Crónicas
Entrevistas
Actualidad
El Kiosco virtual
Reflexiones
Cultura
Música
Cine
Libros
Galería Magalú
Galerías multimedia
Quiénes Somos
Revista El Sur
Staff
Ediciones en papel
Suscripcion
La pelea por la sucesión
Sin re re para Bustos Fierro S.A.
Foto: A Bustos Fierro se le vencen los plazos para prorrogar su mandato como juez federal con competencia electoral de Córdoba.
El próximo 17 de enero concluye la prórroga que mantenía en su cargo al poderoso juez federal con competencia electoral de Córdoba.Sin consenso político y con poco capital para negociar una nueva designación, es casi un hecho que Bustos Fierro transita sus últimas semanas como juez, mientras se recalienta la disputa por ocupar su butaca.
Publicada el en Crónicas

Los plazos se le acaban. La última jugada no pareció haber prosperado.

Aquella estrategia de mostrar los dientes con el tema de las retenciones, algo tan esencial para la desahuciada economía argentina, no hizo más que endurecer las posiciones.

Por eso, con 87 años, todo parece indicar que se le acabó la cuerda al todavía poderoso titular del Juzgado Federal N°1 de Córdoba, el legendario Ricardo Bustos Fierro, el hombre que saltó a los titulares de los diarios nacionales, el 4 de marzo de 1999, fecha en la que no le tembló el pulso para firmar una medida cautelar que le permitía a Carlos Menem ir por la reelección que la propia Constitución le vedaba. Casi le cuesta el cargo, y desde entonces, muchos lo conocieron como “el juez de la re-re”.

Casi un cuarto de siglo después de aquel episodio, el próximo 17 de enero se vence la prórroga de su designación al frente de ese estratégico despacho en la torre de Tribunales Federales. El mismo que le permitió desde diciembre de 1993 acumular durante años un poder vertical y horizontal sin competidores, no sólo en la Justicia Federal de Córdoba, sino también en la provincial y en el ámbito de la política y el empresariado mediterráneo.

No habría impedimento para que renovara. De hecho, la normativa específica con claridad que estas designaciones por cinco años "pueden ser reiteradas mediante el mismo procedimiento". Es decir: Bustos Fierro podría pedir quedarse.

Pero para ello, en lugar de intentar transitar el procedimiento previsto por el reglamento, el Juez Federal N°1 eligió intentar negociar poniendo “el fierro sobre la mesa”, al darle curso en abril último al pedido de la Sociedad Rural para dejar de pagar retenciones vía una acción colectiva.

La lectura que motivó su insólita resolución favorable fue que Bustos Fierro buscaba jugar fuerte para luego negociar con el Ejecutivo una nueva prórroga. Y tan lejos llegó, que a su movida le hubiera faltado una sola instancia para lograr cerrarle al Gobierno el más copioso grifo de ingresos de la economía nacional.

Pero para desgracia de Bustos Fierro y los litigantes de la Sociedad Rural Argentina y de su filial de Jesús María, su maniobra de forum shopping se daría de frente contra una investigación de Revista El Sur en la que se logró documentar que el juez cordobés tenía claros intereses en la causa y debería haberse apartado desde el primer minuto.

Fue cuando este medio demostró que el hijo del magistrado, Manuel Bustos Fierro -quien comparte el mismo domicilio con su padre- se dedica a la producción agropecuaria, explotando 434 hectáreas de maíz y 403 de soja en el departamento Río Primero de esta provincia.

No había ningún problema con la actividad del hijo (quien conforma la sociedad La Pelusa S.A. junto a su primo y también sobrino del juez, Fernando Pedroni). El inconveniente aparece con la actividad del magistrado, quien al dictar una resolución favorable a la totalidad de los productores agropecuarios del país, beneficiaba con su resolución a su propio hijo y sobrino. Y por esa misma razón se debería haber corrido del expediente, pero se negó incluso hasta el día de hoy.

Tiempos vencidos

El procedimiento indica que, para aspirar a continuar en su cargo, el juez Bustos Fierro debería haber presentado hace rato un requerimiento ante el Ministerio de Justicia de la Nación, tal como lo prevé la Resolución 521-E/2017, aprobada en 2017 durante el gobierno de Mauricio Macri. De hecho, basándose en esa normativa, el 25 de octubre se publicó el listado de los magistrados que formularon el procedimiento para ser mantenidos en sus cargos, al menos por cinco años más. Esos solicitantes fueron:

-¿Y Bustos Fierro?

-No, hasta la fecha no ha llegado pedido de nuevo nombramiento.

Quien respondió con esa contundencia a la pregunta de este medio fue una altísima fuente del Ministerio de Justicia de la Nación, que se sienta en la mesa chica del ministro Martín Soria.  "En la práctica, tiene tiempo de solicitar la renovación mientras la misma se pueda tramitar y enviar al Senado durante el periodo ordinario de sesiones, antes del vencimiento del nuevo acuerdo", explicó la misma fuente, pidiendo estricto off the record.

En esa respuesta se deja entrever que los plazos están virtualmente vencidos. Porque ante una eventual solicitud de Bustos Fierro el procedimiento establece que el pedido debe ser publicado en dos diarios de circulación nacional, abriendo un plazo de 15 días hábiles (tres semanas) para la presentación de impugnaciones. A ello sigue la elevación de las actuaciones a Presidencia de la Nación. Y en caso de aceptarlo, el jefe de Estado debería remitir el proyecto al Senado, para que éste le de tratamiento durante el período de sesiones ordinarias (culmina el 30 de este mes) y suscriba el acuerdo.

¿Tiene tiempo para todo esto Bustos Fierro, en el caso de que quisiera retener su despacho durante cinco años más? En términos materiales, parece bastante claro que no. Pero en la práctica, si hubiera una voluntad política manifiesta, o en concreto, una bajada de línea desde muy arriba (léase Alberto Fernández, vía acuerdo político), esos requerimientos y plazos podrían eventualmente allanarse.

Ésta es la parte donde mejor encajaría aquella definición de la política como "el arte de lo posible". Porque no hay dudas de que la continuidad del magistrado más poderoso de la provincia sólo puede ser leída en esos términos: políticos.

Expectativa en La Torre

"Mirá, acá es un silencio absoluto sobre el tema. Nadie dice nada, pero todos están a la expectativa". La respuesta es compartida casi en voz baja por varios funcionarios judiciales de Tribunales Federales, donde casi que no hace falta formular la pregunta, porque está flotando, implícita, en los pasillos y juzgados: “¿Se sabe algo?” Con eso basta.

"La política siempre deja espacios grises para poder maniobrar de acuerdo a sus conveniencias", responde otra  fuente a modo de introducción de lo que está por agregar: "Si Bustos Fierro logra hacer que entre en el Senado en ordinarias o extraordinarias, se lo van a aprobar. Pero le queda muy poco tiempo, es casi un hecho que se va", completa.

Otra fuente, esta vez del otro lado de la barandilla y con larga experiencia litigando en el fuero federal, confirma la versión, aunque señala: "Todo parece indicar que se va. Pero sabemos que es un zorro viejo, lleno de mañas y siempre con contactos que le permiten sobrevivir. Por eso creo que si se va o si se queda, en cualquiera de los casos, estaremos ante una decisión de él, y no obligado por el contexto", señala el litigante, que pide -al igual que todos los que hablan sobre el juez federal N°1- que su nombre no sea revelado.

Quiénes se frotan las manos

Más allá de las especulaciones sobre una jugada de último momento, la sensación en La Torre es que Bustos Fierro está más cerca de la jubilación que de permanecer. De allí la enorme expectativa y tensiones por el nombre elegido para ocupar esa butaca: nada menos que el juzgado con competencia electoral, que debería tener nuevo timonel justo en 2023, año de elecciones múltiples.

El tironeo ha sido fuerte, en una partida que se jugó una estación clave a mediados de año, con la designación por parte del Senado de los jueces subrogantes, que son los que esperan listos en el banco de suplentes para ocupar ese despacho.

Y allí también surge otra controversia, porque uno de los aspirantes, Juan Pablo Salvay, muy cercano al macrismo y que habría sido el candidato respaldado por Bustos Fierro, no consiguió que su pliego fuera aprobado por el Senado.

¿El motivo? Salvay enfrenta una causa judicial en la que está imputado por robar documentación de la Fiscalía de Enrique Senestrari. La causa la impulsa el juez federal Alejandro Sánchez Freytes. Si bien todavía no está procesado, Salvay omitió revelar esta información ante el Consejo de la Magistratura, cuando participó del concurso y su particular “olvido” fue mal recibido por la bancada oficialista en la Cámara Alta, que decidió poner en stand-by la aprobación de su pliego.

Quién sí recibió el visto bueno fue Mariano Longarini, más cercano al actual oficialismo, cuyos pliegos ya fueron girados. Al menos en lo formal, Longarini sí estaría en condiciones de hacerse cargo del Juzgado Federal N°1 en calidad de subrogante, si así lo dispusiera la Corte, hasta tanto se designe un juez por concurso.

La otra alternativa es que el lugar de Bustos Fierro sea ocupado por alguno de sus pares en los otros juzgados. El propio Sánchez Freytes (JF2) o bien Hugo Vaca Narvaja (JF3). En ambos casos también sería de manera provisoria, hasta que se sustancie un concurso.

De las especulaciones que circulan hoy por Tribunales Federales, casi ninguna presume la continuidad del juez. De hecho, a raíz de su actuación en la causa de las retenciones, en la que claramente debería haberse apartado, sobrevuela todavía la posibilidad de que se presente un jury por haberse abocado a una causa en la que tenía a su propio hijo y a su sobrino como beneficiarios directos.

No parece ser una buena idea arriesgarse a un jury a los 87 años. Suficiente padecimiento tuvo en 2000, cuando a duras penas y por el voto de Guillermo Moliné O’Connor evitó la destitución que le hubiera correspondido por intentar habilitar el tercer mandato de Menem.

Está claro que en esta ocasión, Bustos Fierro tampoco se sometería a un jury, porque ya tiene tramitada su jubilación. Con apretar un botón se eyecta mágicamente hacia la órbita de los jueces retirados, donde lo espera una jubilación equivalente al 82% del actual 1,9 millón de pesos que cobra mensualmente y por los que no paga ni pagará el Impuesto a las Ganancias.

Aún con estos antecedentes y con un panorama que no le sería favorable, nadie sabe hacia dónde saldrá gambeteando el habilidoso Bustos Fierro, conocido por sus mañas, su cintura política y su poder. Por eso probablemente recién el mismísimo 17 de enero, cuando venza su nombramiento, el mundo judicial estará efectivamente en condiciones de afirmar, de modo fehaciente, que después de casi 30 años de juez, finalmente Ricardo Bustos Fierro se va.

Adolfo Ruiz
- Periodista -