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Medio ambiente y sustentabilidad alimentaria
Del monte a la mesa
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Invisible para muchos sectores, existe en Córdoba una red de comercialización de alimentos que viene gestándose de abajo. A base de organización comunitaria, trabajo colectivo, solidario, casi siempre autogestivo, aunque también con ayuda de programas estatales. “Monte adentro”, “Humano” y “Mercado de la tierra” son los nombres de comercializadoras de alimentos agroecológicos que muchos comienzan a descubrir en esta nueva vida pospandémica. Se trata de una manera de producir y de consumir que apunta a nuevas formas de vivir y convivir.
Publicada el en Crónicas

Quienes han recorrido los valles serranos de Córdoba se habrán encontrado con locales de “Mercado de la Tierra” en Calamuchita y en Punilla y de “Humano” y “Monte Adentro” en Traslasierra. Este último también puede encontrarse en Córdoba Capital. En ellos pueden adquirirse alimentos agroecológicos de alta calidad, productos medicinales alternativos, bebidas artesanales, libros y plantas medicinales, entre otras cosas. Lugares simples, con mucha onda, atendidos por lugareños. ¿Por qué estos lugares están cambiando la forma en la que compramos y consumimos alimentos? ¿Qué hay detrás de estas comercializadoras, que la pandemia potenció?

Pablo Blanck, del Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra, pionera en este tipo de comercialización, cuenta que “Monte Adentro” es el resultado de mucho tiempo de pensar estrategias. “Luego de vender por muchos años en ferias, abrimos nuestro primer local en Córdoba y tiempo después otros en Villa Dolores y Deán Funes. Es mucho más que abrir locales. Tiene un efecto benéfico en las comunidades campesinas, porque genera un aumento en la productividad y más trabajo en el campo”, asegura.  Y aclara que se refiere al campo que no se destina al agronegocio, que tiene su propio mercado: “Aquí de lo que se trata es de generar trabajo en los mismos pueblos cercanos a las comunidades campesinas y ofrecer productos de calidad, agroecológicos a precios accesibles”.

La cuestión de los precios de estos productos no es menor. Tomás Astelarra, economista y periodista que vive hace muchos años en Traslasierra, participa de la cooperativa que da vida a “Humano”, otra de las comercializadoras de la economía popular. Astelarra explica que la brecha con los supermercados se está achicando cada vez más, pero aclara que no se pueden comparar los productos como si fueran iguales. “Los productos de “Humano” y de las otras comercializadoras no tienen trabajo esclavo, ni explotación laboral; cuidan el medio ambiente, son agroecológicos y más sanos. Y eso se debe a que los alimentos no están concebidos como una mercancía, sino como un derecho. Se obtiene de ellos un margen mucho menor y no se especula con la inflación, ni con el precio del dólar, ni con la guerra de Ucrania, sino que estamos apostando a la soberanía alimentaria. Esto genera una circularidad que cada vez es más exponencial. Porque la gente ya sabe la forma en que trabajamos, la forma en que producimos y nos apoya a través del consumo. Asi que también es muy importante la conciencia de los consumidores”, sostiene. “Humano” nació en 2005 en Traslasierra y actualmente tiene tres locales en Córdoba (Villa Las Rosas, San Javier, Villa Dolores) y uno en San Luis (Merlo). Son 80 familias organizadas en cooperativa que distribuyen la producción de cerca de 200 productores de la economía popular.

En Calamuchita y en Punilla hay cinco locales de “Mercado de la Tierra”, una comercializadora gestada de manera diferente que las anteriores, pero que apunta en el mismo sentido. Florencia Alloni, secretaria de Ambiente de la Corriente Nacional Martín Fierro y referente del Movimiento Verde Cordobés, cuenta que la comercializadora nace de entrada con ayuda estatal, apuntando al programa Mercados de Cercanía del Ministerio de Desarrollo de la Nación. La creación de los Mercados -nacidos en plena pandemia- surgió de la necesidad de apoyar la creación de alimentos y la decisión política de la agrupación a la que pertenece.

Mercados de cercanía

A diferencia de “Humano” y “Monte Adentro”, que son autogestivos, “Mercado de la Tierra” utiliza herramientas del Estado nacional como el Programa Mercados de Cercanía, que busca posicionar al sector como un mercado económicamente activo y así generar riquezas y sostenibilidad. Para esto facilita el acceso a equipamiento, capacitaciones y herramientas de logística. Está destinado a cooperativas, federaciones, mutuales, fábricas recuperadas, asociaciones civiles, asociaciones de productores, organizaciones de pueblos originarios, gubernamentales y sociales.

La coordinadora del programa nacional, Eva Verde, estuvo recientemente en Córdoba manteniendo reuniones con organizaciones de toda la provincia y planteó que el objetivo principal del programa es el de comercializar con otros valores que no sean los del mercado concentrado o corporativo. “Estas experiencias trabajan bajo el concepto de un mercado justo, un precio justo para la producción, la comercialización, para consumidores y consumidoras. Ponen en valor lo comunitario; piensan a la economía poniendo en el centro a las personas y no al capital”, expresó.

La pandemia evidenció que la cuestión de los alimentos no es menor. La relación con la naturaleza y con los alimentos cobró especial sentido durante el confinamiento, sobre todo para quienes viven en las grandes ciudades. En el monte, en el campo que no es agronegocio, en los territorios campesinos, está la base de una alimentación sana, impulsada por el círculo virtuoso del trabajo digno y multiplicador.

Carlos Ruiz
- Periodista -