Hace poco más de un año, el bandoneonista Damián Torres decidió emprender el desafío de reinventar su obra en formato de quinteto. Para eso, se propuso dirigir a Jorge Martínez en piano, Christian Esquivel en contrabajo, Dante Ascaíno en guitarra y Leandro Liuzzi en violín y dar forma al Damián Torres Quinteto que por estas horas estrena un disco, cuyo título ya tiene aires de declaración de principios: “Abriendo cancha”, integrado casi en su totalidad por músicas nuevas que surgen de las entrañas del grupo.
“Además de las dos obras que pertenecen a nuestro pianista Jorge Martínez (“Al parque de los deseos” y “Por un año más”), incluye una serie de composiciones de mi autoría, parte de las cuales vengo acumulando desde el año 2008, una de ellas (“Destino y milonga”) con letra de Dante Ascaíno, nuestro guitarrista e interpretada por el cantor Gustavo Visentín como artista invitado”, cuenta Damián en diálogo con El SUR, horas antes de la presentación oficial del material debut del nuevo proyecto, desde el que vuelve a replantearse desafíos y horizontes.
“El nombre del disco trata de ilustrar el concepto de inicio de un nuevo proyecto afirmado en la interpretación de música nueva compuesta para esta agrupación. La concreción de trabajar en formación de Quinteto es una materia pendiente que tenía desde hace tiempo. Abrirse cancha con la música de uno. Esa es la idea. Y no quiero dejar de mencionar que el nombre del disco lo encontró nuestro guitarrista Dante Ascaíno, luego de buscarle la vuelta a este concepto con pocas palabras”, dice.
- “Abriendo cancha” cierra con la participación de la violoncelista María Eugenia Menta, que se hace presente en la versión del tema “Recuerdo”, de Osvaldo Pugliese, al que se le une un pequeño arreglo extrapolado de “In my life” de Los Beatles. ¿Cómo entran los Beatles ahí?
- The Beatles forman parte de mi infancia musical, junto con la música de Astor Piazzolla. Aproximadamente a los 9 ó 10 años de edad, en casa de mis padres en Corral de Bustos, esa era casi la única música que escuchaba. Era lo que más me conmovía de manera extremadamente profunda. Diseccionaba cada disco que escuchaba. En esa infancia me poseyó la música para siempre y soñé con dedicarme a esto, a vivir de esto, disfrutar plenamente de la música. Y el tema cayó en el disco por una cuestión externa a la idea primaria del repertorio a grabarse. Resulta que el año pasado surgió el proyecto no concretado por entonces de tocar con el Quinteto, y otros grupos cordobeses, junto a la Banda Sinfónica de la Provincia y de los tres arreglos que tenía que escribir, uno era el de “In my life”. Como la idea que comencé a trabajar, fusionándolo con el tema B de “Recuerdo”, salió de un tirón, decidí incluirlo en el disco, ya que si bien no son temas que me pertenecen como compositor, los considero parte de mi vida.
- ¿En qué momento de tu vida te encontrás con el bandoneón? ¿Él te lleva al tango o es el tango el que te lleva al bandoneón?
- Terminé la secundaria en Corral de Bustos en 1994, y al año siguiente me fui a estudiar a Rosario (previo paso por Buenos Aires a un curso de ingreso para la carrera de Publicidad, que no funcionó). Como yo tocaba la guitarra eléctrica, decidí ir a estudiar guitarra clásica y violonchelo. Con el chelo tuve una efímera relación y gracias a un amigo que se había conseguido un bandoneón, me arriesgué a ver qué pasaba si me ponía a estudiar ese instrumento. Resultó que un año y algo después me puse de lleno a desenmarañar el intrincado laberinto de los teclados del bandoneón y abandoné por completo el estudio de la guitarra. Y fue el fueye el que me llevó al tango, sin duda alguna. Salvo la música de Astor Piazzolla, casi te diría que no estaba familiarizado directamente con el tango, ni a palos. Indirectamente sí, por mi casa. Mi viejo tocaba el contrabajo en un quinteto de tango en Corral de Bustos y tengo recuerdos de ir a escucharlo, y ahí estaba el tango, y ahí estaba el bandoneón en manos del Chuno Costa, que para mí era como la imagen de un Piazzolla corralense. Y porque aún en mi infancia el tango estaba en el aire; acompañaba a mi vieja a la verdulería y en la radio sonaba el tango, la gente silbaba tangos por la calle. Hoy es más complejo parar la oreja y sentir la brisa del tango en el aire, o de la buena música.
- De tu experiencia en Europa y lo que viste del diálogo entre el tango y el viejo mundo ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de mito? ¿A qué crees que se debe?
- En las oportunidades en que pude viajar por cuestiones relacionadas al trabajo, lo que yo vi relacionado con el diálogo entre el tango y el viejo mundo es una cuestión que está muy cercana a la danza en un altísimo porcentaje. La mayoría de los lugares donde trabajé en el exterior fueron ámbitos como milongas o shows donde la presencia de la danza es fuertísima. Más allá de que sea una música bailable, el desarrollo a través de la historia llevó al género a convertirse también en una música para escuchar, pero no se ve una tendencia a escuchar tango en el exterior, de la manera en que lo hizo Piazzolla. Más allá de la polémica que algunos manifiestan, de si la música de Piazzolla es o no es tango. Incluso, como en toda cultura foránea, los clichés suelen acomodarse donde prima el costado más ignorante del asunto. Me pasó en Gran Bretaña, por ejemplo, muchas veces escuché y vi como reaccionaba una persona que se enteraba que yo tocaba tango, haciendo ademanes a lo Rodolfo Valentino, con eso de la rosa entre los dientes. Pero, por otro lado, hoy en día tanto en el exterior como en nuestro país, con gente como Ramiro Gallo, por ejemplo, la cuestión didáctica y educativa del género se amplió muchísimo y de una manera muy seria, muy profunda y muy profesional, que está dejando muy buenas señales por muchos lugares. Seguramente se deba todo esto a que el tango es una música vastísima, técnica y expresivamente muy profunda. En general, las músicas populares de alto nivel son dignas de estudio y de desarrollo.
- Sos Director de la Orquesta Provincial de Tango, eso te pone en un lugar que permite observar cómo está el panorama del género en la actualidad. Me parece que hay una doble situación. Aquellos que no están atentos o no tienen acceso por los canales de difusión masiva piensan que el tango es como una expresión anclada en el pasado. Pero a la vez hace mucho tiempo que escucho hablar de “nuevo tango” y voy rejuntando nombres de artistas que buscan nuevas formas o recuperan aquellas tradicionales y las traen a nuestros días. ¿Cómo la ves vos?
- Justamente existe esta situación de ambigüedad con respecto al tango. Para muchos es una música de museo, pero no por ignorancia, sino por falta de opciones. La información vertida a través de los medios masivos se direcciona en su inmensa mayoría hacia lo más pobre de contenido que pueda existir. Esto no solo pasa en la música. Sucede en todos los órdenes. Por suerte, hay difusores que se resisten a ofrecer lo que dicta el mercado a rajatabla, como así también hay artistas que esquivan “la fórmula del éxito asegurado”, por decirlo de algún modo, y tienen un horizonte que les permite volar más alto, llegar hacia el oyente conmoviéndolo. Hay mucha gente proponiendo cosas nuevas, y por más que el apoyo mediático no sea el ideal, esta gente sigue su rumbo. Eso es importantísimo.
- En la misma línea que hablamos antes ¿Cuánto puede escaparse el tango de las calles porteñas? ¿Cómo es el tango alejado de las nieblas del riachuelo?
- Seguramente convivir con la ciudad que vio nacer y desarrollarse al tango es muy importante para interpretarlo. Pero creo también que el conocimiento y la expresividad se pueden adquirir de otras maneras y lograr acercarse de manera considerable a interpretar un género. También cambiaron las épocas. Antes el tango se respiraba en el aire, ahora el aire está más contaminado. Pero creo que basándose en el respeto, la investigación y el amor por el género, uno puede avanzar sin necesidad de mudarse físicamente a ninguna parte. No sé, tampoco es algo que me planteo. En realidad, no me planteo casi nada, casi nunca, ya que pienso poco en cuestiones conceptuales de lo que hago o de lo que sucede a mí alrededor. Soy más pragmático y vivo la música y el tango como una transferencia de energía constante.
- ¿Cómo es en Córdoba?
- En la ciudad de Córdoba hay gente que está haciendo cosas, tanto así como sucede en Buenos Aires o en Rosario. Conozco a varios artistas con diferentes inquietudes con respecto al tango y se ve cómo se va desarrollando en la ciudad. Lamentablemente también hay que buscar lo que se está haciendo porque, volviendo un poco a lo de antes, si los medios masivos se preocuparan por el ofrecimiento de opciones que no siempre tengan que ver con la fama, el dinero y el éxito, sería más viable para los artistas independientes llevar a cabo sus proyectos. Pero esas son las cartas que están tiradas sobre la mesa y hay que jugar con la mano que a uno le toque, resistiendo, aportando y por sobre todas las cosas, disfrutando.