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#LaCaidaDeOscarGonzález
El ocaso del Patriarca
Por | Fotografía: Diego Cabrera
Foto: Oscar González, el último patriarca del oeste cordobés.
La tragedia de las Altas Cumbres supone el principio del fin de la carrera política del último caudillo de Traslasierra. Icono del "cangurismo", González supo construir un poder casi total en su terruño y fue la tercera autoridad de la Provincia. Ahora pelea para no terminar sus días en Bouwer.
Publicada el en Crónicas

El 29 de octubre pasado Oscar González era legislador por el Departamento San Javier, presidente provisional de la Legislatura y tercero en la línea sucesoria según establece la Constitución de Córdoba. También fue ministro de varias carteras del gobierno de la provincia y ex funcionario de organismos claves del gobierno nacional durante el gobierno de Carlos Saúl Menem.

Ese día un presunto sobrepaso a otro vehículo en la ruta de las Altas Cumbres, a la altura de Niña Paula, ya en la bajada antes de llegar a Mina Clavero, resultó en un terrible choque de frente entre el BMW X1 que conducía el dirigente peronista y un Renault Sandero al mando de la docente Alejandra Bengoa, que murió de manera instantánea. Su hija de 14 años Marina y su amiga Alexa, estaban en el asiento trasero de la Sandero escuchando música en sus celulares. Era sábado por la tarde y tenían entradas para ver el recital de la banda de rock uruguaya ‘Cuarteto de Nos’, que tocaba en Espacio Quality a las 21. Las dos adolescentes sobrevivieron con gravísimas lesiones.

Todo el Valle de Traslasierra quedó inmediatamente conmocionado por la muerte de la docente -que alcanzó a gritar “hijo de puta” cuando vio el auto de alta gama que la embestía de frente-, y las heridas de las chicas. Pero también porque fue  el mandamás de la región quien quedó involucrado en el suceso. Y es que Oscar González es el dirigente peronista que opera para designar a los funcionarios judiciales, dirige la estrategia política electoral en cada municipio de San Javier y de los departamentos adyacentes en la región y dispone -a través del Centro Cívico del Oeste- el manejo de los planes sociales que genera el Gobierno de la Provincia. El organismo está ubicado en Villa Dolores y lo dirige su pareja, Cristina Vidal, desde donde le disputa la Municipalidad a los radicales de la familia Pereyra: primero a Juan, el padre, y ahora a su hija Gloria.

Todo lo relacionado con el poder en la zona está controlado por Oscar González, a quien casi nadie se atreve a mencionar en tono crítico. De hecho, está extendido el mote “OG” para nombrarlo sin nombrarlo, no vaya a ser que escuche.

Caer en desagracia

Casi inmediatamente después del accidente aparecieron pintadas pidiendo justicia en el ingreso del caserón de San Javier, conocido como el Castillo de la Condesa, que González compró hace un par de décadas y que está en manos de su ex esposa desde que el dirigente armó nueva pareja con Vidal y se mudó.

Desde el 29 de octubre comenzó a resquebrajarse el aura imbatible del dirigente peronista emblemático de Traslasierra. A los pocos días, dos legisladores de su propio bloque le pidieron la renuncia a la banca, cuando se conoció que González se manejaba con un carnet de conducir de dudosa legalidad y que el auto que conducía tenía la patente duplicada, dato conocido gracias a la denuncia de un hombre que vive en La Plata, provincia de Buenos Aires, que viene sufriendo las boletas de la Caminera, que serían generadas por el propio legislador. 

“Ahora cayó en desgracia y mucha gente se anima a cuestionar, a apuntar que era el que manejaba todo acá, se sacó el miedo de encima”, comenta un vecino de San Javier. Dice el hombre, desde el anonimato porque nadie come vidrio y tampoco es seguro que la causa judicial derive en una condena para el legislador que anule completamente su influencia, que se habla mucho de la compra de tierras por parte de prestanombres, incluso de la ex esposa y las hijas de González. “Es un atorrante, un zorro viejo de la política sucia. Acá algunos lo odian y otros lo quieren”, avisa.

Y recuerda cuando el legislador debió salir del pueblo marcha atrás en una camioneta en dirección a Yacanto, en 2018, cuando un grupo grande de vecinos fue a quejarse a la Municipalidad por un conflicto sobre el agua, que escasea en la zona, por lo que la disputa entre emprendimientos turísticos y conservacionistas aparece cada tanto.

Muchos reconocen las “manos” que da González, en tono paternalista, cuando hace falta algo para el pueblo o alguna institución, sea local o de la región. “No hay club que no haya recibido subsidio de la parte de la Provincia con la firma del Oscar”, explica el dirigente Federico Iribarren, tres veces candidato opositor a González en San Javier.

Ante revista El Sur, Iribarren dice que “el accidente saca a la luz lo que todo el mundo sabe que sucedía. Él es el patrón de todos los departamentos de Traslasierra: San Javier, San Alberto, Pocho y Minas. No hay juez de paz, directora de Paicor, lo que sea que no lo haya puesto él. Cuando un intendente pierde una elección o tiene algún problema se lo lleva al Gobierno provincial. Cuida su gente hasta que le hizo la cruz y se acabó. Así concibe la política, en términos de prebenda”.

Comienzos

En Villa Dolores, se recuerda cuando Oscar González se acercó al peronismo a fines de la dictadura cívico militar, cuando los partidos políticos comenzaban a organizarse para recuperar la democracia, después de la Guerra de Malvinas.

El militante del peronismo Mario Díaz rememora que “en el año ‘82 Oscar González me vino a buscar para armar la Mesa de Trabajo Peronista, junto a otros reconocidos militantes del partido. Él nunca lo había sido, pero siempre tuvo buen discurso y es muy inteligente. La vio, se dio cuenta que podía sacar provecho de hacer política. En esos tiempos no tenía un mango”.

Díaz arrastra una fuerte disputa con el legislador. Pero en los primeros años de militancia organizando el peronismo en Traslasierra, donde históricamente el radicalismo fue hegemónico, caminaron juntos el Departamento y viajaron varias veces a Córdoba “en un Peugeot 504 azul, para tener reuniones con Raúl Bercovich Rodríguez, con el Turco Julio Antún y el presidente del partido, que era Don Leonardo Obeid. Ahí nos hacemos amigos del Gallego De la Sota”. Y agrega: “como fuma bajo el agua, Oscar le vendió el auto y una pequeña clínica que tenía para invertir en la política”.

El ex ministro se había recibido de médico a fines de los ’60 con medalla de oro de la Facultad de Medicina de la UNC “pero a las apuradas, porque aprovechó a rendir materias cuando las facultades hacían paro, eran los tiempos de Cordobazo”, recuerda Díaz.

En 1987 González integró la lista de diputados nacionales que armó José Manuel de la Sota y llegó al  Congreso como representante cordobés. Primero integrado a la Renovación Peronista que tuvo fuerte interna con Menem y perdió las elecciones nacionales para designar candidato para el ’89, pero triunfando en Córdoba. Luego se sumó a las huestes de Menem con ayuda de la legendaria Leonor Alarcia, referente menemista provincial.

Menem lo hizo

Secretario de Estado de la Tercera Edad en el ese primer gobierno del peronismo neoliberal, González formó parte de la implementación del ‘sistema de redes’ que tercerizó la atención de PAMI, vaciando la obra social más importante de Latinoamérica. Ese mismo sistema sería implementado en el IPAM en la Provincia, con el recordado sistema de redes a colores, que tuvo vigencia hasta que asumió su primera gestión el gobernador Juan Schiaretti.

Durante la etapa Menem Presidente, entre el ’93 y el ’96, Oscar González estuvo en la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), trabajando con Germán Kammerath cuando se abría el mercado de la telefonía móvil. De allí deriva la relación que sirvió para desarrollar el camino de la alianza entre el peronismo y la Ucedé cordobesa, siempre liderada por Kammerath, ahora condenado por corrupción por hechos vinculados a su paso por la Municipalidad de Córdoba.

Militantes del espacio gonzalista en Villa Dolores, como el arquitecto y docente jubilado Luis Heredia, recuerdan al legislador como “el médico del pueblo, persona muy reconocida por su profesión, pero que encontró en el campo político dentro de justicialismo la oportunidad de comenzar a crecer y terminó siendo muy importante a la hora que José Manuel De la Sota ganara la primera elección, que con el acuerdo con Menem incorporó a Germán Kammerath en la vicegobernación”.

Cenit y tragedia

Si su carrera como funcionario provincial es tan prolífica como polémica, para los serranos González siempre fue el representante de Traslasierra ante el poder central de Córdoba.

Como jefe coordinador del gabinete del difunto gobernador De la Sota, es recordada su frase durante el llamado ‘narcoescándalo’, cuando en 2013, después del allanamiento a la Central de Policía -donde se secuestró cocaína que no estaba registrada-, dijo que la droga se utilizaba “para entrenar perros policiales”.

Su desliz verbal no fue obstáculo para que continuara su carrera como uno de los principales dirigentes del peronismo en Córdoba. Tampoco lo fue su lamentable papel como negociador oficial en el motín policial de diciembre de ese mismo año, cuando la falta de fuerzas de seguridad abrió la puerta a saqueos generalizados en la Capital provincial.

Con Juan Schiaretti como gobernador, González pasó a ocupar su escaño en la Legislatura, dando garantías de que un proyecto de ley oficialista no tendría problemas en ser aprobado. Cara pétrea, casi una esfinge del cordobesismo, a un mes del choque salió a dar batalla en la opinión pública (ver página 10) en una radio que los serranos le adjudican como propia.

Para Heredia el problema principal es que “el andamiaje político hoy ha implosionado.  Los que integramos este espacio político tenemos que hacer un esfuerzo de reconfigurar la situación. El año que viene se resuelve lo provincial, lo municipal y lo nacional. Y es un momento crítico donde no queda mucho margen para profundizar dificultades”.

“Los tiempos electorales corren, no tenemos muchas definiciones de fechas. La figura de Oscar González es una brasa caliente muy difícil de sostener desde lo público. Necesariamente no va a poder participar de ninguna decisión, porque se tiene que hacer cargo de algo mucho más vital: su vida y su situación legal”, agrega el dirigente peronista.

Mientras la interna estalla, operadores de prensa apuntan que Llaryora estaría detrás de los legisladores que pidieron su renuncia y la Legislatura cambió los pedidos de expulsión por una suspensión hasta tanto se resuelva su situación judicial (sic). Un ámbito –la Justicia- en el que González siempre jugó de local y no dudó en aceptar cuatro vehículos adjudicados por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), pese a que –como integrante del Jury de Enjuiciamiento- tendría que haberlos juzgado ante una eventual inconducta y/o delito.

Con 74 años, la vertiginosa carrera política de González encontró un inesperado y brutal escollo en el choque de las Altas Cumbres y los familiares de las víctimas intentarán que termine sus días en Bouwer (ver páginas 6 a 10). Su discurso edulcorado e institucionalista contrasta con el testimonio de la chica de 15 años que quedó parapléjica y le pidió a la fiscal que lo meta preso.

El patriarca de Traslasierra enfrenta el capítulo final de una serie que aún se está guionando.

Guillermo Posada
- Periodista -