplo perfecto de Macri fue Mario Abdo, el presidente de Paraguay, que es de su mismo signo ideológico, pero sin embargo autorizó el uso del espacio aéreo para que el avión que rescató a Evo y García Linera pudiera volver a México.

-Usted tiene un perfil académico, pero estuvo en el centro de las operaciones de rescate a un presidente destituido. ¿Cómo vivió ese proceso?

- Si alguien te llama y te dice que van a matar a un amigo, lo normal es ayudarlo. ¿Cómo ayudarle? Era evidente que no me pedían que hiciera un análisis político, sino para poner a disposición contactos y relaciones que pudieran salvar esa situación. Por eso digo que hice de telefonista: en esos días hablé con muchísima gente, a toda hora, que contribuyó a salvarles la vida. Lo que pasa es que la academia a veces nos pone a tanta distancia del objeto de estudio que a veces no sabemos qué está pasando en ese objeto de estudio. Siempre es preferible asumir tu posición y defenderla con rigor académico que esconderla como hacen muchas corrientes hegemónicas.

- ¿Qué es la geopolítica tras bambalinas?

- Que existe una parte innegable de la geopolítica que son las relaciones humanas. No son la única variable, pero no deja de ser importante. En el rescate de Evo se involucraron más los gobiernos progresistas como el de México por lo que Evo significa simbólicamente. Pero a pesar de ello, lo personal fue muy importante, como fue el caso de Abdo.

- ¿Cómo definirías tu libro? ¿Es un ensayo, una crónica periodística?

- Me salí del ensayo, que es lo que he hecho mucho tiempo, para dar lugar a una escritura más intimista. De hecho hay un plano intimista que me costó mucho develar porque suponía desnudarme en algunos momentos, como cuando cuento la muerte de mi padre. Hay cuatro páginas en las que explico cómo en medio de la discusión de las redes de la geopolítica a mi lo que me preocupaba realmente eran las redes neuronales de mi padre. Y también está escrito con una lógica de gran público, para que acceda al texto la gente a la que le interesa la política, pero también la gente a la que le interesa una novela de intriga...

- En la presentación hablaste de un thriller político…

- El spoiler está asegurado porque sabemos cómo es el final, pero el proceso no se conoce y me preocupé para que tuviera un tono novelado.

- ¿Te costó recabar testimonios más allá de lo que vos viviste como intermediario en el operativo de rescate?

- No, al contrario.  De hecho Alberto (Fernández) fue muy generoso y me permitió reproducir todos los WhatsApp que intercambió, lo mismo el vicecanciller del gobierno mexicano Maximiliano Reyes. Álvaro (García Linera) me contó lo que sucedió en la vuelta a Bolivia, porque yo no quise volver con ellos. Ese mismo día empecé a escribir el libro, en una casa perdida en Gualeguaychú.

- ¿Qué enseñanzas deja este libro?

- La primera es que ojalá nunca más ocurran episodios de mierda como éste. Y la segunda es no tirar la toalla a la primera de cambio. Y que las identidades políticas no desaparecen tan rápido como la derecha global nos quiere hacer creer. La marcha más mayoritaria que hubo en Bolivia fue hace dos meses y fue la marcha por la democracia y por la paz, con Evo a la cabeza y Luis Arce en el gobierno. Hay un pueblo vivo, con sus contradicciones y sus ilusiones. Y quedó claro que no todo dependía de una persona. Si bien el rol simbólico de Evo es indiscutible, el proceso político en Bolivia lo trasciende.

- ¿Bolivia sigue siendo un faro para América Latina?

- Yo escribí un libro en 2015, América Latina en disputa, para contradecir la hipótesis del fin de ciclo progresista. Ahora sería precoz decir que se acabó el neoliberalismo en América Latina. Yo prefiero los matices. Pero lo que sí es cierto es que un agotamiento del modelo neoliberal porque tienen una crisis de expectativa. Pasó en Argentina, Chile, Colombia, Perú, México y va a pasar en Brasil. El progresismo es heterogéneo y cada país tiene un proceso distinto. Y evidentemente hay una crisis del centro, de la “avenida del medio”, que fallaron en todos estos países.

- ¿Cómo ve la situación de Argentina después del último revés electoral del gobierno de Alberto Fernández?

- Estamos en un momento de gran dialéctica, de muchas contradicciones. Se está reconfigurando el reordenamiento político de la Argentina de una manera progresiva. Hay una suerte de fragmentación partidaria en América Latina y Argentina transita hacia un reordenamiento de las líneas que ordenan el tablero político. Es una transición interesante y debemos estar abiertos para no leerla con los viejos clivajes sino abrirnos a nuevas interpretaciones.

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -