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Quedó en evidencia el vetusto sistema electoral
Sin sorpresa en Córdoba
Foto: De la Sota aprovechó el triunfo para montar un escenario nacional.
Con un escrutinio exasperante, hubo que esperar hasta la medianoche para conocer tendencias claras. Ganó Schiaretti y el kirchnerismo hizo una buena elección
Publicada el en Crónicas

No hubo sorpresas en Córdoba. La alianza entre José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti se impuso sin sobresaltos en la elección provincial, permitiéndole al actual gobernador el ansiado impulso para proyectarse de cara a las PASO de agosto y a su sucesor volver al poder sin la sospecha de fraude con la que llegó la primera vez. En las filas opositoras, quedó demostrado que en política el amontonamiento no siempre suma –la triple alianza radical-macrista-juecista quedó lejos del triunfo, aunque con un resultado auspicioso en la capital- y que al kirchnerismo redondear los 20 puntos de una elección más que decorosa que lo deja definitivamente instalado como tercera fuerza provincial.

Fue una de las (tantas) promesas incumplidas del ahora gobernador (re)electo Schiaretti cuando ganó con susto su primera pulseada con el entonces ascendente Luis Juez: la imperiosa necesidad de impulsar una profunda reforma política que saque a Córdoba del arcaico régimen electoral por el que todavía elige sus autoridades. Ayer el contraste de los escrutinios en la Provincia y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue patético: mientras los porteños sabían pasadas las 20 que habría segunda vuelta y quiénes participarían, los cordobeses debían resignarse a escuchar proclamas de candidatos que se daban triunfadores con menos del dos por ciento de los votos escrutados.

Imposibilitados de elegir candidatos con el sistema de las PASO, los cordobeses debieron resignarse a votar por fórmulas elegidas a dedo. Tampoco tendrán la posibilidad de que las dos fórmulas más votadas –de las cuales ninguna superó la mitad de las preferencias-  sean puestas nuevamente a consideración de la gente, por cuánto el régimen electoral de la Provincia tampoco prevé el balotaje o segunda vuelta.

Con estos condicionamientos, el veredicto de las urnas evidenció la prevalencia del voto conservador de un electorado que decidió respaldar a una administración que lleva dieciséis años ininterrumpidos en el ejercicio del poder y ocultó en la campaña a su candidato a la gobernación, ausente tanto de los spots publicitarios como del debate de ideas. Sin saber realmente qué piensan los candidatos del oficialismo, los cordobeses tienen por delante otros cuatro años de gestión en los que, si cumplen con las promesas que hicieron, “Juan y Martín” tendrán que derogar dos leyes de cuño delasotista: la Tasa Vial y el desdoblamiento del pago a los jubilados, que deben esperar seis meses para cobrar los incrementos salariales.

Contarán para ello con una Legislatura unicameral absolutamente manejable, como lo ha sido hasta ahora, con una mayoría abrumadora de legisladores propios. Y con un Poder Judicial sumiso y obediente, incapaz de confrontar con el poder de turno, agilizar causas judiciales que impliquen cuestionar el statu quo o incomodar a funcionarios denunciados y/o sospechados de corrupción.

Relanzamiento

Legitimado otra vez en las urnas, el “cordobesismo” goza de buena salud. Y como no podía ser de otra manera, José Manuel De la Sota aprovechó el triunfo para relanzar su alicaída carrera presidencial y presentarse como la tercera opción entre “el autoritarismo” de Scioli y el “liberalismo” de Macri.

Flanqueado por su rival en la interna, el devaluado precandidato presidencial Sergio Massa, y su compañera de fórmula Claudia Rucci,  De la Sota no pudo disimular su incomodidad cuando su “amigo Juan”, flamante gobernador electo, recordó su militancia estudiantil en las organizaciones de la izquierda peronista en tiempos del “Cordobazo” y reivindicó a sus “compañeros desaparecidos” por el terrorismo de Estado.

Previsible, el triunfo del oficialismo cordobés suma una nueva ficha al tablero nacional de agosto.  Al gobernador De la Sota le quedan escasos 30 días para sumar puntos en su pelea con Massa e intentar posicionarse como una opción real para las presidenciales de octubre, o bajarse indecorosamente del sueño presidencial y dejar a Schiaretti en libertad de acción para alinearse con el candidato del Frente para la Victoria o el PRO en la disputa del poder real en el país.

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -