Crónicas
Entrevistas
Actualidad
El Kiosco virtual
Reflexiones
Cultura
Música
Cine
Libros
Galería Magalú
Galerías multimedia
Quiénes Somos
Revista El Sur
Staff
Ediciones en papel
Suscripcion
Economía
Villa María vive su boom lechero
Por | Fotografía: Gentileza Villa Maria Vivo
Foto: La lechería mueve la economía de Villa María.
La ciudad y su región pasaron en poco tiempo a tener la mayor cuenca lechera del país, con una producción récord que supera los siete millones de litros diarios.
Publicada el en Crónicas

¿Cómo se explica que la cuenca lechera de Villa María se haya convertido -de manera silenciosa- en la más grande del país, superando a la cuenca central de Santa Fe? ¿Cómo sucedió que fábricas ubicadas en 70 kilómetros a la redonda procesen diariamente el 24% de la producción nacional de leche? ¿Cómo se llegó en esa zona a los 7,5 millones de litros diarios de una manera que podría definirse como vertiginosa si se tiene en cuenta que involucra a todo un sector? ¿Es tan así? ¿De los 31,5 millones de litros equivalentes de leche (incluyen leche fluida quesos, yogures, manteca, etcétera) que se industrializan diariamente en Argentina, más de siete millones se procesan en Villa María y alrededores?

Veamos: Saputo recibe 2.000.000 de litros diarios, Punta del Agua 1.000.000 de litros, Noal 1.000.000 de litros, Nestlé 500.000 litros y Sobrero y Cagnolo 500.000 litros. Ahí están las grandes usinas, con cinco millones de litros diarios.

Luego aparecen las no menos importantes Lácteos El Puente con 300.000 litros, la Cooperativa de Arroyo Cabral con 280.000 litros, Puyehué con 220.000 litros e Intelac con 200.000 litros, que juntas de 1.000.000 de litros diarios más.

Seguidamente se ubican 23 fábricas que industrializan más de 40.000 litros cada jornada, como La Varense, Cerutti, Lácteos Tío Pujio, Lácteos Premiun, Duy Amis, Nueva Villa, Conrero, Savaz y la Cooperativa de James Craik, entre otras.  Quien viene realizando la suma, puede agregar, entonces, 1.000.000 de litros diarios más.

Y para completar la cifra que asombra, están 30 o 40 pymes que en conjunto procesan más de 500.000 litros por día, entre las que se cuentan Los Pinos, Grosso, de Cintra; Lácteos San Lorenzo, de Bell Ville; San Lucas, de Luca; Lácteos Ausonia; Quescor, de Etruria; Lácteos De la Zona; Golácteos; Ideoni y Meinardi, de Carrilobo, por citar algunos.

Y, sí, los números del fenómeno cierran. Todavía más cuando 4,5 millones de litros provienen de tambos ubicados en la misma cuenca. Pero las preguntas iniciales siguen latiendo: ¿cómo se explica?, ¿cómo sucedió?...

José Iachetta, de TodoAgro, sitúa el punto de partida para todo intento de entender el asunto en que la cuestión láctea ya estaba en el ADN de la región. En la zona, a lo largo de más de un siglo, siempre hubo emprendedores en la materia, entusiastas que hacían quesos con la familia después de ordeñar en el tambo propio. El especialista indica que a esa condición humana se sumó en los años ´70 un hito para la actividad, que fue la incorporación de granos y silo: para cuando ya no había pasturas, las vacas seguían comiendo silo de maíz, de sorgo o alfalfa, y heno de pasturas, y la producción no mermaba, sino que se mantenía o incluso mejoraba. Más adelante llegarían la sombra y otras condiciones tendientes al bienestar animal y la paulatina incorporación de tecnología en la eficiencia, como mediciones en líneas, extractores automáticos de pezoneras, collares que miden rumia, etcétera.

Pero hay que apuntar otro hecho significativo, que se dio en 1967 y que fue la creación del Bachillerato Técnico Lácteo entre la comunidad Trinitaria, el INTA, el Club Argentino de Servicios y el Club Leones. Fue el primer proyecto educativo orientado al servicio del sector lechero, que devino en la actual Escuela Superior Integral de Lechería, otra usina, pero de conocimiento. Y el mismo INTA, con su programa Cambio Rural, mantuvo grupos de asesores recorriendo y aportando desde el Estado para el sostenimiento, el crecimiento y la reciprocidad entre las distintas unidades productivas, más allá de que fueran chicas o medianas.

Sancor y después

Bien podría decirse que se estaba en una suerte de “escenario ideal” para que algo grande sucediera en el sector. Y ocurrió producto de un hecho negativo: la bancarrota de SanCor, que procesaba 3.600.000 litros de leche por día y tras el quebranto se quedó solamente con 600.000. Es decir, 3.000.000 de litros de leche quedaron “diariamente a la deriva”. Las industrias situadas en la cuenca de Villa María “succionaron” 2.200.000 litros y desde Santa Fe “tomaron” 800.000 litros.

Así fue como se “construyó a sí misma” la que es hoy la principal cuenca lechera del país, con un impacto económico y social que impresiona cuando se analiza detalladamente. Miles de puestos de trabajo, migraciones desde el norte para tareas de diversa calificación, centenares de empresas y profesionales que prestan servicios y derrame económico en las localidades “lecheras”. No es casual que la ciudad de Villa María exhiba una de las tasas de pobreza más bajas de Argentina.

Todo este nuevo mapa lechero, implica que Argentina continúa sosteniendo muy buenos niveles de seguridad alimentaria de proteínas de alto valor biológico, vía los lácteos, que a la vez presentan precios razonables en las góndolas de negocios de frescos, aunque no así en supermercados e hipermercados.

En la actualidad el 76% de lo que se produce, se consume en el mercado interno, mientras que el 24% que se exporta representó en 2021 ingresos de por 1.342 millones de dólares, un 2,1 de las exportaciones agroindustriales de nuestro país.  Pero, además, la cadena de valor que generan juntos el tambo y la industria láctea -en la que converge el transporte, la metalúrgica asociada a la alimentación y una decena de rubros más- explicó el año pasado un movimiento de 10.261 millones de dólares.

Sergio Vaudagnotto
- Periodista. -