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Foto: Schiaretti promete derogar las leyes aprobadas por sus propios legisladores durante la gestión de José Manuel De la Sota.
El “costo Córdoba”, las relaciones con la nación y las políticas de seguridad fueron los ejes de una campaña electoral que no logró quebrar la apatía de los cordobeses
Publicada el en Crónicas

En una campaña sin estridencias, sin debates, sin entusiasmo y con escasas ideas innovadoras, los candidatos con mayores chances de suceder a José Manuel De la Sota al frente de la Provincia coincidieron al menos en tres ejes que marcarán la agenda política después del domingo: la necesidad de introducir cambios en la economía, la relación con la Nación y el manejo de la Policía.

Increíblemente, la fórmula del oficialismo se presenta como “el mejor cambio” y propone dar marcha atrás con medidas originadas durante las gestiones de su propia fuerza. Juan Schiaretti sorprendió al anunciar que eliminará dos leyes sancionadas por sus propios legisladores: la Tasa Vial y la Ley 10.078, que posterga seis meses cualquier incremento de haberes a los jubilados provinciales.

Las sorprendentes propuestas de Schiaretti habían sido anunciadas ya por el candidato kirchnerista Eduardo Accastello, los candidatos de la izquierda y hasta el postulante de la coalición liberal/radical/juecista Oscar Aguad, que integró el gobierno de Ramón Mestre cuando éste podó jubilaciones y salarios para sacar a la provincia de la crisis financiera heredada de su correligionario Eduardo César Angeloz.

Para Schiaretti, esas leyes “no tendrán sentido” durante su segunda gestión, aunque nadie sabe bien por qué ni mucho menos cómo hará para reemplazar esa millonaria fuente de financiación diseñada por su socio político De la Sota.

En materia de promesas no sólo hubo coincidencia entre los candidatos en la necesidad de dar un golpe de timón en la economía y acercar posiciones con la nación. También la política de seguridad se coló como tema de campaña, aunque en este caso las soluciones propuestas fueron bien distintas.  El “narcoescándalo” que derivó en descabezamientos en la cúpula policial y altos mandos procesados (y presos), por un lado, y el acuartelamiento policial de diciembre de 2013, por el otro, se proyectaron como sombras ignominiosas en la fuerza policial, que todos prometen cambiar si ganan los comicios del próximo domingo.

El candidato de Córdoba Podemos, Eduardo Accastello, promete modificar la lógica de la fuerza designando al frente de la misma a un civil, cuyo nombre -“alguien de la Justicia relacionado con los derechos humanos”- ya tendría in pectore. Además de cambiar la lógica vertical proponiendo mayor control ciudadano, no descarta la implementación de una policía municipal en las principales ciudades del interior de la provincia.

Oscar Aguad, que como ministro de Gobierno de Mestre designó jefe de inteligencia de la Policía cordobesa al torturador Carlos Yanicelli –condenado a prisión perpetua en 2010 por su participación en crímenes de lesa humanidad en la UP1-, dice que el problema de Córdoba es que “la policía controla a la política”. Decidió cerrar su campaña con un “abrazo solidario a la Jefatura de Policía”.  El candidato de Juntos por Córdoba propone dotar de más hombres a la fuerza, reflotar el departamento de Asuntos Internos y darle un rango jerárquico equivalente al de Jefatura. Todo esto tomando como ejemplo a la Policía Metropolitana de Mauricio Macri. De película.

Schiaretti, de Unión por Córdoba, dice que profundizará las políticas de seguridad que han llevado a la provincia a encabezar el ranking de abusos y detenciones arbitrarias. Su propuesta es generar el ingreso de cinco mil nuevos agentes y garantizar la presencia policial en todos los barrios de la capital provincial.  

En una campaña gélida, en la que el pasado de los candidatos parece haber quedado recluido al olvido forzoso, primaron las caravanas, las recorridas y el cuidado de la tropa propia. Schiaretti casi no se mostró  en público y prefirió eludir las referencias a sus controvertidas obras faraónicas de dudosa utilidad (el Faro, la nueva Terminal de Omnibus, el Camino del Cuadrado, etc.). Aguad enterró su pasado de ministro de gobierno de Mestre e interventor en Corrientes para mostrar las bondades del modelo macrista en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se mostró cuántas veces pudo con Macri, la “coneja” Baldassi y el deslucido senador nacional Luis Juez, cuyo partido se desmembró apenas selló el acuerdo electoral con el conservadurismo radical-macrista.

La excepción es el intendente de Villa María, Eduardo Accastello, quien planteó de entrada su gestión en Villa María como referencia a lo que pretende hacer en la Provincia y acertó apostando por Scioli cuando el kirchnerismo todavía tenía un abanico heterogéneo de postulantes a la presidencia. Las encuestas lo ubican disputando el segundo lugar con el alicaído Aguad, pero el "voto vergonzante" y la gran cantidad de indecisos que todavía muestran las encuestas alienta mayores expectativas en el kirhnerismo vernáculo.

César Martín Pucheta
- Periodista -